La fiscal de Instrucción 7, Patricia Inés Clérici, en su solicitud de elevación a juicio oral para el albañil correntino que hace siete años y cinco meses fue detenido por intentar matar a tiros a su expareja y a dos vecinos, uno que trató defenderla y el restante por observar como gatillaba su revólver calibre 22, fue concreta: “El acusado no concretó los homicidios por motivos ajenos a su voluntad”. Para que se entienda: “El destino no lo quiso”.
Ayer ante el Tribunal Penal 1 de esta capital, Manuel Rivero (59) comenzó a ser juzgado, por segunda vez. El primer debate se anuló en febrero pasado por el cuadro de dengue que afectó al juez Ángel Dejesús Cardozo tras la primera audiencia.
Con nueva conformación el tribunal, en este caso, es presidido por Viviana Gladis Cukla y acompañada como vocales por Gustavo Arnaldo Bernie y Fernando Luis Verón (subrogante).
La primera audiencia se abrió con la lectura acusatoria para Rivero: un hecho de “homicidio calificado por el vínculo (femicidio) en grado de tentativa” y dos de “homicidio simple en grado de tentativa”, además de “tenencia y portación ilegal de arma de fuego”.
El nacido en Ituzaingó está encartado de pergeñar el plan y ejecutarlo, sin el resultado buscado, de matar a su exesposa, Eliza De Souza, si se negaba a retomar el vínculo. También se lo acusa de dispararle al vecino que intentó cubrirla del atacante cuando ella salió corriendo detrás de su casa en el barrio San Marcos gritando por ayuda hacia la parada de colectivos en la esquina de calle Avellaneda y 158. Pero además fue imputado por los tres disparos que efectuó contra la vivienda de una vecina que observaba desde la ventana de su kiosco y que se salvó de milagro al arrojarse el piso.
Rivero ayer reiteró su reconocimiento de culpa pero se abstuvo de responder preguntas de la Querella y Fiscalía. “Pido una pena justa para el delito que cometí. Los que más están sufriendo son mis diez hijos. Pero también creo que por el fracaso de mi pasado hoy puedo pedir una oportunidad como la merece cualquier persona”, lanzó Rivero en la sala de debate de calle La Rioja 1561.

Miedo constante
Elisa De Souza (56), fue la primera testigo ayer. Solicitó que el acusado se retire de la sala cuando le tocara declarar. Volvió relatar lo sufrido minutos después de las 7 del 14 de diciembre de 2016 en su casa. Explicó, de manera coincidente con su testimonio en instrucción de expediente y el de la segunda jornada del juicio suspendido en febrero, cómo fue sorprendida y baleada por Rivero: “Él planeó todo, me pidió que mis hijos fueran a Ituzaingó para que yo me quedara sola en la casa. Me levanté a las 6 y al rato cuando estaba tomando mate escuché un ruido detrás mío y me dijo: ‘Yo te voy a matar porque si no sos mi mujer, no vas a ser de nadie’”.
“No sabía qué hacer, comencé a gritar y corrí para el fondo de mi casa, vi a un chico en la parada de colectivos, me ayudó y me dijo que me pusiera detrás de él. Intentó frenarlo (a Rivero) pero le disparó a la mano del muchacho con la que intentaba pararlo. Ese disparo le atravesó la mano y me pegó a mí en el brazo. Después me tiró dos veces y me caí al piso. Escuchaba voces y gritos de mucha gente hasta que me subieron a una camioneta y me llevaron al hospital”.
“Toda la vida juntos fue violento conmigo. Siempre me amenazaba que debía estar con él. La violencia era constante física y psicológica. Al principio de la relación se cuidaba frente a los chicos, pero después ya no le importaba”.
“Al año de lo que me hizo (tentativa de homicidio) volvió a amenazarme por teléfono desde la cárcel y dijo que iba a volver a hacer lo mismo”. “Él siempre me amenazó que me iba a matar, por más que haya hecho muchas denuncias, muchísimas”.
El fiscal Martín Alejandro Rau le preguntó si admitía el pedido de disculpas que minutos antes Rivero manifestó al tribunal. “No le creo nada, él manipula mucho y es muy mentiroso. El pedido de disculpas no sirve, porque siempre fue así, hasta se arrodilló pidiendo perdón y terminó haciendo peores cosas”.
“Todavía le tengo miedo, mucho miedo”, agregó De Souza y resaltó que no volvió a vivir a su casa por temor a que le pasara algo grave, nuevamente. “Por eso, quiero pedir que si él llega a salir de la cárcel que me avisen, porque me tengo que ir lejos”.
Rosalba Ramírez González (43) cerró la primera audiencia. Es una de las víctimas de los balazos posteriores a los que recibió De Souza.
La vecina relató que escuchó los primeros tiros y cuando se asomó por la ventana de su kiosco lo vio a Rivero que le apuntaba a la cabeza: “Me tiré al piso y disparó tres veces. Él ya había intentado antes romper las cámaras de seguridad de mi casa y creo que por eso quiso matarme cuando me vio. No estaba ebrio en ese momento, estaba consciente de lo que hacía”.