Con su personalidad “arrolladora” y “multifacética”, la docente Lidia Délida Krieger (57) partió de este mundo el 22 de agosto pasado, causando un inmenso vacío y mucho dolor en los miembros de las comunidades educativas que la tuvieron dentro de sus aulas y al frente de las instituciones. Pero su ausencia también las fortalece, las une, las resigna, y permite recordarla con esa sonrisa contagiosa y esas ganas de estar en constante movimiento, produciendo, creando, en pos de la educación, de sus colegas y de sus alumnos.
Había iniciado su carrera el 9 de abril de 1986. Estaba en pleno ejercicio de la profesión y llevaba 37 años como docente.
Nació en San Ignacio, en el hogar conformado por Hans Enrique Krieger, conocido cartero del pueblo, y Petrona Millán.
Silvia, su única hermana, dialogó con Ko´ape y contó que Lidia completó la primaria en la Escuela 74 y el secundario en la Escuela Normal Superior 5, ambas de la Capital de las Ruinas Jesuíticas. Apenas terminó, siguió magisterio. En 1986 se recibió de maestra y mientras ejercía la docencia, se dedicó a cursar el Profesorado de Geografía en el Instituto Montoya, de Posadas.
“Daba clases de 7 a 12, a las 15 viajaba a Posadas y regresaba ya de madrugada porque en esa época no había tantos colectivos. A esa rutina la completaba todos los días. Fueron días muy sacrificados, pero se recibió de profesora en 1992. Después siguió la licenciatura en la Universidad del Salvador (USAL). Siempre estuvo estudiando, todo el tiempo estudiando. Realizó tres licenciaturas y estaba a punto de empezar una maestría en una universidad española pero como se habían actualizado los precios en dólares, prefirió esperar”, manifestó.
Antes de su partida, escribió a modo de legado: • Continuar el nivel universitario (fue mi mayor inversión, hace la diferencia) • Cada día hay que enseñar algo útil (que les sirva para vivir mejor) • “Tener cuidado con lo que desees a alguien” (siempre todo vuelve) • Nunca sabrás hasta dónde podés ir • Gracias a mi familia, y parte de ella que del cielo me cuida • Gracias a mis alumnos que son y fueron lo mejores!!! • Gracias a mis colegas, y amigos, aquellos orgullosos de su profesión que dejan todo en las aulas.
Según su hermana, “en su vida era estudiar todo el tiempo, era la docente mejor valorada de la Provincia. Logró fortalecer su experiencia en varias escuelas: N° 74, N° 719 y N° 15. También en la Normal N°5, EPET N° 12, BOP 44 y BOP 14 y en la EFA 1405. No hay en San Ignacio quien no haya sido alumno en la primaria, secundaria o padre de alguno de los estudiantes. Entonces todo el mundo la conocía, por eso era tan representativa”.
Dijo que, como profesora, Lidia no solo enseñaba con pasión, sino que en su entorno transmitía consejos todo el tiempo: “Seguí estudiando, invertí en la universidad, eso te va a cambiar, te va a mejorar la calidad de vida, por eso es que la recuerdan con tanto cariño”. Además, a quienes podía, les facilitaba un trabajo. “Era una especie de San Cayetano terrenal porque veía la posibilidad de darle una mano siempre a los demás”.
Para Silvia, que ejerce en el BOP Nº 14 y el BOP Nº 44, y en el ISFD turno noche, “ella fue el ejemplo para seguir para muchos. La incentivó la directora de la Normal Nº 5, María del Carmen “Lita” Chaveaux de Barrios, que también era su profesora de geografía, pero yo continué los estudios del Profesorado de Geografía a causa de mi hermana, que me transmitió la pasión. Me encantó. Cuando tenía tres años ya estaba pintando y completando los mapas que me daba. Fui palpando la geografía desde chiquita”.
Al formar a los docentes, “ella les transmitía toda su experiencia porque era como un médico generalista que tenía toda la experiencia de la primaria, de la secundaria y de la educación superior. Contaba con todas las herramientas, por eso los alumnos quedaron muy mal al enterarse de su deceso”, relató.
Los colegas le decían que ella era “la madre de todos”, porque les daba consejos, les organizaba los horarios de acuerdo a las conveniencias y para que no se superpongan, porque sabía que varios debían viajar para cumplir con sus obligaciones. “Siempre apoyó los proyectos que ellos presentaban, siempre tenían ese aval, y es por eso que el BOP Nº 14 se lució siempre”, indicó.
Conocer para enseñar
Cuando la muerte la sorprendió, planificaba su jubilación, pero, ante todo, quería estar presente en el 40 aniversario de del BOP Nº 14, que se celebró el año pasado. “Estaba armando un gran festejo, hasta el último momento estuvo proyectándolo. El día anterior hablaba de estar en el acto, que se tuvo que suspender”. Más adelante, se hizo un acto conmemorativo y en la escuela colocaron en su homenaje una placa que reza: “Porque en cada proyecto estará siempre presente tu fuerza y alegría”.
Después que se jubilara, quería seguir viajando porque, además de estudiar, Lidia viajaba todo el tiempo. “Siempre le decía a mi hermana viajera. Ella pudo conocer todos los lugares sobre los que enseñamos en las aulas. Recorrió toda Europa, el Norte de África, Egipto, Dubai. En julio de 2023, un mes antes de su deceso, se había ido a Singapur, donde quedó fascinada con los jardines colgantes. Se conoció todo el Sudeste Asiático, Bali y alrededores. Y en agosto se fue para no regresar”, acotó Silvia que, para que este trance sea menos doloroso, se mentalizó con la idea que Lidia “está de viaje, como siempre lo hacía”.
También había actualizado su currículum: profesora y licenciada en Geografía. Directora en BOP 14 Santa Rita, de Corpus Christi. Profesora de Ciencias Sociales en ISFD Escuela Normal Superior Nº5 Fray Mamerto Esquiú. Licenciatura en Educación, en la Universidad Siglo XXI. Profesora en Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya (ISARM). Estudió en la Escuela Normal Superior Nº 5 Bachiller y Profesorado de Enseñanza Primaria. Licenciada en Geografía en la Universidad del Salvador (USAL). Licenciatura en Ciencias de la Educación en la Universidad de Atacama.
Cuando regresaba de los viajes, le gustaba contar sus vivencias con todos los detalles y mostraba todas las fotos del recorrido. “Decía que la gente que completaba las delegaciones recorría y corría para todos lados. Sin embargo, ella viajaba en compañía de su colega y amiga, Liliana. Las dos eran docentes de geografía y en cada lugar hacían un reconocimiento con toda su historia. En el último viaje juntas lo hicieron a Egipto y lo disfrutaban mucho. Por eso es que su compatriota viajera tampoco puede superar este trance”, señaló.
Su esposo, Juan Bautista Diturbide, con quien tuvo a su hija Evelyn, falleció en mayo de 2022 y Petrona, su madre, a los tres meses, el 21 de septiembre de 2022. “Fueron para ella y para nosotros dos golpes muy fuertes, que ahora se profundizaron con su partida”, dijo Silvia, emocionada.
Manifestó que su hermana trabajaba para poder invertir en los viajes, porque soñaba con eso. Pero que también tenía esa parte divertida que era participar en los carnavales de San Ignacio. Lo hacía cuando era joven y había regresado a ese primer amor, en los últimos tiempos. “Era como el hada madrina en Maravilla, que es la comparsa más famosa de la localidad, que sigue vigente. Este año planificaba estar entre sus filas”, recordó Silvia que también siempre fue parte de la fiesta carnestolenda.
Es que la familia Krieger vivía al lado del espacio de ensayo de una comparsa. Después, de jovencita, siempre bailaba para Maravilla y, en los últimos tiempos, lo hizo por dos o tres años seguidos.
Silvia resaltó que su hermana “estaba alegre todo el tiempo, salvo que la hicieran enojar e buscaran activar su lado escorpiano. Yo cumplo el 30 de octubre y ella el primero de noviembre, pero ella siempre fue mucho más explosiva. No pasaba desapercibida en ningún lugar y siempre fue muy popular. En las reuniones, cuando recorríamos los cursos, los perfeccionamientos, ella resaltaba siempre con todo lo que tenía de conocimiento porque era una biblioteca de números, de fechas, de todo. Tenía una memoria increíble. Ahora pienso que es posible que supiera más de que lo que daba en el curso. Siempre planteaba por qué no se perfeccionan antes de venir a dar clases”.
Sostuvo que, en estos años de convivencia, “me dejó muchísimo. Me organizó el cumpleaños Nº 40 porque estábamos tristes por la muerte de mamá. Me hizo una fiesta sorpresa y fue el último que pasamos juntas. Me quedó todo lo que soy. Le debo a ella, la forma de enseñar, la forma de vivir, de manejarme, de ser independiente, de no depender de nadie y seguir perfeccionándome siempre. Le debía la licenciatura. Ella me pidió que estudie, y quizás la haga en su honor. A veces le decía: ¿¡para qué tanto?¡, y ella respondía que nunca hay que dejar de estudiar, siempre hay que ser mejor, progresar y salir adelante, que no hay que conformarse”.
A su entender, “ella siempre pensaba en el más allá, maduró muy rápido y tenía esa visión de superarse, de salir adelante y no sólo ella, sino todos nosotros, toda la familia. Siempre nos facilitó las cosas, nos ayudó todo el tiempo para poder salir adelante”.
Esas caritas de felicidad
Cuando se desempeñaba como profesora, Krieger contribuyó a que sus alumnos pudieran ganar concursos, los que estaban al alcance. Para eso, presentaba proyectos visionarios, tales como, por ejemplo, el city tour por la localidad de Corpus o la conformación de la feria franca. Según Silvia, en el momento que presentó, “el proyecto era muy avanzado para la época y con eso ganaron una medalla de oro nacional. Era con chicos de Corpus, no podían creer porque era toda la Argentina que estaba compitiendo. Ellos viajaron en avión a Buenos Aires con la estadía paga. Luego contaban que los demás tenían toda la tecnología, utilizaban pendrive y ‘nosotros no sabíamos lo que eso significaba. Nos manejábamos con filminas, pero, finalmente, fue el que encantó al jurado’. Ella estaba orgullosa por eso”. Hugo Vallejos, Romina Vera y María Maslowski se hicieron acreedores de la medalla. Uno de ellos hasta recibió una beca en la universidad para continuar la carrera de abogacía. “Eso fue un impulso para ella y para sus alumnos. Se recibió de abogado y ejercía en Buenos Aires”, acotó.
Para los concursos de muestras plásticas, Silvia le ayudaba a hacer las maquetas. “Ellos iban, competían y ganaban. En una ocasión, fueron a Embalse, Córdoba. Así siempre tratando de llevar de viaje a los chicos, a Cataratas, a Oberá, buscaba sacarlos un poco de acá, porque Corpus es una localidad que está bastante aislada y muchas veces los padres no podían llevarlos ni a Gobernador Roca. Su propósito era que conozcan la provincia, que salieran de su entorno, que vean lo que es el resto de la sociedad, que visiten otros lugares hermosos, los lugares turísticos que nosotros enseñamos. Ella implementaba la teoría en los recorridos, reafirmando con trabajos prácticos. Siempre apoyó a los colegas que querían hacer viajes. Les ayudaba a organizarlos y, de paso, ella también participaba”, agregó entre risas.
Daba testimonio con su vida
El licenciado Arnaldo David González, exalumno de Krieger, y director del BOP N° 14 de Corpus Christi, también elaboró una semblanza de lo que fue su colega. La definió como: “Una docente de pura vocación, convencida que la educación es el camino para la superación personal y social; apasionada por la ciencia en que se formó, ser parte de sus clases o compartir con ella alguna charla sobre geografía, era siempre una experiencia garantizada de aprendizaje. Así era Lidia, mujer de personalidad enérgica, quien a todos regalaba una generosa sonrisa, un abrazo, un beso, y contagiaba su alegría.
Frente a una cultura del “cuanto menos cueste, mejor”, Lidia sostenía y pregonaba el valor del esfuerzo, y su testimonio de vida era un claro ejemplo de ello. Toda su trayectoria profesional, desde aquellos primeros años como maestra de grado en San Ignacio, nos habla de dedicación, entrega, sacrificios y metas alcanzadas.
En lo personal, fui alumno suyo en el BOP N° 14 de Corpus Christi, colega en la misma institución y acompañante de su tarea directiva, en los últimos seis años, desde la función de vicedirector. En el BOP 14 dejó su impronta, pues como Directora fue modelo de disrupción pedagógica, promotora del aprendizaje a partir de proyectos, brindando a docentes y alumnos la oportunidad de traspasar los límites del aula para el desarrollo de innumerables actividades.
Ante su inesperado deceso y, en el marco del 40° aniversario de la primera institución secundaria de la localidad de Corpus Christi, que fuera dirigida por ella durante 14 años, la comunidad educativa le rindió un sentido homenaje por su servicio y dedicación.
En la formación docente inicial, en los profesorados de Educación Inicial y Educación Primaria, su tarea y aporte a la educación debe ser también destacada y reconocida. En su querida “Normal 5” -allí estudió y ejerció también la docencia-, marcó la trayectoria educativa de cientos de nuevos educadores, quienes la recuerdan con sincero afecto. Insistía que, para enseñar y aprender, el perfeccionamiento permanente, la creatividad y el compromiso con la profesión, van de la mano.
Quienes la conocimos y compartimos con ella, más allá del ámbito laboral, supimos de su constante ocupación en bien de su querida familia, ejerciendo a pleno esa capacidad femenina tan admirable de ser, al mismo tiempo, hija, hermana, tía, esposa, mamá y docente. Quedaron muchos proyectos por desarrollar, viajes por realizar y nuevos horizontes por conquistar. Sin embargo, su pronta partida no opaca el valioso legado humano y profesional que nos dejó Lidia. ¡Hasta siempre, querida Profe y Dire!”.