Aunque todavía no se hizo cargo del poder, cada definición que brinde el presidente electo de los argentinos, Javier Milei, es considerada “oficial”.
En una reciente entrevista con el canal Telefé de Buenos Aires, con el periodista Rodolfo Barili, el economista fue consultado si se gastará más dinero del presupuestado para cumplir con las obligaciones financieras que aparezcan.
Barili le puso como ejemplo: si debe pagar 120 pero tiene 100 ¿qué hará? Fue entonces que Milei sostuvo: solo se pagarán 100. En medio, el periodista le planteó compromisos en diciembre del Gobierno como son los aguinaldos (trabajadores, funcionarios, jubilados, etc), a lo cual reiteró que pagará 100. Eso, hizo suponer que lo demás no se pagará.
De allí surgió la polémica del no pago de aguinaldos si no alcanzan los recursos. Y, obviamente, el malestar de quienes se podrían ver perjudicados.
Aunque se trata de una acción no consumada, sino una hipótesis, la cuestión sirve para preguntarse por dónde pasará la motosierra del nuevo Gobierno. Claramente que por los derechos de los trabajadores no debería ser. Menos aún por los haberes y beneficios de jubilados y pensionados a los que poco y nada les alcanza para sobrevivir todos los meses.
En este caso, Milei erró las prioridades en sus declaraciones. Primero debió exponer el recorte de la motosierra que se hará sobre la “casta” (estructura, funcionarios, privilegios, etc) como la prioridad del ajuste. Y no dejar dudas sobre los derechos de los empleados públicos que son denostados en su conjunto por culpa de unos pocos.
Cuidado con la comunicación: la campaña ya demostró que por cualquier vía, lo que diga el protagonista es trascendente e importante para no dejar librado a interpretación los temas de enorme impacto social, que son y serán responsabilidad del Estado que se cumplan.