¡Eh pastor Daniel! Esa pregunta es demasiado complicada para responder, más en un momento como este, cuando el mundo parece estar literalmente “patas para arriba”, un mundo en el que considerar objetivamente el presente y futuro de la humanidad asusta, confunde y hasta desespera.
Estimado lector, el tema planteado en este artículo no lo podremos dilucidar como quien responde con contenidos y fundamentos para dar forma a un concepto objetivo y concreto, sino más bien será una “invitación” a tener una “mirada diferente y más amplia”, con una actitud receptiva.
Quiero mencionar dos cosas importantes:
• Todos tenemos la tendencia de “buscar a Dios” cuando las cosas se nos van de las manos, cuando nos enfrentamos a situaciones que nos superan y paralizan.
• Hay una hipótesis social que nos desafía y podemos resumir de la siguiente manera: “la fe y la esperanza en Dios” se contraponen a la sabiduría y la ciencia, casi dejando tácitamente la premisa “eso es para gente poco instruida o ignorante”.
¿Qué fuerte, no? Las cuestiones de la fe en Dios no son como la realidad virtual, ni tampoco comparables a todo lo que el ser humano pueda alcanzar con la inteligencia artificial.
Las cuestiones de la fe en Dios son una verdadera “realidad paralela”. Sí… leíste bien, son una realidad paralela mientras vivamos con un concepción solamente natural y racional de la vida. Pero cuando las cosas se ponen difíciles ahí estamos más propensos a que esa “realidad paralela” se transforme en una “realidad completa” y realmente cobre sentido la vida y la existencia a pesar de las todas las circunstancias.
Según la Biblia, que es la palabra de Dios, Dios es “omnipresente”, es decir, está en todos lados. Pero permítame un poco de ironía: parece que tiene “mánager”, o sea representantes que ponen las condiciones para una cita o entrevista, cual si fuera un artista o deportista muy famoso.
Trasciende una respuesta categórica: ¡DIOS ESTÁ A LA DISTANCIA DE UN CLAMOR!
Él dijo, dice y dirá: “Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. La analogía de la realidad paralela y su transformación en una realidad completa se encuentra maravillosamente incluida en estas palabras de la Biblia. Es una propuesta directa de parte de Dios para que todos, sin excepción ni acepción, podamos “encontrarnos” con Él.
El clamor es más que un pensamiento, más que un rezo, aún más que una oración. El clamor es como si nuestro interior diera un grito de “socorro Dios” que abrirá una puerta a esa realidad paralela y la incluirá a nuestra vida cotidiana, transformándola de una manera maravillosa y sobrenatural.
Existe una frase muy conocida que se utiliza cuando las cosas se ponen verdaderamente difíciles: “Paren el mundo que me quiero bajar”… ¿ no se puede, no? Pero sí podemos, querido lector, hacer un alto y considerar estas palabras de Dios. Si para vos la fe y las cosas de Dios son una “realidad paralela”, hoy es una hermosa oportunidad para “clamar a Dios” para que Él te responda y puedas tener un encuentro sobrenatural con su presencia, un encuentro que transforme poderosamente tu vida.