En el sector comercial de Puerto Iguazú se discutió este martes por la noche una agenda de trabajo para reactivar los protocolos sanitarios, a fin de evitar el cierre de locales y el incremento del ausentismo al trabajo ante un fuerte rebrote por la ya declarada cuarta ola de COVID-19.
“Tuvimos una reunión con la Cámara de Comercio (de Iguazú) y a partir de mañana (por hoy) también vamos a comenzar una campaña de concientización porque a simple vista se ve que todos nos relajamos, no sólo el comercio, sino todos los sectores con el uso de tapabocas. En los comercios, en nuestra ciudad, prácticamente no se usa ni se exige”, reconoció el titular de la Cámara de Comercio, Industria, Comercio Exterior y Afines de Puerto Iguazú, Joaquín Barreto, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
El alerta se encendió a partir de una suba repentina en los contagios, pero la gente no avanza con el esquema de vacunación y hay números alarmantes en la tierra colorada. Este Diario publicó un informe a partir de datos divulgados por Salud Pública provincial donde se expuso que sólo el 10% de los misioneros asistió a un centro de vacunación para aplicarse el segundo refuerzo de la vacuna.
Inclusive, aún siendo menos peligrosa si se cumple con la vacunación, la propagación del virus mantiene el potencial de generar daño económico si hubiera que llegar al cierre de locales, o bien por el solo incremento del ausentismo al trabajo.
“Entendemos que esta ola no va a ser tan fuerte como las anteriores, hay una realidad: si te contagiás te tenés que aislar y eso significa no ir a trabajar y demás cuestiones que hacen que la cadena productiva se resienta en algún punto”, remarcó el dirigente empresarial.
Lo cierto es que la luz amarilla comenzó a encenderse en la mayoría de las industrias relacionadas con el turismo y la gastronomía.
“La verdad, es incomprensible que habiendo vacunas la gente no vaya a cumplir con el calendario. En nuestra ciudad, y creo que en todos lados es igual, hay vacunas disponibles es cuestión de voluntad, porque ni siquiera hay necesidad de hacer filas tan extensas como al principio de la pandemia”, reflexionó el empresario.
Desde los sectores de la foresto-industria y la yerba también se mostraron en alerta por la cuarta ola.
Guillermo Fachinello, titular de la Asociación de Productores, Industriales y Comerciantes Forestales de Misiones y Norte de Corrientes (APICOFOM), señaló en ese sentido que “volvimos con los protocolos y cuidados sanitarios para lograr la toma de conciencia, que nos habían funcionado muy bien al principio de la pandemia y la foresto-industria fue uno de los primeros sectores en salir a trabajar. Comenzaremos a ser más rigurosos con los controles internos y el distanciamiento, porque todos hemos bajado mucho los brazos y urge volver a tomar precauciones porque si bien no tuvimos aún ninguna notificación de alguna empresa no podemos esperar que ocurra para actuar recién ahí”.
Del mismo modo, Claudio Marcelo Hacklander, director de la Producción en el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) remarcó que “aunque parezca ahora que el COVID no es tan grave debido a las vacunas, igualmente la enfermedad obliga al aislamiento y la ausencia. Gracias a los cuidados y recaudos nunca nos vimos obligados a parar y vamos a seguir así”.
“Es demasiado preocupante”
Las empresas están retomando los cuidados sanitarios, que se fueron relajando en los últimos meses como consecuencia de la disminución de contagios y fallecimientos, porque se está generando un sostenido crecimiento de las tasas de contagios.
“Es muy preocupante el horizonte; si bien venimos repuntando al sector desde hace un tiempo con todo el movimiento turístico que estamos teniendo por suerte, inclusive mayo y junio, que normalmente son meses bajos para nosotros, tenemos buena estabilidad en la demanda. Por ello, vamos a ponernos a trabajar fuertemente en la toma de conciencia de la gente porque todavía estamos en pandemia, empezando a transitar la llamada cuarta ola, y no nos podemos permitir bajar los brazos”, señaló con énfasis el titular de la CCI, Joaquín Barreto.
Y recordó: “La pasamos muy mal porque a diferencia de otras ciudades, nos mueve el turismo y la frontera y los servicios relacionados a ambos, por lo tanto nuestra economía se había cerrado”.