Aunque detrás del milagro de Emma Zippan hubo un gran equipo profesional de médicos, ni ellos mismos pueden creer que la pequeña misionera esté hoy con un corazón nuevo y de vuelta en su casa, con sus hermanos y demás familiares, en Misiones.
“Los médicos nos resaltan y nos preguntan siempre a quién le rezamos, cómo rezamos porque ellos tampoco pueden creer todo esto, porque Emma era tan chiquita, con ese peso, es la bebé más chica trasplantada en el país y ellos no saben si en Sudamérica también”, compartió a PRIMERA EDICIÓN, Ariel, el papá de la pequeña, que retornó a la tierra colorada el sábado.
La casa de la familia en Garupá volvió a tener el calor de un hogar y a regalar la risa cómplice de los hermanitos en juego. Máximo y Coti tienen de nuevo a su hermanita menor en casa para jugar con ella todos los días, tras ocho meses de estar lejos.
Fue largo el proceso que toda la familia tuvo que atravesar tras el diagnóstico desfavorable que le habían dado en Posadas y las complicaciones que surgieron hasta poder llegar al Hospital Italiano de Buenos Aires y la noticia del esperado corazón.
El padre agradeció el trabajo incansable de los médicos que la trataron tanto en Misiones como en Buenos Aires, así como todo el empeño en que salga adelante hoy sea una beba “hermosa, divina, nos hace reír, es muy alegre, todo el tiempo está feliz, jugando”.
Ahora la pequeña debe seguir cuidados estrictos por lo que los reencuentros familiares se están haciendo de a poco y hasta el año del trasplante seguir con la medicación.
Admiración y agradecimiento
Consultados acerca de lo que les produce recordar todo el camino recorrido, en primer lugar, Ariel sostuvo: “Retroceder un poco en todo lo que pasó es muy emocionante porque uno se pone a pensar en todas las luchas de Emma, como familia la acompañamos en todo esto pero la que puso el cuerpo fue ella, entonces nosotros sentimos una admiración muy grande por Emma. Es una luchadora incansable, salió de tantas situaciones adversas, de tantos pronósticos tan complicados que teníamos de la parte médica”.
Mientras que Natalia, su mamá, compartió: “La reflexión es ponerse en el lugar del otro. Uno tiene que siempre valorar cada instante de compartir con la familia, porque no sabés en qué momento te puede cambiar la vida. Nos sentimos con la responsabilidad de seguir hablando de la donación de órganos, porque gracias a que la gente empezó a tomar conciencia de esto, hoy Emmita está con nosotros”.
Ahora la familia quiere disfrutar de cada día de Emma, sin apuros, sin precipitarse y agradecidos para siempre, sobre todo de quienes en el momento más oscuro de sus vidas, decidieron donar el esperado corazón a su hija.
“Uno no sabe hasta que pasa por esto la importancia de la donación de órganos. A Emma le salvó la vida una situación triste en otra familia, pero que en ese momento pensó, razonó y pudo tomar esa decisión en ese momento tan difícil, terrible. Ellos son los verdaderos héroes: el angelito de Emma y esa familia que tomó la decisión”, cerró Ariel.