Casi heladas, como el tiempo que tuvo ayer la ciudad capital, quedaron las negociaciones entre los efectivos que protestan frente al Comando Radioeléctrico desde hace hoy 12 días.
La jornada 11 del acampe tuvo una particularidad: hubo un cruce de los supuestos negociadores enviados por el Gobierno sobre las versiones de contra ofertas oficiales y una rotunda negativa de la Casa de Gobierno en haberlas hecho en la noche de ayer.
Es que el “teléfono descompuesto” que existe entre los delegados de los manifestantes, se terminó de profundizar al no haber miembros del Gabinete provincial al frente de las conversaciones.
Ayer, además del ya conocido comisario Mario Gentile, al que relacionan directamente con el jefe de la fuerza, Sandro Martínez, hubo otros retirados de la Policía y hasta un exministro acostumbrado a conflictos de estas características, al que un grupo de delegados le pidió mediar para intentar encontrar una salida.
Un grupo más duro
Por el tiempo transcurrido y las diferencias de criterio entre los de mayor antigüedad con los más jóvenes, se manifestaron en la última conversación que encabezaron Ramón Amarilla y Germán Palavecino, en la asamblea pasadas las 18 horas de ayer, donde ese grupo de postura más dura, propuso “ir hasta las últimas consecuencias para no pasar otra noche a la intemperie”. Fue entonces cuando se encendieron los motores de varios patrulleros (entre tres y cuatro), que salieron de la zona del acampe con rumbo desconocido.
La primera versión fue que se tomaría el edificio de la Jefatura de la Policía, en Azara y Santiago del Estero, la cual fue cerrada y el Grupo de Operaciones Especiales se alistó para la seguridad del predio que ocupa una manzana, donde funcionan diferentes divisiones.
Finalmente, se supo por un video filmado por los propios protestantes, que ingresaron los autos oficiales por el centro posadeño, subieron la plaza 9 de Julio por la peatonal de Félix de Azara, frente a la Casa de Gobierno, con un final que desató mayor polémica y provocó que las negociaciones estén en punto congelado.
Desde la Gobernación pidieron investigar si los estruendos que se escuchan en la filmación que ayer se volvió viral se trataron de tiros con escopetas que portaban los policías, lo que -además de un grave episodio institucional y de seguridad- daría por cerradas las puertas a un reencuentro con los delegados.
“El solo hecho de insinuar que se trató de una balacera, es un grave atentado que pasó todos los límites democráticos”, advirtieron a PRIMERA EDICIÓN fuentes oficiales consultadas sobre el hecho.
Tras la polémica caravana, el vocero Ramón Amarilla admitió en declaraciones a medios nacionales y provinciales que “tratamos de no complicar más la situación, pero no los pudimos sujetar”.
“La gente ya no aguanta más”, justificó al respecto y sostuvo que “hoy teníamos la esperanza de que este mediodía iban a tratar el tema de la Policía y los docentes y ver cómo resolverlo, pero no tuvimos ninguna respuesta en todo el día y la gente está perdiendo la paciencia”.
El delegado Amarilla aseguró que a sus pares “les hemos llamado a la reflexión de que ese no es el camino, pero no los pudimos sujetar. Tratamos de no empeorar las cosas, de no complicar más la situación, pero el Gobierno tampoco nos da un aliciente de decir vamos a sentarnos a acercar posiciones”, lamentó.
“Hay un grupo de gente que está muy eufórico pero no hay división”
¿FUERON TIROS? En el video que grabaron los propios policías y que se hizo viral, se escucharon estruendos cuando pasaron frente a la Gobernación.“Tratamos de no empeorar más la situación pero el Gobierno no nos da un aliciente para sentarnos y resolver esto”, lamentó el vocero Ramón Amarilla, en medio de la noche pero tensa fría que se vivió ayer en el acampe policial.
El representante de la protesta reiteró que “la gente está sufriendo en las veredas, el Gobierno no está atendiendo las necesidades del pueblo”. Sobre las negociaciones con el comisario Mario Gentile, reveló que le pidieron mediar con el Jefe de la Policía para que “esto no sea un desorden total y que trate de acercar a las partes y sentarnos para resolver, destrabar la situación que lleva muchos días”.
Amarilla fue rotundo al asegurar que no acompañan la toma de la Jefatura: “Por supuesto que no, no podemos avalar eso. Nuestro reclamo está acá, es legítimo por el salario. No sirve movilizarnos a otro lado y ya dijimos lo que pretendemos tanto a los medios como a las autoridades. Pero ellos, por el Gobierno, están cerrados”.
En lo que pareció una amenaza por dar un paso al costado, frente al grupo más duro que pretendió profundizar el reclamo, Amarilla reveló: “Con Germán (Palavecino) ya dijimos que, si no podemos resolver esto, vamos a dejar que decidan ellos, son personas grandes”.
Negó divisiones al asegurar que “la tropa tiene el mismo norte” aunque admitió: “hay un grupo de gente que está muy eufórico”.