Con cuatro testigos se completó ayer la segunda jornada de debate en el que es juzgado un policía provincial y su cuñado por los asesinatos de Olivia Márquez (46) y Sandro Leiva (40) en marzo de 2017 en Puerto Rosario, jurisdicción de Florentino Ameghino. El dato relevante apuntó a que los tres sospechosos (sobre el tercero se aguarda la extradición de Brasil), fueron vistos cuando transportaban la motocicleta de las víctimas.
Entre los testigos declaró el hermano de Leiva, pero sus dichos no habrían aportado datos de mayor relevancia en lo que se refiere a la autoría o si conocía a los acusados del crimen.
Seguidamente, Víctor Fernando Dos Santos, fue uno de los gendarmes que en un control vehicular retuvo un automóvil Chevrolet Aveo color negro en el que se desplazaban tres personas.
Ante la consulta de uno de los magistrados en cuanto a si participó en una rueda de reconocimiento en la que señaló a uno de los imputados, Víctor Duglokinski (33), como con quien entabló diálogo en ese retén, dijo que el conductor se presentó como efectivo policial y que otro de los que lo acompañaban era su hermano. El restante era Leandro Bublitz (39), cuñado de ambos, quien en el primer día de juicio reconoció haber ayudado a hacer desaparecer la motocicleta.
Dos Santos señaló que tuvieron que demorar a los ocupantes y trasladar los vehículos hasta el puesto de GN. Allí constataron que no había orden de secuestro activa para los rodados, por lo cual los dejaron seguir camino.
Detalló que cuando a Víctor Duglokinski le consultaron sobre la moto desarmada que transportaban, este le explicó que la tenía hacía tres años y la llevaba a un mecánico para armarla. Esta motocicleta fue encontrada en el arroyo Los Toros y el gendarme recordó que a los pocos días se enteró por la prensa del hallazgo.
El siguiente testigo fue un vecino de apellido Do Reis, a quien la Justicia le secuestró el Aveo de Víctor Duglokinski. Explicó que días antes que él se enterara del doble crimen, el hombre había llegado hasta su vivienda para preguntar por algún alquiler. Dijo que él y su señora estaban traumatizados por la muerte de su padre calcinado al incendiarse la casa. Querían salir de ahí. Él le ofreció vendérsela.
En esa charla Duglokinski le ofreció algunas hectáreas, una yunta de bueyes, un motor y tabaco de la chacra de Puerto Rosario y el hombre le solicitó que el automóvil formara parte de la transacción. Fue así como el vehículo quedó en su poder. Rememoró que cuando fueron a ver la chacra, al pasar por donde estaban los restos de la casa quemada donde había muerto el padre de Víctor, él prefirió evitar hablar del tema y hasta le llegó a correr una lágrima por la mejilla.
Cuando ya estaba hecho el negocio, el testigo recordó que ese día lo había visto muy mal, con el rostro pálido a Duglokinski.
Al día siguiente, cuando se había dirigido a una cancha a jugar al fútbol, llegó un móvil policial y le comunicaron que le tenían que secuestrar el Aveo porque había una causa judicial detrás.
Para mencionarlo en contexto, para ese entonces Leandro Bublitz ya había sido detenido y justo seis días después de la desaparición de Márquez y Leiva, Víctor Duglokinski era detenido en Brasil. En tanto, Pablo Duglokinski, permaneció prófugo hasta febrero de 2019. Aún se aguarda que se complete su extradición.
En la audiencia de ayer en el Tribunal Penal de Oberá fue citada a declarar la esposa de Víctor Duglokinski. Pero, comprendida por el artículo 243 del Código Procesal penal se amparó en el vínculo y se abstuvo de emitir declaración.
El tribunal conformado por Francisco Aguirre, José Pablo Rivero y Jorge Villalba (subrogante), pasó el debate a cuarto intermedio hasta el miércoles 28 de abril, para continuar la ronda de testigos.