Cien años y tres meses cumplió este jueves Ángela Mercado, más conocida como “Doña Chela”, y por primera vez en su vida, tiene una casa con baño instalado.
Doña Chela recibió a PRIMERA EDICIÓN en su nueva casa, una vivienda modular prefabricada de madera con un dormitorio, baño y cocina que el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (IPRODHA) le entregó oficialmente este lunes. Fue el propio presidente del IPRODHA, Juan Carlos Pereira, junto a su equipo y al presidente de la Asociación de Productores Industriales y Comerciales Foresto Industriales de Misiones y el Norte de Corrientes (APICOFOM), Guillermo Fachinello, quienes fueron a relevar la situación habitacional de la centenaria mujer luego que PRIMERA EDICIÓN contara su historia de vida y diera cuenta de la precarias condiciones en la que vivía.
“Manos calientes, amor para siempre”
Doña Chela tiene la voz apenas audible y, de a ratos, la pierde totalmente. Es de sonrisa fácil, nos saluda tomando las manos y con picardía, “manos calientes, amor para siempre” pronostica.
Se la ve muy delgada, pero nos cuenta que le gusta comer de todo “nada me hace mal, no tengo problema con la comida, como lo que me dan mientras que no sea veneno… pero me gusta el chorizo”, confiesa tímida.
Está muy contenta con su nueva casa, “estoy muy cómoda”, aseguró. Ya no tiene que salir al exterior para acceder al baño ni preocuparse por tropezarse con alguna piedra suelta o desnivel del piso de tierra o mojarse cuando llueve. Por primera vez, además, puede tirar la cadena pues ahora cuenta con pozo negro absorbente a la cámara séptica porque no pasa la red de cloaca frente al terreno.
No fue sencillo para el IPRODHA lograr los consensos previos entre vecinos y parientes para montar la casita de doña Chela, porque no hay título de propiedad del terreno.
Quien supervisa y media entre unos y otros para que a doña Chela no le falte nada -y que nadie se lleve lo poco que tiene- es el trabajador social y secretario general del Sindicato de Vendedores Ambulantes (SIVARA), Alberto Fusté Padrós, “hace cuatro años, tras la denuncia de un vecino, vinimos con las trabajadoras sociales Andrea Taverna, Norma Irala y Liliana Pichak y la encontramos en estado de abandono, anémica y con sarna. Fuimos a la Justicia y durante dos años y medio nos hicimos cargo de su cuidado y bienestar porque la nieta seguía cobrando su jubilación. Ahora, con su jubilación se pagan cuidadoras”.
Sus cuidadoras
Ángela Mercado tuvo cinco hijos, pero solo dos continúan con vida, ambos viven en Buenos Aires. “Nietos tengo unos cuantos”, contó Chela pero ya no sabe cuántos.
La anciana vive sola pero por la mañana y por la tarde cuenta con una cuidadora, y de noche, tres veces por semana, su ahijada viene a dormir con ella. A todas ellas se les paga con parte de su jubilación.
“La jubilación de doña Chela no alcanza para pagar la luz, el gas y su alimentación. Por eso, vamos a pedir la asistencia del Ministerio de Desarrollo Social y del área de Acción Social de la Municipalidad, este última dirección le daba alimentos antes que tuviera que mudarse con su sobrina para que le construyeran la casita”.
Trabajó desde niña
Chela es nacida en Posadas, Misiones, y según contó “tuve cinco hermanos, dos varones y tres mujeres, hoy ya todos están muertos. Mi papá era policía y mi mamá empleada doméstica”.
Recordó que fue a la escuela primaria de la sierrita “no pude seguir la escuela porque mi hermana mayor me sacó, me dijo que tenía que trabajar. Por ese entonces yo tenía 8 o 9 años y empecé a trabajar cuidando criaturas, hacer mandados y esas cositas. Me hubiera gustado seguir estudiando pero no me dejaron porque necesitaban que trabajara. Ninguno de mis hermanos estudió”.
El padre de sus cinco hijos trabajaba en el ferrocarril, en San José, “cuando comenzó a beber se volvió violento… era malo pero nunca me faltó el pan”, confió la mujer que lo aguantó hasta que falleció.
Rampa y baño adaptado
En la actualidad, más allá de las horas que pasa con sus cuidadoras que le cocinan y la atienden, doña Chela continúa viviendo sola con su gato.
Ahora que su nueva casa fue montada sobre cepos porque el terreno tiene muchos desniveles y, cuando llueve mucho, el agua se escurría por ese declive hacia el arroyo Vicario, es mucho más sencillo para la anciana salir en su silla de ruedas. Además, el IPRODHA incorporó una rampa de acceso adaptada para la silla de ruedas. También el sanitario fue adaptado para una persona con discapacidad por lo que cuenta con las dimensiones y las herramientas de seguridad necesarias para garantizar una mayor comodidad de la centenaria doña Chela.