El robo fue cometido de noche y mientras se desarrollaba una tormenta eléctrica en la zona. El sereno no se percató del movimiento dentro del depósito y el o los ladrones desconectaron la alarma y se llevaron el sistema que graba las cámaras.
Se tomaron su tiempo para hacer precisos cortes con amoladora en la caja fuerte y se alzaron con más de 16 millones de pesos, entre dólares y moneda nacional.
Fue entre la medianoche del pasado miércoles y la madrugada de ayer en un depósito ubicado entre Puerto Rico y Capioví.
De inmediato y por el modus operandi a los investigadores policiales les surgió el nombre de un sospechoso: Ramón Alberto Muñoz, alias “El Negro” o “Negrito”, un exconvicto de 49 años y con antecedentes penales desde 2001.
“Tiene su sello, es un delito que por la planificación, inteligencia previa y ejecución no se descarta pueda ser su autoría”, confió un portavoz de la causa. Es más, las fuentes agregaron que años atrás hubo golpes similares en la zona y que también le fueron adjudicados al mismo individuo.
Acerca del escurridizo hombre, se sabe que tiene más causas en su haber y un largo historial delictivo. La mayoría de los antecedentes están relacionados con delitos contra la propiedad (múltiples robos de cajas fuertes a empresarios de Misiones) y episodios con armas de fuego.
Pero específicamente en Puerto Rico, ya dejó su huella en 2019.
La banda y sus presuntos golpes
Por su prontuario, se sabe que “Negro” Muñoz nunca está solo a la hora de cometer sus fechorías.
Por la forma en que habría perpetrado los golpes se presume que conformaría una banda y tal vez nunca con los mismos integrantes.
Desde la inteligencia previa a la forma en que desconecta alarmas y burla otros tipos de sistemas de seguridad, como así también cómo llega y se esfuma de las escenas, es obvio que tendría apoyo logístico. Es decir, un “equipo” profesional para cometer delitos, según conjeturas de los pesquisas.
Entre los “hitos judiciales” de “Negrito”, se lo investiga por el intento fallido de asaltar una fábrica de paneles de maderas en Dos de Mayo en febrero de 2022, donde uno de sus presuntos cómplices cayó abatido por un disparo de un sereno. En tanto que el antecedente en Puerto Rico se remonta a principios de marzo de 2019, cuando, según hipótesis de los investigadores, se cree que robó en dos ocasiones y con diferencia de apenas cinco días. Sus objetivos fueron dos emprendimientos fabriles.
Ambos robos fueron en el predio del Parque Industrial. El primero fue un lunes a la noche en la oficina administrativa de una fábrica de almidón de mandioca, ubicada a ocho kilómetros del casco céntrico de Puerto Rico, zona conocida como Colonia San Alberto. Con precisión e información detallada de los movimientos de propietarios y empleados, cortaron el sistema de conexión inalámbrica de las alarmas en todas las dependencias de administración y personal, abrieron cajas y muebles y las vaciaron de dinero en efectivo y cheques por montos considerables.
El otro caso ocurrió a cinco kilómetros de la zona urbana, en la misma colonia.
Fue el viernes siguiente cerca de la medianoche, en una fábrica de ladrillos cerámicos huecos y con idéntico modus operandi. En pleno turno nocturno de tareas de este sector, fueron desconectadas las comunicaciones wifi de las oficinas principales y se llevaron un millonario monto.
En medio de la tormenta
El último robo fue entre la noche del miércoles y la madrugada de ayer en el citado depósito ubicado a la vera de la ruta nacional 12 (entre Puerto Rico y Capioví), propiedad de un hombre de 69 años, quien se constituyó al lugar tomando conocimiento por parte del sereno quien momentos antes constató que autores ignorados, tras hacer un boquete en la pared ingresaron a una oficina.
Una vez allí y tras violentar la caja fuerte (corte con amoladora y de un tamaño de 30×30 centímetros) le sustrajeron 7.200 dólares y 8.300.000 pesos y dos teléfonos celulares. Si bien cuenta con cámaras de seguridad, se llevaron el DVR que guarda las imágenes. Al momento del hecho la zona no contaba con energía eléctrica debido a las inclemencias climáticas. La policía dialogó con el sereno, quien habría manifestado que ingresó a las 21 permaneciendo en la parte posterior del depósito, sin escuchar ruidos extraños, ya que la oficina se ubica en la parte frontal. Hasta anoche no había sospechosos detenidos o allanamientos previstos.