Este martes comenzó el segundo día de debate en el Tribunal Penal 1 de Posadas donde se juzga al correntino Manuel Rivero (59), quien está acusado de intentar matar a su concubina, Eliza De Souza (55) en diciembre de 2016 y dispararle a otras dos personas en el mismo hecho.
Ayer lunes, en el primer día del juicio, el encartado solo confirmó sus datos filiatorios y lanzó: “Del hecho no recuerdo nada, pero me hago cargo, me hago responsable”.
“Si no sos mi mujer no vas a ser de nadie”, fue la amenaza de muerte a De Souza, de acuerdo al requerimiento de elevación a juicio que emitió la fiscal de Instrucción 7, Patricia Inés Clérici en 2017 y que fue leído durante este lunes en la sala de audiencias sobre calle La Rioja.
Este martes se esperaba una audiencia clave con el testimonio de la víctima, Eliza De Souza. Sin embargo, todo puede quedar en ‘stand by’ y postergarse para más adelante debido a que el presidente el Tribunal, Ángel Dejesús Cardozo tiene dengue.
El magistrado se presentó al debate igualmente, pero explicó a los presentes que iba aguantar “hasta donde pueda”, según pudo corroborar PRIMERA EDICIÓN, presente en el juicio.
Igualmente, en esa línea se anticipó que a partir de mañana miércoles, Dejesús Cardozo, de 75 años, se tomará licencia médica, mientras transite la enfermedad y la posterior recuperación.
Primera jornada
Manuel Rivero está detenido desde el 24 de enero de 2017 y ayer el Tribunal Penal 1 de la Primera Circunscripción Judicial comenzó a juzgarlo por intentar matar a su exesposa Elisa De Souza en su vivienda del barrio San Marcos y a otras dos personas que fueron testigos directos del ataque frustrado por el destino.
El acusado tiene 59 años, nació en 1964 en Ituzaingó, Corrientes, y ayer durante la lectura de la elevación a juicio de su expediente se replicó su advertencia de muerte a De Souza: “Si no vas a ser mi mujer, no vas a ser de nadie”.
Rivero está encartado por la tentativa de homicidio calificado por el vínculo y por dos hechos de homicidio simple, también en grado de tentativa y cuyas víctimas fueron un hijo de De Souza y una vecina a quien le habría disparado porque observó desde la ventada de su despensa como le apuntaba y gatillaba a todo lo que se movía el 14 de diciembre de 2016 en el cruce de las calles Avellaneda y 156, zona sur de esta capital.
El imputado, aceptó los consejos de Mario Ramírez, defensor oficial, y se abstuvo de ser indagado ante los jueces Ángel Dejesús Cardozo (75), Gustavo Arnaldo Bernie (57) y Viviana Gladis Cukla (43). Vale remarcar que la presunción del delito que se le imputa no viola el principio de inocencia y es derecho del acusado guardar silencio y que tal decisión no puede tomarse en su contra.
De la lectura de la acusación de la fiscal de Instrucción 7, Patricia Clérici, se destacó la secuencia del ataque múltiple a tiros con tres víctimas y principalmente el responsable de la autoría: Manuel Rivero.
Tanto su exesposa, Elisa De Souza (55), uno de sus hijos que intentó defenderla y una vecina que observaba de su comercio, coincidieron en el expediente en que el albañil correntino el 14 de diciembre irrumpió en la vivienda y desató el terror.
Ayer, antes de negarse a declarar, Rivero sostuvo que: “Del hecho yo no recuerdo nada, pero me hago cargo, me hago responsable”.
Fue todo lo que dijo respecto a la acusación, de la que se remarcaron evidencias y pruebas como los testimonios de las víctimas que lo escucharon amenazar de muerte como el llamado que habría hecho a sus familiares: “¿Ustedes están en la terminal?, bueno les aviso para que vuelvan nomás porque acá ya le hice mierda a su madre”.
Para la fiscal, Rivero mostró “desprecio por todos”, primero contra el que intentó defender a De Souza, luego por la testigo ocular. El acusado “no concretó su objetivo por razones ajenas a su voluntad”.
La primera audiencia (de cuatro agendadas hasta el jueves) duró poco menos de dos horas y finalizó con el pedido del fiscal del TP-1, Martín Alejandro Rau, para que las declaraciones e informes de seis testigos se incorporen al debate por lectura de lo que obra en el expediente. El abogado defensor, Mario Ramírez no mostró objeción salvo en uno de los peritos que propuso el fiscal, la psiquiatra integrante del Cuerpo Médico Forense, Cintia Roxana Diplotti.
Como testigo clave en tanto, se espera que hoy declare Elisa De Souza. Su relato es determinante para reconstruir lo sucedido y para describir el contexto de violencia de género que padeció.
“Cuando yo estaba en el hospital y él prófugo, tuve miedo de que me encuentre porque me había dicho que todo lo que comienza siempre lo termina y que nunca deja algo pendiente. Sé que me quiere matar”, declaró De Souza a PRIMERA EDICIÓN, un año después del ataque y cuando el acusado la habría contactado con mensajes de texto y llamados que habría realizado desde la unidad penal para procesados del Servicio Penitenciario Provincial en Villa Lanús.
“Aguanté la violencia toda una vida. Una vida de golpes, de que te tiren cosas, y eso ya no lo acepto. Siempre busqué hablar, prefiero que las cosas se solucionen con palabras, lamentablemente él no pensaba igual”, resaltó la víctima en noviembre de 2017.
El 26 de diciembre de 2016, doce días después del ataque en el barrio San Marcos, Rivero se escapó de la celda de la comisaría Octava. Hasta hoy se preguntan los investigadores, con asombro e incertidumbre, cómo hizo para trepar cuatro metros hasta el techo de la comisaría y cortar gruesos barrotes de un ventiluz para fugarse.
El martes 24 de enero de 2017, 29 días después, integrantes de la Dirección Homicidios de la Policía de Misiones lo atraparon escondido en un campo de Villa Olivari, a 50 kilómetros de Posadas y veinte de su pueblo natal.