Emma Zippan es una niña misionera que actualmente tiene ocho meses y se encuentra internada en el Hospital Italiano, en Buenos Aires, recuperándose de un trasplante de corazón. El 28 de noviembre se cumplió un mes de la cirugía y desde el punto de vista clínico todo marcha favorablemente.
Sin embargo, la bebé aún mantiene un bajo peso y buscan la manera de mejorar su nutrición, ya que tiene una aparente intolerancia a la lactosa.
En recuperación
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN el padre de Emma, Ariel Zippan, relató que, en la recuperación postrasplante, “tratamos de llevar siempre todo este proceso de forma tranquila y tratamos de no afligirnos. Sabemos que esto lleva tiempo, con todos los controles”.
Destacó que “gracias a Dios, después de la operación todo salió bien, con un buen posoperatorio. En el transcurso de los días y con todos los estudios que le realizan, es sorprendente para todos los médicos porque todo siempre salió muy bien”.
Recordó que “después de tantos meses esperando noticias buenas, ahora estamos en esta etapa de recuperación y sinceramente es una bendición”. Desde el punto de vista clínico, indicó que “los médicos todos los días nos explican lo que significa haber conseguido un trasplante de corazón para una bebé tan chiquita y con el peso que tiene”.
Ariel contó que “los estudios realizados marchan muy bien y eso nos acerca a que en algún momento logremos el alta, para poder regresar a nuestra provincia”.
Sobre su salud, compartió que “todavía se mantiene en bajo peso y todavía estamos luchando para que se recupere en este tema. Ella tiene una aparente intolerancia a la leche, que aún no se define, porque puede ser una enfermedad metabólica y están haciendo estudios intestinales para ver qué sucede. Ahora tiene otro tipo de leche y seguimos con 4 kilos y medio, de donde no puede salir”.
Entre los puntos buenos, señaló que “pudo comer unas cucharaditas de comida, porque venía degustando, pero nunca comió muy bien. Eso nos pone muy felices porque colaborará con su aumento de peso”.
En su rutina, “ella sigue con respirador y diariamente le sacan unas horas y luego vuelven a colocarle el respirador, porque es un desgaste de energía y calorías, que no colabora con su recuperación de peso”.
El papá de Emma compartió también que “dentro de todo lo complicado que es siempre un trasplante, ella está bien. Todos los días recibe mucha medicación y no es todo color de rosa, sino que es una lucha diaria. Con Emma, sabíamos lo que significaba un posoperatorio y tratamos de llevar esto de la mejor manera posible”.
En cuanto a lo que significa lograr un trasplante en una persona de esa edad y contextura física, Ariel Zippan comentó a este Diario que “hablar de la donación pediátrica es algo muy importante y vemos en Emma lo que puede generar esto, porque fue brindar vida”.
Como parte de esta historia, resaltó que “tenemos un agradecimiento eterno a esa familia que optó por la donación de órganos en medio de una situación tan complicada”.
El caso de esta niña de Garupá llegó a la lista de emergencia nacional por la edad y el riesgo para conseguir un donante compatible. Resulta que tenía sólo seis meses cuando los médicos declararon que era necesario un trasplante de corazón.
Al poco tiempo de nacer, la beba fue diagnosticada con una miocardiopatía dilatada del ventrículo izquierdo severa y se gestionó a través de su obra social el traslado a un centro especializado. Por suerte, luego de un mes de espera, apareció un donante compatible.