El primer debate oral y público del año para el Tribunal Penal 1 duró solo dos días y cayó sin alegatos y veredicto. Se deberá aguardar la reorganización de agenda de sus integrantes para una nueva fecha. Se trata del juicio a Manuel Rivero, correntino de 59 años y acusado de intentar matar a la mujer a la cual tenía prohibido acercarse, al vecino que intentó frenar los disparos y a la vecina que observó su ataque desde la ventana de su vivienda en el barrio San Marcos, sur de esta capital, hace poco más de siete años.
Las audiencias previstas fueron cuatro y comenzaron el lunes 26 de febrero con Rivero sentado ante los jueces Ángel Dejesús Cardozo, Gustavo Arnaldo Bernie y Viviana Gladis Cukla.
Al día siguiente, durante la segunda jornada y con aerosoles para espantar mosquitos distribuidos en la sala de debates de calle La Rioja, se notificaron las partes que el presidente del Tribunal en esta causa, Ángel Cardozo, presentó síntomas de dengue y un certificado de tres días de reposo obligatorio.
La audiencia duró dos horas y solo alcanzó para que declararan Isabel De Souza y uno de sus hijos. Los relatos de los demás testigos del día se incorporaron por lectura y el juicio ingresó en cuarto intermedio hasta el lunes 4 de marzo. El viernes 1 de marzo el camarista presentó la ampliación de su licencia médica hasta ayer 12 de marzo, fecha que coincidía con el plazo máximo (diez días hábiles) permitidos para un cuarto intermedio en un debate iniciado.
Toda la semana pasada, este medio lo adelantó, se barajó en el Tribunal la posibilidad de que el debate se reanudara hoy, entre otras alternativas. Pero no se pudo acordar esta salida, la vocal Cukla oficialmente el lunes 11 tomó licencia ordinaria y, según las fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, rechazó prorrogarla dos días para que el juicio se reanudara. No se explicó oficialmente nada, o dicho en lenguaje de expediente: no se notificó a ninguna de las partes motivos respectivos.
El caso sin resolver
Manuel Rivero fue detenido el 24 de enero de 2017 por el ataque con arma de fuego a su exesposa. El entonces juez de Instrucción 7, Carlos Jorge Giménez, le impuso la prisión preventiva e imputó como autor de “homicidio calificado por el vínculo en grado de tentativa, un hecho, homicidio simple en grado de tentativa, dos hechos y portación ilegal de arma de fuego en concurso real” (artículos 80 y 79 del Código Penal Argentino), además de la fuga de la comisaría Octava.
El miércoles 14 de diciembre de 2016 a las 8, Elisa De Souza fue sorprendida en su casa por su expareja quien tenía restricción de acercamiento. Rivero la amenazó antes de extraer el arma: “Si no vas a ser mi mujer no vas a ser de nadie”. Según el expediente, gatilló cuatro veces en la esquina de las calles Avellaneda y 156 A, barrio San Marcos, hiriéndola en el pecho y en una pierna cuando intentaba escapar.
También resultó herido un vecino que intentó defenderla en la parada de colectivos del cruce mencionado. Una mujer que observó el ataque desde la vivienda de enfrente se salvó de milagro, porque se arrojó al piso mientras Rivero le disparó tres veces. El sospechoso fue detenido horas más tarde cerca del arroyo El Zaimán. El 26 de diciembre escapó tras limar dos barrotes y romper un tejido de una celda de la comisaría Octava. Fue recapturado un mes después oculto en un campo de Villa Olivari, Corrientes.
Elisa De Souza desde entonces vive atemorizada y cuando declaró ante el Tribunal Penal 1, el martes 27 de febrero, solicitó que el acusado no esté presente en la misma sala. Luego se sentó y ratificó lo que sufrió cuando Manuel Rivero “premeditó, planeó y ejecutó” dispararle, según recordó la amenazó: “Yo te voy a matar porque si no sos mi mujer, no vas a ser de nadie”.
“Él planeó todo para ese día (14 de diciembre de 2016), me pidió que mis hijos fueran a Ituzaingó para que yo me quedara sola en la casa. Me levanté a las 6 y al rato escuché un ruido detrás mío y lo vi armado (…) me dijo: ‘Yo te voy a matar porque si no sos mi mujer, no vas a ser de nadie’”.
Su reacción fue empujarlo y correr hacia la calle: “No sabía qué hacer, comencé a gritar y vi a un chico en la parada de colectivos, me ayudó y me dijo que me pusiera detrás de él. Intentó frenarlo (a Rivero) pero le disparó a la mano del muchacho con la que intentaba pararlo. Ese disparo le atravesó la mano y me pegó a mí en el brazo. Después me tiró dos tiros directamente en el pecho y me caí al piso. Escuchaba voces y gritos de mucha gente hasta que me llevaron al hospital”.
“Toda la vida juntos fue violento conmigo. Siempre me amenazaba que debía estar con él (…) la violencia era constante, física y psicológica. Al principio de la relación se cuidaba frente a los chicos, pero después ya no le importaba. Al año de lo que me hizo (tentativa de homicidio) volvió a amenazarme por teléfono desde la cárcel y dijo que iba a volver a hacer lo mismo, que iba a suceder lo peor”.
“Él siempre me amenazó que me iba a matar, por más que haya hecho muchas denuncias, pasaban los seis meses de restricción de hogar y volvía peor. Constantemente me amenazaba con un cuchillo de carnicero. Una vez fue uno de mis hijos el que le quitó el cuchillo de la mano. Después, con nuevas restricciones siguió ya sin respetar nada”.