Solo 22 de cada 100 chicos argentinos de 15 años transitan su escolaridad en tiempo y forma, es decir, sin repetir ni abandonar, y con el nivel esperado de desempeño en Matemática y Lectura, según los resultados de la prueba PISA 2022.
Los datos surgen del informe “Índice de Resultados Escolares: comparación entre países de América Latina”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, entre los que se encuentran Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú y Uruguay.
El IRE fue construido utilizando las encuestas de hogares de los distintos países y las pruebas PISA. De las primeras se obtuvieron los niveles de asistencia escolar por edad, y de las pruebas PISA se analizaron los niveles de sobreedad y la proporción de estudiantes que alcanzan los niveles adecuados de Lectura y Matemática.
En el caso de Argentina, el informe muestra que creció la proporción de chicos de 15 años que asisten a la escuela: pasó del 90% en 2009 al 97% en 2022. También aumentó la proporción de chicos de 15 años que cursan su escolaridad en el tiempo esperado: pasó de 56 de cada 100 en 2009, a 81 de cada 100 en 2022.
Sin embargo, al incorporar al índice los niveles de desempeño (medidos por PISA), los resultados empeoran: la cantidad de chicos que realizan su escolaridad en tiempo y forma cayó de 26 de cada 100 en 2009, a 23 de cada 100 en 2012 y 2018, a 22 de cada 100 en 2022.
En crisis
En diálogo con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, Marcelo Velázquez, director de la Fundación Más Voces, que integra la organización Argentinos por la Educación, expresó: “El sistema educativo argentino está en crisis hace muchos años y el principal problema de esta crisis es la calidad educativa”.
Respecto a la tasa de chicos que asisten a la escuela, manifestó que “Argentina es muy buena incluyendo a personas en el sistema educativo. Desde hace 25 años el número es cada vez mejor, hoy estamos en un 97%, es decir, que este porcentaje de los chicos están en el sistema educativo”.
“La forma es el problema porque los chicos no cumplen los requerimientos mínimos esperados para su edad en conocimientos básicos como matemática o lengua”, agregó.
En relación con ello, reflexionó que uno de los factores más dañinos es la repetitividad: “Vemos lo dañina que es la flexibilidad en la repitencia, por ejemplo, los chicos están en la escuela y avanzan más allá de que aprendan o no. Eso es un debate técnico y pedagógico importante que hay que darlo y ver cuáles son los estímulos que hay que proponer para que esos indicadores cambien”.
También se refirió a la gratuidad en la educación, y expresó que “el sistema público argentino es un valor como sociedad”.
Trabajo a largo plazo y con inversión
Esbozando posibles respuestas o soluciones, argumentó que “hay que trabajar en la calidad educativa a largo plazo, con inversión y de forma sostenida, para que cuando dentro de cinco años se vuelva a hacer este estudio los índices de tiempo y forma estén más equilibrados”.
“Hay que armonizar el sistema educativo a nivel nacional, en todas las jurisdicciones, cuyas necesidades son diversas y sus recursos muy desiguales”, añadió.
Ley de financiamiento educativo
Asimismo, señaló que, en Argentina, en el año 2005 se aprobó una Ley de Financiamiento educativo que establecía que el Gobierno nacional tiene que destinar el 6% del PBI a financiar la educación.
Según datos del Observatorio Argentinos por la Educación, el único año en el que se cumplió ese objetivo fue en 2015, cuando el gasto educativo consolidado por nivel de gobierno (Nación y provincias) en porcentaje del PBI fue del 6,1%. Desde entonces, el número cayó.
Alfabetización inicial
El director de la Fundación Más Voces resaltó que el principal problema es la alfabetización inicial, “el 46% de los niños de 10 años no entiende lo que lee”.
“En Argentina, hasta ahora, nunca se midió la lectoescritura en tercer grado, todos los datos oficiales que tenemos son de sexto grado, entonces, se toma la prueba cuando el chico está en sexto, se tarda 1 año o 2 en publicar los resultados, y para cuando se publica el chico ya está en segundo año de la secundaria. Cuando queremos tomar una decisión de política pública para revertir ese resultado, ese chico ya está en cuarto año de la secundaria, y cuando se implementa ya está en la universidad”, desarrolló.
“Esto es lo que venimos pidiendo con la Campaña de Alfabetización Nacional, que la prueba se haga en tercer grado, entonces, a los dos o tres años, cuando haya la posibilidad de tomar alguna decisión o medida para revertir eso, el chico por lo menos está en la misma escuela”, agregó.
Velázquez también compartió que hace pocos días en el Consejo General de Educación se anunció que las pruebas “Aprender”, que son en octubre, se comenzará a tomar lectoescritura en tercer grado.
Respecto a cómo repercutirá el día de mañana esto en los chicos, el entrevistado manifestó que “afecta desde no comprender consignas en la universidad hasta no llegar a conseguir trabajo”.
Remarcó que, para que esto cambie es necesario “voluntad y decisiones políticas, cambios en la formación docente, mejores condiciones edilicias y salariales”.