Palabras de Vida
Por Pablo Daniel Seró
Pastor
Más allá de las religiones, que bien pueden ser consideradas como un esfuerzo y necesidad del ser humano de definir a Dios, de encuadrarlo en una dinámica temporal, cronológica, estereotipada, en la cual el mismo ser humano muchas veces termina siendo cautivo y contradictoriamente distante de Dios por la misma religión que creó, las páginas de la Biblia nos conducen a descubrir que Dios “creador de todo”, se dio a conocer en diversas situaciones y circunstancias y con distintos y muy significativos nombres.
Entre ellos, destacamos los siguientes:
• Jehová: se podría decir que es el nombre que identifica la faceta de creador, eterno, autoexistente y Señor.
• Yo Soy: con su plan eterno de redención de la humanidad en marcha, Dios se da a conocer a Moisés y le encomienda una misión para sacar a su pueblo de la esclavitud. Moisés le pregunta “¿quién les digo que me envía?”, a lo que Dios responde: “’Yo Soy’ me envió a vosotros”. Es entonces casi un sinónimo de Jehová que hace referencia a los mismos atributos de creador y eterno.
• Jehová Nissi: aparece ese nombre vinculado a las innumerables victorias que Dios le dio de forma
sobrenatural a su pueblo constituyéndose el mismo en una verdadera bandera de victoria.
• Jehová Shalom: Dios es nuestra paz.
• Jehová Jireh: el Dios que provee.
• Jehová Tsidkenu: Dios es nuestra justicia.
• Jehová Rapha: Dios nuestro sanador.
• Abba: Dios nuestro Padre.
• Emmanuel: Dios con nosotros.
• Jesucristo: Salvador, Mesías, Señor.
Con estos nombres y sus significados vemos a un Dios “cercano”, “presente” y “accesible” para toda la humanidad.
La Biblia, la palabra de Dios, es una carta de amor de su parte para todos nosotros, como si fuera un “diario íntimo”, pero abierto y público.
Allí el Dios creador, todopoderoso y eterno renueva una y otra vez su pacto de amor, de misericordia y bondad.
En esa carta de amor participaron comisionados por Él muchas personas como “mensajeros” suyos para traer “PALABRAS DE VIDA” a la humanidad.
El profeta Jeremías declaró de parte de Dios “clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.
El “clamor” es más que un rezo, más que una oración, vendría a ser como un pedido de auxilio, como un grito que sale de lo profundo del corazón para llamar la atención y obtener una respuesta de parte de Dios.
El “clamor” representa la distancia entre Dios y nosotros, de manera que cuando “clamamos” Él responde de forma sobrenatural.
Te animo y aliento a que clames a Dios de acuerdo a tu realidad y Él se dará a conocer en sus diversas facetas trayendo paz, victoria, provisión, justicia, sanidad, amor de Padre, libertad, salvación y vida eterna.