El banco de inversión Morgan Stanley estimó que la Argentina podría concretar una devaluación más acelerada del peso a inicios de 2022, tras las elecciones legislativas.
Sin mencionar un porcentaje, la entidad financiera cree que se podría repetir la estrategia de 2014, cuando el extitular el Banco Central, Juan Carlos Fábrega, devaluó un 15% la moneda nacional en apenas tres días.
Según el reporte difundido este lunes, “con las elecciones (legislativas) aplazadas hasta mediados de noviembre, ya no vemos un ajuste único del tipo de cambio oficial este año. Sospechamos que es una decisión política difícil de tomar, ya que un movimiento único del tipo de cambio en noviembre o diciembre se traduciría en un pico de inflación antes de las vacaciones de fin de año, generalmente un período sensible desde una perspectiva social”.
“Nuevamente, es el buen desempeño en la primera mitad del año lo que nos lleva a pensar que la estrategia de confusión podría extenderse hasta principios de 2022, sin una gran sorpresa negativa en la dinámica de COVID-19 o una reversión considerable en las condiciones de liquidez global”, evaluó Morgan Stanley.
En ese sentido, consideró que “al igual que en 2014, bajo el mismo Gobierno, esperamos que cualquier movimiento único del tipo de cambio oficial se produzca a principios de 2022, antes de un eventual programa del Fondo Monetario Internacional (FMI). La magnitud del movimiento es difícil de predecir, pero es razonable esperar algo similar al de 2014”.
El informe -firmado por los economistas Fernando Sedano y Lucas Almeida- señaló además que “continuamos viendo un programa con el FMI (en algún momento entre fines del primer trimestre o comienzo del segundo de 2022), que aborde algunos problemas macro y ataque los problemas estructurales”.
“Sospechamos que al FMI le gustaría ver una brecha cambiaria más pequeña para cuando entre en vigor un nuevo programa. Además, que aumenten las reservas y que haya una reducción gradual de los controles al capital y a las importaciones deberían ser características clave del eventual programa de facilidades extendidas”, añadió.
Morgan Stanley sostuvo también: “Esperamos que las autoridades estén de acuerdo en la necesidad de consolidar las cuentas fiscales, aunque es poco probable que esto se logre con una reducción considerable del gasto, ya que este gobierno es propenso a una mayor intervención estatal. Dada la necesidad de reducir la brecha fiscal, no esperamos una relajación de la carga fiscal del país, lo que no augura nada bueno para la inversión”.
Asimismo, afirmó que “cuanto más sólida sea la posición de las reservas, menos apremiante será el acuerdo del FMI para las autoridades. El Gobierno cree que la confianza del mercado no se recuperará ni siquiera bajo un marco macroeconómico sellado por el FMI y, por lo tanto, una menor independencia de las políticas, bajo un programa del FMI, es de hecho una alternativa más riesgosa”.
“Si bien creemos que habrá un acuerdo y un programa blando, no podemos descartar la posibilidad de que no haya acuerdo y la Argentina entre en mora con el FMI. Este sería el escenario de autarquía, en el que el Gobierno, con un colchón de reservas de divisas mayor al esperado, intenta profundizar las políticas poco ortodoxas y posponer un reequilibrio macroeconómico. Consideramos esto arriesgado, ya que las reservas de divisas han mejorado, pero no a niveles que justificarían el éxito en la autarquía”, concluyó el banco.
Dólar bursátil
Morgan Stanley calculó que el Gobierno gastó en lo que va de año cerca de u$s1000 millones de reservas netas de divisas para mantener domado el dólar financiero, además de aproximadamente u$s2000 millones vendidos al Tesoro para realizar pagos de deuda en divisas.
“El objetivo final se ha logrado hasta ahora, con una brecha cambiaria menor y más estable, lo que reduce la ansiedad en los mercados de divisas”, apuntó.
En este escenario, el informe destacó que a medida que se acercan las elecciones, la posición de reserva de divisas del Banco Central puede debilitarse nuevamente.
Expectativas de inflación sube por sexto mes consecutivo
Las expectativas de inflación de la población para los próximos doce meses alcanzaron en junio un nivel promedio del 51,4% y aumentaron por sexto mes consecutivo, de acuerdo con un relevamiento dado a conocer ayer por el Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT).
La entidad también señaló que la expectativa de inflación es mayor en los sectores de menores ingresos y nivel educativo, para quienes prevé un incremento del 52,5% hasta junio de 2022, contra un 50,6% para los de ingresos y nivel de instrucción más elevados.
Luego de un 2020 en el que las expectativas de inflación oscilaron entre un 40% y un 50%, el primer semestre de 2021 mostró una suba ininterrumpida en las proyecciones, que de un 45% en enero pasó al 45,2% en febrero, volvió a subir en marzo al 46,3% para ubicarse en el 47,9% en abril, en el 50,2% en mayo y en el 51,4% en junio, siempre como promedio móvil para los doce meses posteriores a la consulta.
De esta manera, las expectativas de inflación aumentaron 11,4% respecto del 40% previsto en diciembre de 2020 y deja en evidencia que la población consultada por la UTDT prevé una aceleración en el incremento de los precios minoristas para la primera mitad de 2022, en línea con los pronósticos de diferentes economistas que advierten por una suba posterior a las elecciones de noviembre.
Al respecto, la estrategia del Gobierno en lo que va del año apunta a contener la cotización del dólar a manera de “ancla” anti inflacionaria, además de administrar las tarifas de servicios públicos y algunos precios de productos de consumo popular.