A poco de cumplirse dos meses del grave episodio ocurrido en un ritual de iniciación del Ejército en la Brigada de Monte 30 en Apóstoles, la familia del cabo Michael Nathanael Verón, quien fue víctima de agresiones en la tarde del 9 de julio, continúa transitando los días en el hospital con total incertidumbre respecto a la justicia, pero con la fe como estandarte para salir adelante.
Mónica Rosalino, madre de Michael, contó en la FM Santa María de las Misiones que en la actualidad el joven se encuentra “estable”, aunque hay días “buenos y malos”. Hoy justamente debía haber ingresado a otra instancia quirúrgica, la cual no se pudo concretar debido a que un virus intrahospitalario lo afectó.
“Neurológicamente está bien y puede hablar, pero no tiene movilidad ni en manos ni en pies“, informó
Verón permanece internado en el Hospital Militar de la Capital Federal ubicado en Palermo, y su madre, junto a su esposa y su pequeño hijo, lo acompañan diariamente. Mónica dijo que tratan de mostrarse firmes y fortalecidas frente a él, pero que es difícil sobrellevar la situación en general.
Insistió en que sus esperanzas están volcadas en la fe y en la oración, porque lo que más ansía es que “su hijo vuelva a caminar y a estar normal”. “La médula sigue inflamada, pero no se cortó, por eso tengo mucha fe, rezo para que eso se desinflame, él es joven y tiene mucha fuerza y siempre confía en que va a salir adelante”, expresó Mónica. Rosalino
Sobre la situación judicial, la mujer contó que el ministro de justicia se comunicó con ella y sugirió trabajar en conjunto con abogados que están dedicados al caso, “porque eso ayudaría a que se hagan bien las cosas”. No obstante, comentó que para iniciar trámites, según averiguó, “un abogado le cobraría alrededor de 1 millón de pesos en principio, y cuotas de mínimo $60.000”.
“Espero que esas personas no estén más en la fuerza y le estén haciendo mal a otros chicos que se egresan, es la gran tortura de ellos”, criticó.
Al día de hoy, 19 oficiales están siendo investigados en la justicia Federal y el propio Ejército debe determinar si van a seguir en sus filas.
“Esperemos que la justicia haga lo correcto. Una piensa cómo quedaría esto, a veces pasan por alto, acá en Argentina a veces solucionan todo con dinero, y es todo muy burocrático”, lamentó la madre de Michael.
Los días en Buenos Aires
Mónica dijo que junto a su nuera y su nieto permanecen en un departamento que le asignaron desde la Fuerza, a seis cuadras del centro de salud. “Al principio nos abastecieron con mercadería, y ahora vamos a buscar nuestra ración de cada comida al Hospital”, informó.
Por otro lado, respecto al medio de movilidad, dijo que en un momento quisieron dejarlas sin auto, pero insistió en que eso no ocurra, porque desde que su hijo está internado, aseguró que ella también padece problemas de salud y sufre mareos, por lo que arreglárselas con el transporte público, además de contar con la presencia de un niño, se volvía una situación muy complicada.
El día del brutal “ritual de iniciación”
Durante la entrevista Mónica recordó los días previos al incidente y contó que con su hijo habían hablado sobre el caso del soldado Matías Chirino, quien hacía poco tiempo había perdido la vida tras un ritual de iniciación violento por llevado adelante por integrantes del Ejército en Paso de los Libres.
Según relató, ella insistió a Michael en que tenga cuidado y que esas cosas no deben ocurrir -ya que en pocos días él se egresaría de la Fuerza-, a lo que él respondió “mamá ellos mandan, vos no sabes como es adentro”.
Ese viernes 9 de julio, día del “bautismo”, comenzó a preocuparse cuando pasaban las horas y no tenía noticias de Michael. Hasta que por una conocida supo que estaba en el hospital, y en un primer momento aseguró que “nadie le informó bien qué ocurrió y trataban de ocultar”. Dijo que su hijo manifestaba “no sentir las piernas”, y al otro día amaneció completamente “inmovilizado e hinchado”.
“Si nos decían desde un principio lo que había pasado, capaz ganábamos más tiempo”, lamentó la madre.
Por último, Mónica Rosalino insistió en que nunca perdió la fe y que se mantiene positiva a pesar de que los días son difíciles, y que solamente pide a Dios poder escuchar a su hijo decir “mamá, hoy muevo las manos y las piernas”.