El informe presentado ayer por el Observatorio de la Deuda Social (OSDA) de la UCA y Cáritas conmueve por sus datos y asombra por sus perspectivas. Pero también atemoriza, porque sostiene que en buena medida la solución depende de acuerdos políticos… y de esas cosas no andan muy entrenados nuestros líderes.
El trabajo deja al desnudo el aumento de la pobreza multidimensional durante el año pasado, en plena pandemia de coronavirus, pero apunta a su particular impacto en los niños.
Ya no solo se aceleran los índices de pobreza, sino que cada vez son más dinámicos y contundentes los niveles de indigencia, una situación que se acentúa en muchos rincones del país donde “sólo uno de cada cuatro chicos come todos los días”.
“Caen en la pobreza familias que siempre tuvieron trabajo, pero que hoy no les alcanzan sus ingresos”, señaló la UCA en la convocatoria a la Colecta Anual de Cáritas, en la que estuvo a cargo de un informe sobre la situación social que abarcó áreas como pobreza, inseguridad alimentaria, brecha de acceso a la educación y hasta malestar psicológico.
El informe, titulado “Un rostro detrás de cada número, radiografía de la pobreza en Argentina”, remarcó que el 41,9% de la población urbana es pobre multidimensional, es decir que son pobres por ingresos y por carencias y agregó que el 25 % está en una pobreza multidimensional estructural.
“El problema -señala el informe-, es que las emergencias en la Argentina se vuelven estructurales”, tanto como la ineficacia de las distintas administraciones que pasaron por la Casa Rosada y que poco y nada hicieron para dar vuelta la historia.
Los argentinos asistimos hoy a un nuevo punto de quiebre en nuestra historia y necesitamos que nuestros líderes se pongan a la altura de las circunstancias. De otro modo estaremos condenando el futuro, el de un país donde “sólo uno come todos los días”.