La aplicación para celulares que permite abonar el boleto para usar el transporte público en la zona metropolitana complica y pone en desventaja a diversos grupos sociales, en especial a las personas con dicapacidad, ancianos y niños (estos últimos mayores de 5 años, edad límite permitida por ley para viajar gratis).
Con respecto a los incluidos en el primer grupo (personas con discapacidad), si pierden la tarjeta o se les deteriora por algún motivo, ya no pueden gestionar un nuevo plástico. Deben instalar la aplicación de la billetera virtual Servicios Urbanos (SU) en sus celulares.
Lo que no fue tomado en cuenta a la hora de aprobarse la nueva forma de pago, es la gratuidad del boleto para su acompañante. Anteriormente, con el CUD esa persona podía ser indistinta si pagaba con la tarjeta, pero ahora, si debe abonar con la aplicación, el sistema no está preparado para que el acompañante siga siendo indistinto, sino que obliga a registrarse a una sola persona; mientras que en la realidad viajan ya sea con un miembro de su familia o con su acompañante terapéutico.
“Descubrimos los escollos que deben superar una persona con discapacidad y su familia cuando pierde su tarjeta SUBE, que es lo que le pasó a mi hijo. En nuestro caso, más allá de que ahora debe contar con un celular para bajar la app y demás, nos dijeron que su acompañante solo puede mantener la gratuidad siempre y cuando se baje también la aplicación, se registre y sea siempre la misma persona quien lo acompañe a todos lados. Cuando lo haga otra debe pagar el boleto, siendo que es su derecho por ley que quien sea acompañante tampoco lo abone”, contó a PRIMERA EDICIÓN Elena D., una usuaria que pidió ser identificada con un nombre de fantasía por temor a represalias, y con cuyo hijo con discapacidad pasó por diversos calvarios antes de obtener una solución individual, sin que se haya tomado una decisión que abarque y beneficie a la mayoría en su misma situación.
“Nadie pensó en ellos al momento de cambiar la modalidad. Siempre pasa lo mismo: se olvidan de una parte de la sociedad. Lo mismo pasa con los ancianos, quienes no saben usar una app de celular para utilizar el servicio de transporte público”, cuestionó la usuaria.
“Mi hijo tenía una tarjeta SUBE habilitada que le permitía a él y a un acompañante viajar gratis, pero se le extravió. Cuando intentamos gestionar la nueva, no se pudo, más allá de tener que bajar la app para abonar con QR; además de que no es inclusivo, porque no todos tienen un celular o no saben cómo usarlo para pagar el boleto. En nuestro caso no fue un inconveniente, más allá del padecimiento que nos tocó vivir. Sin embargo, el otro escollo fue mucho peor, porque para que alguien lo acompañe y pueda mantener el beneficio del boleto gratis sólo puede ser un acompañante individualizado. Es decir, se le baja el QR a esa única persona para que lo pueda acompañar, cuando anteriormente era indistinto”, se explayó.
“Su carnet de discapacidad fue extendido con acompañante, como lo establece la ley, pero resulta que como no se emite más el plástico no se pensó en cómo resolver una situación como la que nos tocó atravesar antes de que surjan los problemas: permitir que el discapacitado y que quien lo acompaña en el colectivo también viaje gratis como es su derecho”, enfatizó.