Nuevamente y tras la suspensión del debate iniciado en frebrero pasado, el correntino Manuel Rivero volvió este miércoles al banquillo de acusados.
Rivero tiene 59 años, nació en 1964 en Ituzaingó, Corrientes, y está acusado por la tentativa de homicidio calificado por el vínculo, cuya víctima fue Elisa De Souza, y por dos hechos de homicidio simple, también en grado de tentativa y cuyas víctimas fueron un joven que intentó defender a De Souza y una vecina a quien le habría disparado porque observó desde la ventana de su despensa como le apuntaba y gatillaba a todo lo que se movía el 14 de diciembre de 2016 en el cruce de las calles Avellaneda y 156, zona sur de esta capital.
Al sentarse frente al tribunal conformado por la jueza Viviana Gladis Cukla como presidente, Gustavo Arnaldo Bernie y Fernando Luis Verón (subrogante) como vocales, Rivero reconoció ser culpable y pidió una “sentencia justa” y una “oportunidad, no como la que me había prometido el doctor Rau (fiscal), una sentencia ejemplar o un escarmiento (…) me equivoqué como cualquier persona”.
Y agregó que “el fracaso de mi pasado me sirve para poder conducirme rectamente en el futuro” e insistió en el pedido de “una sentencia justa”.
Tras la declaración de Rivero, el debate pasó a un cuarto intermedio.
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El hecho
El miércoles 14 de diciembre de 2016 a las 8, Elisa De Souza fue sorprendida en su casa por su expareja quien tenía restricción de acercamiento. Rivero la amenazó antes de extraer el arma: “Si no vas a ser mi mujer no vas a ser de nadie”. Según el expediente, gatilló cuatro veces en la esquina de las calles Avellaneda y 156 A, barrio San Marcos, hiriéndola en el pecho y en una pierna cuando intentaba escapar.
También resultó herido un vecino que intentó defenderla en la parada de colectivos del cruce mencionado. Una mujer que observó el ataque desde la vivienda de enfrente se salvó de milagro, porque se arrojó al piso mientras Rivero le disparó tres veces. El sospechoso fue detenido horas más tarde cerca del arroyo El Zaimán. El 26 de diciembre escapó tras limar dos barrotes y romper un tejido de una celda de la comisaría Octava. Fue recapturado un mes después oculto en un campo de Villa Olivari, Corrientes.