El lunes 21 de febrero de 2022 a la madrugada, el comerciante Sergio Kozak (40) asesinó a balazos a la docente Gabriela Soledad Agüero (39) y a la hija de ésta, Débora Cristina Elizalde (24).
El hecho, del cual se cumplieron más de dos años, conmocionó a San Antonio y hasta el día de la fecha no se sabe nada del autor del doble femicidio.
Ese lunes a las 3, madre e hija mantuvieron una discusión con Kozak en una bailanta de Bernardo de Irigoyen, hecho por el cual decidieron retirarse de allí. Fue así que, a bordo del vehículo de un conocido que oficiaría de taxi, llegaron los tres (junto con el hijo y hermano) a la vivienda del barrio Nueva Esperanza.
El acusado, expareja de Débora, los siguió en un Fiat Toro y cuando las mujeres descendieron intentó embestirlas. La joven se acercó a la ventanilla presuntamente a recriminarlo y recibió un disparo de un arma calibre 38, mientras que su progenitora se interpuso y el asesino volvió a disparar.
Un tiro le dio en la mano y el otro le ingresó de forma descendente por la zona del hombro. Ambas murieron desangradas. Gabriela Soledad Agüero era profesora de portugués, en tanto que su hija era estudiante de lengua y literatura en Eldorado.
La hipótesis del cómplice
Tras cometer el hecho, Kozak fue hasta su chacra en su camioneta, donde la abandonó. Luego y según la familia alguien lo ayudó a seguir escapando. Piden a la comunidad que si saben algo respecto al prófugo lo digan a la policía.
“Le pagó muy bien”
Hoy a poco más de dos años del hecho, PRIMERA EDICIÓN dialogó con Jorge Elizalde, quien tiene 50 años y es padre de Débora y exmarido de Gabriela. El hombre insistió en su pedido de pronto esclarecimiento y en la conjetura de que Kozak contó con la complicidad de alguien para huir.
Con respecto a qué le informaron desde la Justicia o la Policía sobre si hubo algún avance en la búsqueda del prófugo, Jorge afirmó que “hasta el momento no tenemos información porque nadie se comunicó con nosotros”, en tanto que acerca del acusado contó que “hasta ahora no se sabe nada, desapareció, tampoco sabemos si se actualizó la recompensa de 1 millón de pesos que ofreció el Ministerio de Gobierno de la provincia en su momento para quienes aporten datos que permitan su captura”.
“Para nosotros es muy difícil. Casi no volvimos a tocar más el tema salvo en estos casos que nos llama la prensa, porque mis hijos están intentando recuperarse de esto que sucedió. Se trata de mis hijos mellizos y en común también con Gabriela, quienes tienen 22 años. Gabriela también tenía una nenita -actualmente de casi tres años- que quedó al cuidado de su padre”, explicó.
Sobre la investigación que lleva adelante la policía Jorge indicó que “cuando pasó todo los efectivos de San Antonio buscaron y recorrieron la zona dos o tres meses, en los cuales estábamos comunicados con ellos. Después, como que se olvidó el caso”.
“Por si fuera poco, las cosas quedaron muy, muy oscuras. Es obvio que alguien le ayudó a escapar. Y todo indica que a esa persona Kozak le pagó muy bien para que le ayude y para que se calle la boca hasta el día de hoy. En un principio se habló de una camioneta blanca en la que el acusado escapó, pero después se descartó. Tengo entendido que es buscado también por Interpol es decir no solo en Argentina, sino en Brasil, Paraguay, por todos lados”, relató Jorge.
El hecho quedó registrado en una cámara de seguridad y fue presenciado por uno de los hijos mellizos de Gabriela y hermano de Débora, quien pese a que lo intentó no alcanzó a detener el ataque. Respecto al acusado y como se informó en su momento, estuvo en pareja menos de un año con Débora. El hombre fue su empleador, dado que era el propietario de un telecentro de San Antonio.
La joven decidió terminar con la relación y por la insistencia del hombre a que volviera con ella y por inclusive algún episodio de violencia, decidió buscar protección. Lo denunció ante la Justicia y así fue dictada una orden de restricción de acercamiento.
Todo indica que el acusado pudo cruzar la frontera y escapar hacia Brasil, en tanto que la familia de las víctimas creen que sacó dinero del banco antes del hecho, lo que habla a todas luces de premeditación. Además, tras cometer el doble crimen fue hasta su chacra y hasta se tomó una cerveza antes de seguir escapando, demostrando que mató con pasmosa frialdad.