La noticia conmocionó al país no solo porque uno de los detenidos es el productor del ciclo televisivo de mayor audiencia en la Argentina; sino porque la Justicia porteña parece haber dado con una red de trata de personas y abusos por parte de pedófilos, cuya cabeza apunta a ser un residente en la provincia de Misiones.
Conmociona también saber que este grupo delictivo abusaba y capturaba niños en la tierra colorada para, luego, prostituirlos en Buenos Aires.
Más aún provoca estupefacción suponer que llevaban dos décadas haciéndolo a la vista de decenas de agentes de seguridad, de vecinos que tal vez tenían algún dato; pero cuyo silencio se tornó en cómplice de estos aberrantes hechos.
Parece increíble que, durante 20 años, esta red de abusos haya podido actuar impunemente. Incluso con el antecedente que tiene el ahora detenido en Oberá, de un caso similar de hace 15 años, pero en Apóstoles.
Es común escuchar que existe “inteligencia” para desbaratar bandas o el accionar de delincuentes; pero, durante dos decenios, esa “inteligencia” no logró evitar que niños de no más de 14 años terminaran con una vida atormentada por estos pedófilos.
La noticia esperanzadora es la decisión de las autoridades judiciales que están en la investigación de ir no solo por los captadores, sino también por los clientes abusadores de estos niños. ¿Y los padres o tutores que no impidieron estos hechos saldrán impunes o también recibirán un castigo ejemplar?
Ante semejante contexto, vale advertir que nuestros niños, niñas y adolescentes están en riesgo de ser captados por esta red de trata y pedofilia; especialmente cuando los funcionarios encargados de proteger a nuestra niñez y juventud no funcionan. “La ven pasar”, lamentablemente.