En la primera línea de combate en la región de Donetsk, Ucrania, el misionero Maximiliano Barrientos, un piloto de drones de 32 años, se encuentra en una batalla que va más allá de las armas convencionales. Desde hace menos de dos meses, Barrientos ha estado ofreciendo sus servicios en el Escuadrón Valkiria, un batallón independiente que defiende el territorio con recursos limitados y una voluntad inquebrantable.
“Me encontré con gente que ata los drones con cintas y alambres, y que busca instructivos en YouTube para mejorar su performance”, relata Barrientos al portal Infobae, describiendo la cruda realidad que enfrenta en el frente de batalla. “Estamos a cinco kilómetros del enemigo”, agrega, subrayando la cercanía constante al peligro que caracteriza su día a día.

La presencia de Barrientos en el conflicto no solo ha sido notable por su experiencia como piloto de drones, sino también por introducir un elemento cultural inesperado: el mate argentino. “Cuando empecé a tomar mate, todos pensaron que era un narcótico porque yo comía y dormía poco y siempre estaba energético y despabilado”, comenta entre risas. “Pero cuando les hice probar el mate, quedaron fascinados. Ahora, un kilo de yerba no me dura ni cuatro días“, añade con una pizca de ironía.
La participación de Barrientos es parte de un esfuerzo más amplio que involucra a otros argentinos que se dirigen al conflicto, muchos de ellos enfermeros y doctores. Además, han recibido un impulso de solidaridad internacional, con la entrega de 10 drones por parte de una pareja que trabaja con impresiones 3D.
Sin embargo, Barrientos enfatiza que la guerra no es para todos. “El frío que hace acá, las carencias que pasamos y los bombazos que te pegan a poca distancia no son para cualquiera”, advierte. “Moralmente es desgastante”, agrega. No obstante, reconoce la importancia y utilidad de su labor como piloto de drones. “No es tan peligroso como estar en la primera línea de combate, pero es mucho más útil porque consiste en buscar al enemigo con una mira telescópica y destruirlo”, concluye.