Un exintendente herido de un disparo en la cabeza y su esposa asesinada mientras descansaban en su vivienda de Santiago de Liniers, abrió un abanico de hipótesis en las primeras horas de conocido el caso. Se hablaba de un posible robo, o un femicidio seguido de intento de suicidio. La historia tenía un trasfondo aún más dramático, puesto que el hijo de ambos fue señalado como el autor. El joven actualmente está a días de cumplir 21 años y será juzgado por el crimen de su madre y el ataque a su padre.
El Juzgado de Instrucción 1 de Eldorado a cargo del magistrado Roberto Horacio Saldaña, firmó el requerimiento de elevación a juicio efectuado por la fiscalía contra Pablo Arnoldo Schoenfisch. El expediente fue remitido al Tribunal Penal de Eldorado donde el joven enfrentará la acusación por los delitos de: “homicidio calificado por el vínculo y por haberse cometido con alevosía agravado por la utilización de arma de fuego cometido en perjuicio de Faustina Antúnez y homicidio calificado y por el vínculo en grado de tentativa cometido en perjuicio de Arnoldo Schoenfisch”.
Las pruebas recabadas durante la etapa de instrucción señalaron que entre las 3.40 y las 4.30 del 14 de mayo de 2020, Pablo Schoenfisch (quien se encontraba junto a su abuela a quien cuidaba esa noche) se dirigió a la casa de sus padres mientras ellos descansaban en la habitación. Se calzó unos guantes de lana y le disparó con un revólver Smith & Wesson calibre 38 a Faustina en la sien. Su padre se despertó al oír el estruendo y en ese instante fue herido en la cabeza por un disparo de la misma arma. La lesión era grave, salvó su vida pero le afectó el nervio óptico al punto de perder la visión.
Pablo dejó el arma en el suelo y volvió a la casa de su abuela donde guardó los guantes en un cajón y se acostó a dormir. A todo esto Arnoldo llamó por la ventana a su hermano que vivía en una casa cercana. Cuando llegó le habría expresado “Pablito se mandó una macana”.
Llegó la policía y comenzaron las pericias y averiguaciones. A Pablo lo vieron muy frío cuando hablaba con sus parientes y amigos acerca de la muerte de su madre.
Por otra parte los investigadores supieron que el matrimonio no tenía ninguna enemistad manifiesta con nadie, tampoco les habían robado algo en esa oportunidad. En las horas posteriores al hecho el imputado había intentado desviar la atención al mencionar que podían haber sido “los paraguayos de allá abajo”.
Y los investigadores supieron a través de diálogos con el entorno familiar que Pablo tenía una mala relación con ellos. Se había vuelto rebelde y le habían prohibido el uso del automóvil, de la moto, del cuatriciclo y en cierta oportunidad le quitaron el celular. A la empleada doméstica le mencionó que iba a matarlos, según se supo.
Y un testimonio fundamental, vertido por un familiar que fue a verlo a la comisaría donde estaba detenido. Allí Pablo habría respondido con un “sí” cuando este le preguntó si fue él el que les había disparado.
Pericias
Un pantalón y un par de guantes fueron sometidos a pericias solicitadas en la provincia de Chaco. Las pruebas de absorción atómica confirmaron que las prendas de Pablo tenían restos de pólvora producto de disparos.