Miriam Villalba (40) pisó ayer la plaza 9 de Julio de esta capital para pedir ayuda, reclamar justicia y que se garantice seguridad a ella, su hermana, madre y los demás hijos que crían en su chacra de Puerto San Alberto, paraje costero de Puerto Rico: “Nuestra preocupación es la seguridad de nuestros niños en San Alberto (Puerto Rico), estamos preocupados porque debe parar el acoso de las fuerzas policiales hacia nuestras familias, un presunto comisario se presentó en la escuela preguntando por la situación de las niñas. Esta mañana, recién me avisó mi hermana fueron dos policías otra vez a indagarla. No era para ofrecer protección fueron a hacer preguntas, indagar, no a ofrecer asistencia o ayuda. Son policías misioneros”.
La madre de Lilian Mariana Villalba, una de las dos niñas misioneras de 11 y 12 años asesinadas en Iby Yaú (departamento Concepción) el miércoles de la semana pasada por dos grupos con 300 efectivos de las Fuerzas de Tareas Conjuntas, organismo militar y policial creado en 2009 para aniquilar a una treintena de supuestos terroristas integrantes del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), como lo anunció PRIMERA EDICIÓN el domingo vino a Posadas a entrevistarse con el cónsul de su país en Misiones, Rolando Goiburú y para mantener contacto con referentes sociales a quienes solicitó apoyo porque en su chacra los niños están atemorizados.
En diálogo con la FM 89.3 Santa María de las Misiones anunció: “Vamos a pelear hasta las últimas consecuencias por la seguridad de nuestros niños. Todos los que vivimos alguna vez en Paraguay ya estamos acostumbrados a la persecución policial y eso no queremos que en Argentina también nos ocurra”.
Como principal decisión, manifestó que no solicitarán que los cuerpos de las menores regresen a Misiones: “Decidimos como familia suspender el pedido de repatriación de los cuerpos, por solicitud también de la familia paterna en Paraguay. Pero también por el recibimiento caluroso del pueblo oprimido y perseguido de San Pedro, que salió a recibir los cuerpos en medio de la campaña sucia del aparataje de medios de comunicación paraguayos y del Estado. Un grupo de madres de allá nos pidió que las dejemos allá que ellas consideran a las niñas como mártires y eso nos dejó una fuerte sensación de tristeza y alegría, de homenaje, por eso aceptamos que se queden los cuerpos allá hasta que forenses creíbles analicen los restos”
No soslayó el contexto político y social en Paraguay y sostuvo: “Nada me extraña que venga de Mario Abdo Benítez (Presidente). Ese señor es hijo de quien fuera secretario privado de Alfredo Stroessner. Él aprendió a hacer todo tipo de cosas apañado por los jueces y dirigentes políticos de Paraguay. Hace lo que quiere, cómo no va a poder esconder el crimen de las niñas si nadie lo denuncia”.
Una vez más ratificó que “las niñas nacieron en Clorinda (Formosa) en 2009 y desde allá tuvimos que huir, primero de Concepción en Paraguay, pero siempre por la persecución. Hasta a Clorinda llegaron y allí falleció un sobrino envenenado. Por ello nos vinimos a Puerto Rico porque lo que queremos es que nuestros hijos coman y se eduquen sin correr peligro. La presión de la policía formoseña nos obligó a salir de Argentina y volver a Paraguay y luego cruzamos a Puerto Rico. En San Alberto conseguimos recursos para montar una pequeña chacra. Plantamos y criamos lo que comemos y vendemos. También trabajamos en lo que podamos conseguir para sobrevivir”.
Sobre la peligrosidad de las niñas y que le dispararon a los efectivos del FTC, fue aún más directa: “Ni María Carmen, ni Liliana Mariana podían sostener un arma de fuego, eran niñas. La versión de que estaban armadas es parte del montaje”. Relacionó además que esta versión respondería a que “en Paraguay tienen todos los medios y recursos para encubrir esto y decir que las niñas eran terroristas. Ni una prueba de parafina se les puede creer, es sólo para tapar el delito de lesa humanidad que cometieron”.
“Vamos a intentar que el Equipo de Argentino de Antropología Forense vaya a Paraguay y estudie los cuerpos. No confiamos en ningún tipo de autopsia que se haya realizado por peritos de la Justicia de allá. No confío en ninguna autoridad paraguaya, sólo pido que no persigan a los niños, tenemos mucho miedo por nuestros hijos”.
E insistió: “Siempre vamos a recordar a Lilian y María como dos niñas sonrientes, educadas. Hoy sus maestras las lloran y me dicen que no pueden creer lo que les pasó”.