El 2022 fue un año complejo para las estaciones de servicio. El retraso en los precios, el desfasaje con la inflación, el desabastecimiento, los altos costos operativos y la baja rentabilidad fueron algunos puntos que tuvo que sobrellevar el sector. El titular de la Cámara de Estaciones de Servicio y Afines del Noreste (CESANE), Faruk Jalaf, hizo un balance sobre el desarrollo de la actividad.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN señaló que tuvieron “un año bastante irregular porque veníamos con un retraso de precios desde la época de la pandemia que nunca se actualizó. Después se fue actualizando, pero igual quedó retrasado”.
Expresó que “nuestros costos operativos siguen creciendo a la par de la inflación y los precios de los combustibles no acompañaron ese proceso. Además, muchas localidades sufrieron un castigo porque tienen un cupo, el cual no permite compensar el precio retrasado con un mayor volumen”. Indicó que “tenemos el mismo volumen que antes y a veces -incluso- menos porque tenemos un cupo determinado por las petroleras que nos obligaban a vender cupificado; es decir que se debe limitar las ventas”.
No obstante, Jalaf consideró que “más grave es la tarjeta de crédito porque los consumidores cada día la utilizan más debido a la crítica situación económica. La mayoría de los que compran combustible lo pagan con tarjeta de crédito”.
Entre los problemas que conlleva esta forma de pago, describió que “si bien se logró reducir el tiempo de cobro y de un mes pasó a dos semanas, en un país que no tiene inflación ese capital muerto es soportable, pero en uno que registra un 7% mensual de inflación ya significa una pérdida del 3,5%; es decir que muchas veces se vende a pérdida. A eso se suman todos los impuestos que debemos pagar y que debemos poner un personal para que controle si los pagos con la tarjeta se efectúan o no”.
Aseguró que “todo lo que es costo operativo, uniforme y personal suben a la par de la inflación, pero no así los precios de los combustibles y eso produjo un desfasaje, muchas estaciones del interior están al límite y con peligro de cierre porque su costo es más caro que sus ingresos”.
Además, advirtió que “la rentabilidad es la misma de antes y ese es el problema”. Dijo que “es un 8% en los productos comunes y de 9% en los productos premium, pero hoy en día muchos están cambiando el consumo y pasan de los productos premium a los súper porque la diferencia que hay entre esos dos productos es abismal”.
Ante la consulta de si hay algún pedido de ampliación de la rentabilidad, apuntó que “el Gobierno no se mete, se lava las manos como en casi todo. Nosotros dependemos de las petroleras y el problema más grande es la petrolera estatal porque maneja el precio del mercado y la rentabilidad de las estaciones. Nos dan lo justo para sobrevivir”.