Se multiplican las quejas entre decenas de familias rurales asentadas en las colonias a lo largo de la ruta provincial 208, que une Cerro Corá con Cerro Azul, porque la única línea de colectivo, perteneciente a la empresa Nuestra Señora del Rosario propiedad del Grupo Z, dejó de funcionar a principios de 2020, con la excusa de la pandemia y “nunca más se reactivó”, denunciaron a PRIMERA EDICIÓN después de haber agotado todas las instancias legales a su alcance.
En los últimos tiempos, la respuesta de la siempre polémica prestataria, había sido que los caminos “no estaban aptos para la circulación de las unidades” e inclusive negó ante la Subsecretaría de Transporte, Puertos, Aeropuertos y Redes de Comunicación haber estado inactiva desde la fecha denunciada.
Así lo confirmaron a este Diario fuentes oficiales de ese organismo público, de donde la respuesta a la consulta sobre esa problemática fue que luego de la pandemia se retomó el servicio y que éste, simplemente, “no se estaba realizando estos últimos días por el estado de la ruta”.
“Se hicieron pedidos para arreglarlos y si bien no están óptimos, la empresa se comprometió a retomar el servicio entre hoy (por ayer) y mañana (por hoy)”, fue la respuesta oficial. Sin embargo, ayer, hasta el cierre de esta edición del colectivo no hubo noticias y mucho menos servicio.
“Aislamiento”
Los vecinos que dialogaron con este Diario, personas muy sufridas de las colonias Campiñas 1 y 2, Villa Venecia, Las Quemadas, Tacuaruzú, Arroyo Tomás, Güemes, Alberdi y Colonia Alemana, entre otras de los municipios de Cerro Corá, Andrade y Cerro Azul, describieron sólo algunas de las graves complicaciones de “vivir en aislamiento”.
Graciela Daneluk, relató la dura vida de un vecino de Villa Venecia, que recorre 30 kilómetros a pie con una sonda en la mano, fue operado de cáncer de próstata, y tiene que llegar al hospital de Cerro Azul para su tratamiento. Un taxi le cuesta por encima de los $6.000.
En el caso de los niños de esos parajes solo pueden ir caminando a la escuela y los maestros tienen que arreglarse por su cuenta para llegar a sus lugares de trabajo. Para ir al supermercado y surtirse, con suerte con la compra del mes, tienen un costo de alrededor de $4.000 a $6.000 pesos.
Todos quieren un colectivo que pase por lo menos una vez al día de lunes a sábados y pagar el boleto con dignidad.
“Pedimos que nos saquen de este aislamiento, pero que los grupos políticos busquen beneficio a costa de nuestro reclamo”, pidió otro colono afectado, Daniel Correa.
Pedidos desde las instituciones
Después de tanto tiempo sin el colectivo, que siempre pasó de lunes a sábados con una sola frecuencia (ida y vuelta) por la ruta 208, conocida como la “ruta J”, hubo varias presentaciones de parte de funcionarios municipales e inclusive legisladores provinciales ante la empresa y ante la Subsecretaría de Transporte para que intervenga y dé curso al reclamo.
De hecho, en la Legislatura misionera, el diputado mandato cumplido, Isaac Lenguaza, presentó y fue aprobado un proyecto de comunicación para que se informe porqué el Grupo Z había suspendido el servicio y también el pedido para que se lo habilite nuevamente.
En todo este tiempo los vecinos naturalizaron que el micro no retomaba el recorrido, por la pandemia, pero al ser servicio esencial el transporte público nunca estuvo restringido. Ahora la excusa son los caminos, pero lo único cierto es que estos colonos llevan aislados tres años.