El bono de $ 18.000 que cobrarán monotributistas e informales servirá al Gobierno para generar otro “efecto platita”, sin duda clave desde lo político en tiempos de bolsillos demasiado flacos y una suerte de anabólico, aunque al mismo tiempo tendrá un efecto secundario para nada menor.
Este ingreso extra –que se repartirá entre mayo y junio en partes iguales- permitirá que los índices de pobreza e indigencia se mantengan contenidos dentro de las cifras actuales, algo que de algún modo creará un escenario ficticio, pero que en este sentido le dará al Gobierno cierto respiro, al menos, durante el primer semestre.
A este shock de ingresos se le deberá sumar también el adelantamiento de las paritarias acordado entre el Gobierno, los sindicatos y las empresas, que le permitirán a muchas personas alejarse del piso que marca el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) para no caer en la pobreza o la indigencia.
Según sostuvo a NA Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), tanto los bonos como las paritarias tempranas tendrán un efecto positivo entre mayo y julio, por lo que serán elementos de alivio.
“Todo esto podría generar otra burbuja de consumo, como ya ocurrió en otras oportunidades, pero no dejará de ser más que eso, por lo que no se puede ver como algo sostenible en el tiempo ya que se trata de un mecanismo de asistencia que no está fundado”, explicó Salvia.
Incluso, en este sentido, el especialista de la UCA destaca también un punto importante en lo que tiene que ver con las mejoras salariales previstas. En primer lugar, que no serán demasiados los gremios que cierren paritarias capaces de, al menos, empardar la inflación anual prevista en cerca de 60%, por lo que efecto compensador que podría tener esa mejora salarial sería relativo.
A esto, dice, hay que sumarle que si esas negociaciones no contemplan actualizaciones periódicas, la situación de los trabajadores de esa rama, por efecto de la inflación, será todavía más delicada.
Así, todo hace pensar, según los cálculos de Salvia, que la pobreza se podría mantener en torno al 37%-40% en el primer semestre de este año, mientras que la indigencia rondaría entre el 8% y el 10%, algo muy similar a las cifras actuales.
Esto no estaría basado en la mayor creación de empleo sino en estos shocks de ingresos de dinero que intenta imponer el Gobierno, justamente lo que lleva a que la situación sea delicada. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el fuerte avance de la inflación, con la consecuente pérdida del poder adquisitivo, podría generar que ese panorama se agudice.
Incluso, Salvia sostiene que actualmente son los planes sociales los que sostienen a muchísimos argentinos por encima de las líneas de pobreza e indigencia, y que si se eliminaran esos sustentos la indigencia hoy se podría mover en torno al 19%-20%, y la pobreza del 50%.
Salvia explica también que tanto los bonos como el adelantamiento de las paritarias servirán para mantener el camino que se viene transitando tras la salida de la pandemia dura, cuando algunas actividades volvieron a la vida y se observó una reactivación de la economía y, como consecuencia, de la toma de personal.
“En el segundo semestre del año pasado aumentó el número de perceptores laborales en el hogar sus ingresos producto de la reactivación postcovid, en lo que también tuvo gran influencia la inversión pública, sobre todo en lo que tiene que ver con la infraestructura. Se dio un aumento del empleo en la industria y en el sector informal. Hubo una burbuja de consumo; no olvidemos que en la previa de las elecciones se lanzó el ‘plan platita’, que tuvo un impacto importante”, apuntó Salvia.
Lo que preocupa ahora, sobre todo para el segundo semestre es cómo sigue esta historia, con los bonos ya pagados –se cumplirse la promesa oficial- y las paritarias ya pautadas.
Luego del shock post reactivación de la pandemia se aceleró el crecimiento de la inflación, sobre todo en alimentos, y a la par no se ve un alza importante en la toma de personal por parte de las empresas, ni de las percepciones al mismo nivel que la suba de precios. “Todo esto deberían decantar en un aumento de la pobreza”, vaticina Salvia.
Esto tiene que ver con que el shock de la creación de empleo y de la mejora de los ingresos ya se habrá hecho, por lo que, a menos que haya un plan macroeconómico concreto que permita un repunte firme y real de la situación, para el segundo semestre del año la realidad podría ser más compleja aún.
“Si eso no ocurre, se deberán seguir generando otros shocks; de lo contrario es muy difícil pensar que el panorama cambiará, ya que hasta ahora los números que se ven de pobreza e indigencia son de alguna forma artificiales”, resumió Salvia.
Fuente: Agencia de Noticias NA