El joven suboficial del Ejército, Michael Natanahel Verón fue intervenido quirúrgicamente ayer, esta vez para colocarle las prótesis en las vértebras que le permitan rehabilitar su columna y verificarse el grado de lesión que sufrió en la médula espinal tras ser arrojado, en un cuestionado bautismo militar, a una pileta vacía del Regimiento 30 de Apóstoles, el viernes 8 de julio.
La operación, de acuerdo a las fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, se realizó durante la mañana y duró alrededor de dos horas. El resultado preliminar fue satisfactorio, y el objetivo de fijar la columna para poder estabilizarla y que recupere motricidad se avizora ahora con más esperanza.
Se intentará además, en las próximas horas bajarle el nivel de sedación farmacológica al paciente para que recupere el conocimiento. Esto dependerá de la recuperación pulmonar que haya mostrado ante la neumonía detectada y que estaría relacionada también al “bautismo violento”, ya que se sospecha que al caer y golpearse, Verón tragó agua podrida de la pileta.
Mientras la operación se desplegaba en el sanatorio privado de calle San Luis y avenida Mitre, en el centro posadeño, en Apóstoles una veintena de integrantes del Ejército realizaron la reconstrucción del supuesto ritual de graduación como cabo de la fuerza para “Michel” Verón y cuatro compañeros.
El procedimiento fue realizado por la junta de investigación que el Ejército encomendó para esclarecer lo sucedido y que se tomen las primeras sanciones y fijen responsabilidades que se aguardan deriven en instrucciones penales en el fuero de la Justicia Federal.
Participaron los testigos claves, los cuatro suboficiales que también fueron arrojados a la pileta, según trascendió de fuentes confiables, y según los resúmenes informales a los quince ya identificados e investigados como responsables y superiores de las víctimas, se podrían sumar tres involucrados más.
De acuerdo a las mismas voces, a todos les cabría como mínimo la destitución del Ejército Argentino.
El informe que contendría los nombres, cargos y funciones será elevado el próximo miércoles 20 de julio, como fecha límite y será a su vez trasladado a las máximas autoridades disciplinarias castrenses.
Vale recordar que en el caso de los cuatro cabos recibidos con Verón, todos fueron trasladados al Regimiento de Monte 12 en Posadas, y allí permanecerán hasta que las sanciones a los responsables de lo sucedido sean decididas y notificadas.
Tal como lo adelantó ayer este Diario, el jefe del Estado Mayor del Ejército, Guillermo Pereda, citó a todas las autoridades militares a una reunión con un tema principal en agenda: erradicar todos los rituales o bautismos dentro de los regimientos, finalizar con los actos de violencia con los egresados.
Esta reunión se realizará el 25 de julio y, además del caso de Michael Verón, será eje de discusión y acción, la muerte de Matías Chirino, joven cordobés atacado en el Grupo de Artillería de Monte 3 de Paso de los Libres, Corrientes, el domingo 19 de junio pasado, también en un presunto “ritual de bautismo”.
Los abusos de autoridad que se investigan sólo tendrían como respuesta de la fuerza de seguridad, la destitución inmediata y la disponibilidad a la acción penal.