Los economistas están percibiendo que para fin de año habrá un escenario de cotización de dólar más controlado, pero anticipan una inflación cada vez más alta respecto a lo esperado tiempo atrás. Un mix que indica un desfasaje evidente entre estas variables, que puede ser “explosivo” para la economía.
Es que el Gobierno se encuentra “anclando” la cotización del tipo de cambio para evitar una mayor suba de precios, en plena previa electoral. Por lo que esto va generando un atraso cambiario que, en época de escasos ingresos genuinos de divisas, es un combo “poco recomendado”, según detallan los expertos consultados por iProfesional.
La lógica indica que si se atrasa demasiado al valor del billete estadounidense, en algún momento el mercado va a acomodar este “desacople”, tal como le ocurrió, por ejemplo, en el 2018, al gobierno de Mauricio Macri, con una voraz devaluación.
Claro, la diferencia es que ahora existe un profundo cepo al dólar, que puede contener algunos “resortes” de la economía, para evitar que se desbande la plaza cambiaria, tal como ocurrió en aquél entonces.
Las “alarmas” ya están sonando con el incremento de los últimos días del valor del billete informal (blue), que ya tocó la cifra más alta del año al llegar a 174 pesos.
Los desequilibrios macroeconómicos se van a reflejar más en la brecha que en el tipo de cambio oficial. En la medida que se atrase mucho el dólar oficial y la suba de los dólares libres no pueda ser controlada por completo por la intervención del Banco Central y otros organismos oficiales, se va a ampliar la brecha, como pasó a fin del año pasado o el último abril”.
Pablo Repetto, director de la consultora GRA de Gabriel Rubinstein
En números, hoy el tipo de cambio mayorista se ubica más lejos que el dólar libre, y de acuerdo al informe de junio de FocusEconomics, realizado entre más de 40 analistas extranjeros y nacionales del mundo de las finanzas, el consenso es que tendrá una cotización para fin de año de 114,47 pesos.
De hecho, la tendencia general indica que está disminuyendo en sus pronósticos el valor esperado para diciembre, debido a que en el informe de enero pasado se aguardaba un valor de 128,05 pesos. Es decir que en las estimaciones actuales para fin de 2021 se redujo unos 14 pesos.
Es decir, se está proyectando para todo el corriente año que el tipo de cambio avanzará 36%, unos tres puntos porcentuales menos que en el informe anterior.
La distorsión se produce en el sentido de que la devaluación prevista para todo 2021 es unos 12,4 puntos porcentuales menos que la estimación de inflación (48,4%), cifra que viene aumentando en sus proyecciones mes a mes.
Qué escenario prevén expertos
Ahora bien, la incertidumbre del mercado pasa por conocer qué ocurrirá con esta distorsión cada vez más grande entre dólar planchado e inflación elevada, y la amplia brecha cambiaria.
Pablo Repetto, director de la consultora GRA de Gabriel Rubinstein, considera que la divergencia entre dólar e inflación “se va a mantener por varios meses. Por lo menos, hasta las elecciones, e incluso hasta fin de año. Con el dólar corriendo por debajo de la inflación”. Así, prevé un dólar subiendo “bastante más lento que la inflación”, donde a partir de septiembre se acomodarán ambas variables a una tasa de 2% a 2,5% mensual.
Para que el tipo de cambio real argentino no se deteriore tanto también ayudó el contexto de los últimos dos meses, donde las monedas emergentes se apreciaron, en especial el real de Brasil.
“Los desequilibrios macroeconómicos se van a reflejar más en la brecha que en el tipo de cambio oficial. En la medida que se atrase mucho el dólar oficial y la suba de los dólares libres no pueda ser controlada por completo por la intervención del Banco Central y otros organismos oficiales, se va a ampliar la brecha, como pasó a fin del año pasado o el último abril”, dice Repetto a iProfesional.
En tanto, Melisa Sala, economista jefe de LCG, aclara que las proyecciones sobre el nivel del dólar a diciembre están siendo ajustadas a la baja en base a la “agresiva política de atrasar el tipo de cambio oficial del Banco Central. En las últimas semanas, la tasa de depreciación diaria del peso se ubica en 21% TNA, menos de la mitad del ritmo que llevan los precios”, asegura. Y agrega: “Habría que confirmar que el atraso del dólar oficial no se traduzca en mayor expectativa de devaluación, y que la emisión de pesos que habrá en la segunda mitad del año para financiar el gap fiscal, no se reflejen en más brecha cambiaria. Esto podría dar una sensación de inestabilidad e incertidumbre que podría colarse a los precios”.
Por lo pronto, se espera que la inflación todavía se mantendría en la zona del 50% anual hacia diciembre. Y si los precios se desaceleran a 2,5% mensual, llegaría a 45% a fin de año. Unos niveles que, de todas formas, implican una aceleración respecto al 36% de diciembre 2020.
Desde la perspectiva del economista Sebastián Menescaldi, director asociado de Eco Go, a pesar de la dicotomía de la expectativa de precios en alza y tipo de cambio a la baja, “hacia fin de año prevemos que la apreciación del tipo de cambio real bilateral con Estados Unidos no sería muy significativa”. Así, sostiene que el nivel del tipo de cambio real bilateral de 95,2 pesos por dólar se mantendría en valores elevados, bien por encima de los tipos de cambio equivalentes a precios de hoy de 59 pesos de fines de 2015 o de 62 pesos por dólar durante el inicio de Macri.
La distorsión entre el dólar y la inflación será mayor
La percepción de los economistas en sus proyecciones es que la distorsión será mayor entre un precio de dólar que quedará prácticamente frenado en los próximos meses electorales, y la inflación que seguirá en una cifra alta mes a mes, con un blue que es una gran incógnita.
Claudio Caprarulo, economista de Analytica, sostiene: “Desde febrero, el Gobierno comenzó a frenar el aumento en el tipo de cambio, y marcó un cambio en relación a la estrategia que mantuvo desde que asumió”. Con ello se refiere a que, en plena pandemia, durante meses la depreciación del peso superó al nivel de inflación.
“Es evidente que ante la aceleración que tuvo el aumento de precios desde fines del año pasado tenía que mostrar reacción, más allá de los controles. En ese contexto, se entiende que la depreciación del peso haya alcanzado en mayo su valor más bajo (1,3%), y durante junio mantiene una tasa similar”, detalla Caprarulo.
En este escenario, estima que, así como la inflación se redujo en mayo hasta 3,3%, “va a seguir con una tendencia bajista”, ubicándose a penas por debajo del 3% en los próximos meses.
Sin embargo, el aumento de precios este año se proyecta que terminará en torno al 45,6%, superando al 36% alcanzado el año pasado. Una tendencia, como se marcó, que es al alza y supera a la devaluación por varios puntos.
Fuente: iProfesional