Transcurridos ya dos meses de este turbulento 2024, recién ahora comienza “en serio” el año. Instalado está en el imaginario colectivo que marzo es el “inicio de curso”, no solo por la vuelta a clases tras el receso estival sino también porque se retoma a pleno la actividad legislativa, al menos a nivel nacional, en muchos distritos (aunque Misiones lo hace en mayo) y en la mayoría de los municipios.
Como es tradición, el pasado viernes se abrió el período de sesiones ordinarias en el Congreso nacional, con un encendido discurso del presidente Javier Milei que ya ha sido ampliamente analizado en estas páginas. No obstante, en un año atípico, las clases de recuperación comenzaron mucho antes, con sesiones extraordinarias, la caída del polémico proyecto de Ley Ómnibus y oleadas de decretos de necesidad y urgencia, como expresión del modo de gobierno en el que más cómodo se siente el nuevo inquilino de la Casa Rosada.
Muchas cuentas pendientes quedan en la mochila del Gobierno nacional en este inicio de curso: la inflación por encima de los dos dígitos, la drástica y sostenida pérdida de poder adquisitivo, el crecimiento de la pobreza… muchas faltas que no se justifican solo con la alusión a “la herencia recibida”.
Otra materia pendiente, en este caso para los posadeños, es el sistema de transporte urbano. Parece que el área de Movilidad Urbana no hizo los deberes y, a pesar de llevar ella misma la materia a marzo, se “durmió” durante el verano y no resolvió el problema generado con el final anunciado de la concesión del servicio a Bencivenga. Resultado: una “solución de emergencia” a cargo de una de las firmas del Grupo Z, cuyas deficiencias indignaron aún más a los sufridos usuarios.
Este lunes, con el masivo traslado de alumnos a sus respectivos centros educativos, será una prueba de “fuego” para el sistema. Ojalá se dé, pero las chances de alcanzar aunque sea un aprobado son ínfimas.