Por: Rocío Gómez
Como en todos los aspectos de la vida, una decisión va siempre acompañada de un compromiso. En la tenencia responsable de las mascotas, la premisa es la misma. Es ese compromiso el que permitirá afrontar alguna problemática de salud o de comportamiento, con la responsabilidad que requiere la situación. Esa es una de las principales definiciones que le dio a ENFOQUE la médica veterinaria Erika Jensen, especialista en etología.
Erika estudió veterinaria en la Universidad Nacional del Nordeste, en Corrientes; y luego viajó hasta la Universidad Autónoma de Barcelona, en España, para hacer la especialización en etología, rama que estudia el comportamiento de los animales, en este caso, domésticos. En su consultorio charló con ENFOQUE sobre las principales características de los comportamientos problemáticos en mascotas y, entre otros temas, hizo un análisis sobre la exposición de las mascotas en redes sociales. “Siempre tenemos que tener presente que son otra especie”, remarcó.
Los animales domésticos conforman una manada con la familia que los recibe. “En el caso de los perros, que descienden de los lobos, nosotros somos parte de su grupo y forman lo que se llama manada familiar o familia multiespecie, una familia conformada por distintas especies. El gato es más territorial, pero también forma esa manada”, explicó la profesional.
Muchas veces, en esta convivencia, pueden surgir problemas de comportamiento o conductas indeseadas que se pueden modificar o tratar. “Puede aparecer agresión, o ansiedad, como en el caso de esos perros cuyos dueños se van a trabajar y se quedan llorando o aullando. Esas son ansiedades por separación. Esta fue una patología muy común después de la pandemia, porque durante un tiempo importante estuvimos en nuestras casas y de hecho se adoptaron muchos cachorros en esa época y, de repente, nos fuimos y se quedaron solos y eso les genera mucha ansiedad”, explicó Erika.
En esos casos, “hay un montón de cosas que se pueden tratar, que se pueden corregir, para que ellos la pasen mejor y para que nosotros también estemos más tranquilos”.
De todas maneras, hay ciertas conductas que son normales en las mascotas, pero que se vuelven indeseables en esa convivencia de familia multiespecie. “Tienen actitudes diferentes a las nuestras. Por ejemplo, la agresividad es una conducta normal en ellos, porque usan conductas agresivas para su desenvolvimiento y organización social en la manada pero para la convivencia del día a día con nosotros no son aceptadas, pero son conductas normales”, señaló.
En un primer momento, antes de dar un diagnóstico, es importante distinguir entre problemas de comportamiento, como la agresividad o el marcaje (hacer pis por toda la casa) de las patologías de comportamiento como la depresión, ansiedad, hiperapego, o hasta trastornos obsesivos compulsivos (TOC), patologías similares a las de un humano.
Es por ello que, ante conductas que no son las tradicionales, siempre es importante consultar. “Es un encuentro un poco más extendido que una consulta clínica. Esperamos que el propietario cuente un poco la rutina de la mascota, cuánto tiempo duerme, cómo y dónde come, dónde hace sus necesidades… Hay un montón de síntomas y signos que nosotros vamos recabando durante la consulta para arribar a un diagnóstico”, explicó la médica veterinaria.
“No es necesario ir hasta el ambiente donde vive la mascota. De hecho se suelen hacer consultas virtuales, durante la pandemia hemos tenido pacientes del interior de la provincia, atendidos por videollamada”, señaló.
Para asumir este compromiso, es necesario saber que tener una mascota conlleva responsabilidad. “Cuando vamos a adoptar, ya sea un perro o un gato, tengo que preguntarme cómo me voy a manejar, cómo voy a hacer, qué tiempo tengo, qué lugar, si estoy afuera todo el día… Tomar consciencia de que son nuestros compañeros de acá a 10 – 15 años. Tener en cuenta el espacio disponible, porque si es un lugar chico ellos la pasan mal y así empiezan los TOC porque son perros aburridos, que empiezan a lamerse las patas o a autolesionarse porque están todo el día sin actividad en un lugar chico. Si voy a ir a trabajar y estar afuera de mi casa entre 8 – 10 horas, hay que tener en cuenta que el perro es un ser social, en esos casos mejor es adoptar un gato. Hay muchas patologías que se pueden prevenir ya tomando conciencia a la hora de adoptar”, explicó Erika.
“Hay muchas patologías y la consulta por comportamiento es una que dura más o menos una hora porque se recaban un montón de datos, es mucho más extensa que una consulta clínica”.
Una vez realizado el diagnóstico, el propietario se lleva tarea al hogar. “Los que más trabajan son los dueños, que tienen que cambiar ciertos hábitos, a veces simples como darle de comer después de que comen todos, por ejemplo. Luego hacemos visitas periódicas, entre 20 – 30 días como para que sea una guía, pero los que trabajan son los propietarios”.
Es en estos casos donde debe primar el compromiso. “Se necesita el 100% del compromiso del dueño. Primero que tenga ganas de tratar, porque hay veces que la solución es simple, pero el dueño no lo quiere hacer, como castrar en casos de marcaje. O cuántas personas abren una puerta, sacan un perro, abren la otra, sacan el otro y se manejan así. Lo principal es que el dueño tenga ganas de tratar, y que se comprometa con el tratamiento y las visitas periódicas”, explicó.
Tener una mascota es un compromiso y “hay que asumirlo como tal. Muchas veces vienen a la consulta porque mordieron a alguien o porque la vecina les dice que aúlla toda la mañana. Es decir, obligados por esas situaciones”.
Pero Erika también destacó que, cada vez, hay mayor compromiso. “Antes venían más con problemas de agresión, pero ahora cada vez la gente se preocupa por el bienestar de su mascota”.
Las mascotas como “hijos”
En los últimos tiempos ha crecido la idea de pensar a los perros o gatos como hijos. Para Erika “hay que respetar y saber que es otra especie que tiene necesidades y un lenguaje distinto”.
Uno de los consejos es “no humanizar” porque “ciertas cosas que ellos hacen sin querer nosotros interpretamos de otra manera y ahí vienen los conflictos. Ellos forman parte de esta manada familiar y a veces tienen jerarquías. Cuando sienten ese lugar de privilegio dentro de la manada, la única forma de mantenerlo es con la agresión. Esa es su forma de comunicación, entonces tenemos que entender que es otra especie y que debemos respetar y saber que se comunican diferente a nosotros”.
Es más, en las redes sociales, para generar contenido, se suelen hacer videos con perros y gatos. Para Erika también debe ser con respeto. “No son humanos pequeños, es otra especie y si entendemos y respetamos eso, todo es bienvenido en las relaciones”.
“Antes el perro estaba afuera y se le daban las sobras de comida… Pero cada vez sabemos y aprendemos más. La idea es convivir de la mejor manera posible y que sea placentero para ellos y para nosotros también”.
Sobre razas
Otra de las principales inquietudes es sobre qué razas son “buenas” y cuáles son “malas”. Jensen explicó que se habla de razas “potencialmente peligrosas” y que, en ese tipo de desenvolvimiento hay “un 20% de genética y un 80% de crianza”.
Erika señaló que lo ideal es que, al nacer, pasen tiempo con su madre y hermanos. “Lo ideal es un destete tardío, en cualquier tipo de raza, pero principalmente en las de tamaño grande. Esperar al menos 60 días, lo cual es difícil con los criadores que a veces a los 30 días los dan en adopción y eso es una locura, porque con la madre aprenden autocontrol, la mordida, el lenguaje corporal. Parece mucho tiempo pero para ellos es fundamental”.
Pasa que la cuestión principal en los perros es el tamaño de la mordida. “Los perros mayores de 20 kilos tiene una fuerza de mandíbula lo suficientemente poderosa para generar daño”, es por ello lo importante de la socialización en los primeros meses de vida, principalmente en las razas más grandes con una mordida más importante.
“20% no es poco pero si lo crías bien ese 20% se diluye”. ¿Y qué es críar bien a un perro? “La etapa de socialización es fundamental. A partir de los dos meses y medio sacarlo, dar una vuelta a la manzana, andar en auto, socializar con chicos, con personas grandes, que esté con otros perros. Si lo habitúas y tenés un perro socializado, no vas a tener problema”, remarcó la profesional. “Pasa con los perros de la calle, que son súper socializados, no son agresivos. Es porque están habituados y permanentemente con estímulos diferentes”, agregó.
La intención es dejar una marca en esas primeras etapas del perro, en este caso. “Se conoce como período crítico. Es lograr que ellos se encuentren con aquellas cosas con las que se van a encontrar en el futuro. Que vayan al parque, que vean chicos, ir a la casa de un familiar o un amigo y llevar al cachorro para que se empiece a habituar y a socializar. Lo comportamental es básicamente prevención. Si educamos bien, tendremos cachorros bien educados que no serán agresivos”, cerró.