Hijo de padres misioneros, oriundos de la colonia Julio Martín, en las inmediaciones de Campo Viera, Néstor Fabián Ayala (38) nació en Buenos Aires en 1984, cuando el matrimonio emigró a esta gran ciudad en busca de trabajo.
Cuando el niño tenía cinco años, volvieron a la Capital del Té. Su papá siguió trabajando como albañil y anexó una olería para elaborar ladrillos prensados mientras que mamá, se había convertido en ama de casa tras la llegada de los chicos: Jorge, Néstor y Julieta.
Vivieron en Campo Viera hasta que Néstor tuvo 12 años, y se mudaron a Oberá, para que su hermano mayor pudiera cursar sus estudios en la escuela técnica, la EPET Nº3 “Polonia”, y así tener un título técnico. “Nos instalamos en una casa que no estaba terminada, tenía las paredes y el techo, pero sin piso ni ventanas, ni nada de eso. Fue bien sufrido. Siempre fuimos una familia humilde que luchó para conseguir las cosas. Papá como albañil nunca tuvo un sueldo fijo, entonces pasamos por algunas dificultades, en ocasiones llegando con lo justo para poder comer”, relató quien ahora reside en Brasil, adonde se estableció tras recibirse de ingeniero industrial, mientras buscaba la oportunidad de realizar un posgrado.
Contó que siempre concurrieron a la escuela pública. “Mi hermano empezó el colegio y yo, después que terminé la primaria en la Escuela Nº 208, seguí sus pasos hasta tercer año”. A partir de allí se cambió al Colegio Nacional “Amadeo Bonpland”, también en Oberá. Desde antes de terminar el secundario, Néstor sabía que quería ir a la facultad. Pero por las dificultades que tenía su familia, y para juntar unos pesos, trabajó un tiempo como albañil junto con su papá, Rafael, aún en vacaciones.
Su hermano siguió solo hasta el segundo de la facultad, y después empezó a trabajar a raíz de las necesidades que había en casa. Enseguida se puso de novio, y se casó. Sin embargo, Néstor buscó la manera de seguir. “Mi meta era salir para cambiar un poco esa vida sufrida. Pensaba en estudiar, para tener una vida diferente. Estudié ingeniería industrial en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) porque me quedaba cerca de casa y no tenía muchas opciones”, explicó.
“Mi familia siempre se preocupó porque estudiáramos, eso fue siempre muy importante, por más que éramos humildes, por más que tuviéramos dificultades”. De hecho, la mudanza de Campo Viera hacia Oberá “fue para que mi hermano pueda estudiar en la EPET, para que tenga un título técnico”.
Durante el cursado de la carrera fue beneficiado con una beca, pero la perdió tiempo después porque no alcanzó a regularizar algunas materias. Eso lo llevó a trabajar en la fotocopiadora de la Facultad, donde se ocupaba de sacar copias de los textos en turnos opuestos al cursado y así poder cubrir algunos gastos particulares.
Llegó un momento en el que la situación económica se tornó muy difícil, al punto que su mamá, Claudia Pierepiechai, le pidió que dejara de estudiar y se pusiera a trabajar para poder ayudar en la casa. Pero “les pedí por favor que me soporten un poco, que me hagan el aguante para que pueda terminar la facultad. Finalmente, a la carrera de cinco años, le agregué medio año más, trabajando a contraturno y estudiando bastante para poder pasar en las materias, en los finales, y así salir delante”.
Ayala se recibió de ingeniero industrial a fines de 2007. Alejandro, Frank, un amigo obereño ya residía en Brasil, país al que había viajado para hacer una maestría en Ingeniería Industrial en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, con sede en Porto Alegre. Le consultó sobre los pormenores, y se animó a despegar. “Dije, quiero salir un poco de Argentina, conocer el mundo. Ese era mi deseo. Y llegué a Brasil, siempre con las dificultades económicas a cuestas”, manifestó.
“Viajé por toda Europa, asistí a diferentes congresos, tengo trabajos con investigadores de todo el mundo, principalmente del viejo continente (Dinamarca, Inglaterra, Italia, Francia, España), pero también de Estados Unidos, México, y de otros países como Islandia. Conozco bastante del mundo, tengo una decena de países que pude conocer gracias a esta oportunidad que tengo de trabajar como investigador y en esta área que es de innovación tecnológica y digitalización que es tan importante“.
Recordó que su hermano Jorge le prestó 90 dólares para el viaje y para que me “bancara los primeros días en Porto Alegre, hasta que recibiera la beca. En esa época era de 900 reales, y servía para mantenerme. Además, dividía los gastos de departamento con un argentino, y nos alcanzaba bien para pagar las cuentas y para sobrevivir, para poder estudiar y hacer la maestría”.
Lo mejor está por venir
Cursó la maestría en ingeniería industrial durante 2008, 2009, y finalizó en marzo de 2010. Y fue ahí donde empezó la mejor etapa. Enseguida, pasó por un proceso de “trainee”, que “en Brasil es bastante particular porque se presentó un grupo selecto de profesionales que están terminando la carrera o que terminaron la carrera recientemente. Entre 9.000 candidatos eligieron a 20 personas de todo Brasil para ser trainee de una de las mayores constructoras brasileras, que se llama Gafisa. Empecé a trabajar y me mudé a San Pablo, porque es ahí donde tiene sede la empresa”. De esa manera vertiginosa, dio inicio su carrera profesional.
Ayala confió que hasta 2010, económicamente le fue bastante complicado pero que a partir de ese año “ya pude ganar un buen salario”. En San Pablo experimentó residir en un hotel pagado por la empresa durante seis meses, aunque abundaban los entrenamientos durante toda la jornada a fin de entender todo sobre la firma y aprender cosas que van a ser aplicadas a diario. También vivió otros seis meses en Curitiba, donde lo enviaron a cumplir tareas como coordinador de una obra.
“La Industria 4.0 es la aplicación de tecnologías avanzadas como Inteligencia Artificial (IA) para mejorar la productividad de las empresas, sean pequeñas o grandes. Surgió en Alemania y es considerada la cuarta revolución industrial. La primera revolución industrial fue la industria del vapor, la segunda revolución industrial fue cuando se inventaron los motores eléctricos y la electricidad. La tercera revolución industrial fueron las computadoras y la automatización”.
A fines de 2010, regresó a San Pablo para trabajar en un nuevo frente de la empresa que estaba buscando traer innovaciones tecnológicas, formas de construir más innovadoras. En 2011, empezó a trabajar en esa área de innovación donde tuvo la oportunidad de viajar a China, a Hong Kong y a Shenzhen, para visitar a proveedores de tecnologías de construcción. También en Colombia y Uruguay, investigó sobre nuevas tecnologías para la construcción civil de esta empresa. Por esos trabajos de innovación y por estructurar un área de planificación, lo promovieron a coordinador de planificación, logística y calidad de obras, donde, entre 2011 y 2014, coordinó un equipo de más de 10 personas. En esa actividad controlaba la planificación de más de 50 obras en todo Brasil, entonces se trasladaba de sur a norte. De esta manera, visitó todo el país fiscalizando las obras, siguiendo la planificación y el control.
En San Pablo conoció a Juliana, quien es su esposa, y es oriunda de Porto Alegre.
Cuando en 2014 estaba dando una charla sobre su trabajo y las tecnologías implementadas en la construcción, le propusieron que fuera gerente de planificación y control de obras de una empresa de Río Grande do Sul que se encarga de construir rutas. Como tenía ganas de volver a Porto Alegre, aceptó la propuesta, que económicamente era muy interesante.
Allí, permaneció solamente por un año ya que tenía interés en introducirse en algo más innovador que la construcción civil. Fue así que “tomé la decisión de largar todo, renunciar a mi trabajo de gerente y continuar el doctorado. Para tener una noción del esfuerzo que ello implicaba, debo decir que en 2015 ganaba 12 mil reales como gerente, que era un buen salario, y pasé a ganar 2 mil reales, que era la beca que correspondía al doctorado en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul. Tuve que reducir más de cinco veces mi sueldo para poder hacer lo que quería, que era trabajar en algo que implicaba mayor innovación”, comentó. Esto significó un nuevo cambio en su vida, pero “con el aporte de mi esposa, pudimos ajustar las cuentas y mantenernos durante mi doctorado”.
Con el grupo NEO, trabajó brindando consultoría a grandes empresas multinacionales, como por ejemplo Grupo Boticario, que es la principal empresa de cosméticos de América Latina junto con Natura, “para ayudar a la empresa a entender su camino para la industria 4.0, para la inversión de tecnologías, qué tecnología es más conveniente para que la empresa logre más competitividad”. En la foto junto a su amigo obereño Alejandro Frank, “con quien trabajamos juntos y somos directores del Grupo de investigación NEO, tras la defensa de tesis de doctorado”.
En ese lapso, empezó a trabajar en investigación con Alejandro, su amigo obereño, que ya tenía el doctorado y era profesor en esa alta casa de estudios. En Brasil, el plazo del doctorado es de cuatro años, pero “me esforcé mucho para terminarlo antes y concluí en dos años y medio, que fue un récord en el programa de posgraduación porque creo que nadie lo terminó en menos tiempo que yo”.
El examen y el avión a Francia
Todo se dio de manera presurosa. En 2016 empezó a trabajar con Industria 4.0, cuando en Brasil prácticamente no se hablaba del tema; terminó el doctorado el 11 de septiembre de 2017, tras defender su tesis, y unos días después, el 14 de septiembre, estaba embarcando en el avión rumbo a Francia para hacer un posdoctorado en el Instituto Politécnico de Grenoble, en la frontera con Suiza. Allí, cerca de los Alpes Suizos, vivió durante un año.
En esa universidad, que queda a unas tres horas de tren de París, “tuve la oportunidad de actuar como investigador de posdoctorado y también dando clases en la maestría, durante seis años (de 2016 a 2021), como profesor invitado. En mayo de cada año me pagaban el pasaje para viajar a Francia, diera un mes de clases y regresara”.
“Estoy trabajando en un proyecto con el Ministerio de Educación de Brasil para entender cómo llevar los conocimientos de digitalización a las escuelas técnicas, a los colegios técnicos, a las universidades, e inclusive también cómo utilizar inteligencia artificial para mejorar la enseñanza en el país”.
Cuando estaba terminando el posdoctorado de un año en Francia, en agosto de 2018, se postuló para ser profesor de la Universidad de Rio Grande do Sul, donde hizo su maestría y su doctorado. “Es considerada la mejor universidad federal de Rio Grande do Sul (federales serían como las universidades nacionales de Argentina). Tienen un proceso selectivo muy difícil que se llama concurso público. Entre varios candidatos fui elegido número uno en la lista por una prueba práctica, una prueba teórica y de currículum. Así que dejé Francia y vine directo a asumir mi posición como profesor de esta Universidad”, acotó.
Ahí empezaba otra fase de su vida que es la docencia. Junto a su amigo Alejandro crearon un grupo de investigación que se llama NEO (Núcleo de Ingeniería Organizacional). “Ambos somos directores, y tenemos más de 20 investigadores trabajando bajo nuestra órbita, entre profesores, alumnos de doctorado, alumnos de maestría, alumnos de grado. Con este grupo hacemos investigaciones y trabajamos en proyectos, por ejemplo, con ministerios. Ya trabajé con el Ministerio de Economía de Brasil, con proyectos para entender cómo llevar digitalización de empresas a las empresas brasileras, con el Ministerio de Economía, con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, también con el Ministerio de Industria, a través de la Agencia Brasilera de Desenvolvimiento Industrial. Tenemos varios proyectos a través de los cuales unimos el área académica con el área práctica. Entonces todo lo que estudiamos, lo transformamos en herramientas que puedan ayudar a las empresas brasileras y al gobierno a desarrollar políticas públicas que aumenten la competitividad industrial de las mismas”, explicó.
A partir de enero de 2023, actúa como profesor visitante en el Tecnológico de Monterrey, de México, que es considerada una de las cinco mejores universidades de Latinoamérica, dando clases para la graduación en Tecnologías Digitales e Industria 4.0. “Pasé todo enero, en México, dando clases para ellos, y ahora, actúo dando clases de forma remota como profesor visitante”.
Además de los proyectos con los ministerios, se desempeña como especialista invitado de la Cámara de Industria 4.0 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. “Se trata de un grupo de personas, como si fuera un board, que se reúne con representantes de diferentes sectores de Brasil para discutir las políticas públicas, incentivos económicos o incentivos de innovación para las empresas”, dijo. Al tiempo que confió que tiene una participación en la Cámara de Industria 4.0, “donde se piensan las políticas a nivel nacional, y a nivel de Rio Grande do Sul. Actúo como coordinador de la Red de Industria 4.0, Red Río Grande del Sur de Industria 4.0, donde nos reunimos más de 40 especialistas de diferentes entidades, más de 10 universidades, inclusive del gobierno Rio Grande do Sul, para pensar qué políticas pueden ser, o qué acciones pueden ser desarrolladas para que más empresas utilicen tecnologías digitales, tecnologías avanzadas”.
También trabajando como profesor y como investigador, tuvo la oportunidad de viajar mucho. Trabajó con el Massachusetts Institute of Technology (MIT) en un proyecto llamado Work of the Future, que busca investigar cómo las tecnologías digitales afectan a los trabajadores. “Es un proyecto internacional y en Brasil, NEO fue el brazo del MIT, trabajando a la par de un investigador enviado por ellos. Tuve la oportunidad de pasar un tiempo en el MIT, visitarlo para discutir estos proyectos de investigación en la universidad”.
También actúa como especialista en digitalización asociado de la ONU, en la denominada división de desarrollo tecnológico ONUDI. “Intervengo como especialista en proyectos que la ONU desarrolla para llevar tecnologías digitales a los países en desarrollo y gracias a eso, por ejemplo, ya di charlas en República Dominicana, México. Tuve la oportunidad de representar a la ONU para mostrar a estos países en desarrollo cómo pueden aplicar tecnologías digitales en sus empresas sin importar el tamaño de la empresa o cuán desarrollado es el país”.
“Me encanta lo que hago”
A través de la comunicación mantenida con Ko´ape, a través de las redes sociales, Ayala sostuvo que quería contar sobre “todo lo positivo que me pasó, y sobre lo que hago en Brasil que, a simple vista parece mucho, pero que lo hago con mucha satisfacción. Trabajo muchísimo porque me encanta la investigación, me encanta poder transformar la investigación en algo que impacte a través de los ministerios, a través de las políticas públicas. Entonces ahora, por ejemplo, estamos con un proyecto para llevar digitalización para pequeñas empresas locales donde vamos a ayudar a 10 firmas a que se digitalicen, a que mejoren y que tengan óptimos resultados en sus números y que, con el tiempo, eso pueda ser replicado para otras pequeñas empresas de Brasil”.
Entonces, celebra que “ese impacto que lo que hago, lo que estudio por placer, se pueda reflejar en cosas que realmente agregan valor a la sociedad. Eso me encanta. Entonces todo lo que yo hago, lo hago con mucha felicidad en mi día a día, inclusive, pudiendo ayudar a los alumnos”.
Recientemente, vinieron dos alumnos de Misiones “para estudiar con nosotros, en nuestro grupo. Poder traer más gente de la tierra colorada para que pueda desarrollarse acá en Brasil me parece un impacto muy interesante en términos de desarrollar gente que piense un poco diferente y que pueda volver también, si es posible, a Argentina para colaborar”.
Una celebridad del conocimiento
En marzo pasado, Ayala fue elegido como uno de los top 50 influencers en industria 4.0 del mundo. Una empresa de estadísticas denominada Onalitica, mapeó en todo el mundo a las personas más influyentes en el tema de tecnologías de industria 4.0 y fue el único listado de Brasil, como uno de los 50 más influyentes. ¿Cómo se mide eso? Se mide en la actividad y en la cantidad de seguidores que tiene el especialista en industria 4.0, considerando principalmente la Red LinkedIn, que es una red profesional.
“Sucede que actúo en diferentes actividades de industria 4.0, desarrollo diferentes proyectos y publico mucho, junto a mi grupo de investigación, generando mucho conocimiento sobre industria 4.0. Ese conocimiento lo comparto a través de posts que hago en el LinkedIn, compartiendo el entendimiento de cómo la tecnología puede ser aplicada por empresas. Por mi actividad de divulgación y diseminación de conocimiento fui elegido como uno de los top 50 en todo el mundo”. Su apellido es el único de la lista de Brasil, y figura entre tantos de Europa, de Estados Unidos y uno de Argentina.