Con el despliegue de la pandemia en el 2020, el encierro y la virtualidad fueron protagonistas en las escuelas y el esquema de “libreta abierta” prometía ser una medida necesaria y justa para el nivel secundario, ya que no todos los alumnos tenían acceso a la tecnología y por tanto a las clases. Hoy, transitando una situación diferente, pensando en un ciclo lectivo 2022 con presencialidad plena, docentes misioneros se sienten preocupados por la continuidad de este método que “empobrece el sistema educativo”. Así lo explicó a PRIMERA EDICIÓN el profesor de historia Jorge Romero, uno de los docentes consultados.
Se trata de un sistema pedagógico mediante el cual se le extiende al alumno la posibilidad de aprobar una materia hasta abril dejando, mientras tanto, en el boletín un “EP”, es decir educación en proceso. Luego, para eximirse deben someterse a una instancia de evaluación que consta generalmente de trabajos prácticos.
Esto tenía como principal objetivo flexibilizar el proceso de enseñanza-aprendizaje y asegurar la permanencia del alumno en las aulas en aquel entonces. Sin embargo, a pesar de que este año ya se confirmó la presencialidad plena, la libreta abierta continúa vigente.
“En lo pedagógico se ve una degradación de la formación, el alumno termina solamente transitando la escuela, no se forma ni adquiere las competencias básicas” afirmó el docente, y explicó que, mediante este sistema, se reducen al máximo los contenidos y se desestiman los procesos de análisis del estudiante, volviéndose “todo más instrumental”, es decir a base, únicamente, de trabajos prácticos y actividades que resultan muy leves.
“La única finalidad termina siendo mantener a los estudiantes en el aula como si la escuela fuera el último depósito donde recaen” admitió.
Por otro lado, manifestó que los docentes se sienten “convidados de piedra” cuando son convocados a discutir, porque todos los informes que presentan quedan en la nada y no se da un debate sincero con las autoridades.
Esta situación “no se puede seguir sosteniendo a costillas de los estudiantes que necesitan fortalecer su trayectoria académica. Se necesita una discusión real de hacia dónde vamos como sistema educativo” expresó Romero.
Reducción de contenidos: una discusión de larga data
Lo que preocupa a los docentes no es sólo que se le da al alumno la posibilidad de cerrar su calificación en abril del próximo año generando un engorroso cierre de notas, sino que para aprobar luego, se le pide un trabajo práctico, con los contenidos correspondientes a todo un año, reducidos al límite.
“La reducción de contenidos es un tema muy grave que viene a colación, es una situación peligrosa porque la acreditación que después se le da al estudiante está desdibujada” expresó el docente de Cerro Azul, Marcelo Terribile. Asimismo explicó que se trata de una discusión que viene planteando hace ya unos años.
A este testimonio, se le sumó el de la docente Analía Barrios quien señaló que “en lugar de generar calidad educativa, al contrario, llega un momento que se reduce tanto el contenido, que queda lo mínimo de lo mínimo” y, por ende, los estudiantes terminan el año no incorporando saberes que antes eran básicos.
En ese contexto, los tres docentes consultados, coincidieron que se está perjudicando la formación del alumno, que luego se siente frustrado a la hora de iniciar una carrera universitaria por no tener las competencias que se requieren.
“Hoy un estudiante que sale de quinto año tiene mucha dificultad de lectocomprensión y análisis. Es algo que aparece ahora de forma explosiva y es una sensación permanente entre los colegas” afirmó Romero, y agregó que en su caso particular, cuando da un tema siente que no puede avanzar más porque no hay una retroalimentación.
Es así que se forma un “círculo vicioso donde cada nivel educativo le culpa al anterior del déficit del alumnado: la universidad apunta a la secundaria y la segundaria a la primaria, y donde no se sabe por dónde empezar a tratar el problema”, expresó Romero.
Una discusión “sincera de cara al futuro”
De cara al 2022 los docentes consultados plantearon que la mejor solución es una discusión pedagógica con las autoridades para analizar y definir qué perfil de alumno apuntan a formar.
Terribile expresó que primero “se debería dar un plazo final, no seguir extendiendo el sistema de libreta abierta porque acarrea dificultades en los siguientes años de trayectoria de esos alumnos.”
También la necesidad de una mayor inversión no sólo de recursos económicos sino humanos también, teniendo en cuenta la cantidad de docentes desocupados en la provincia, finalizó Romero.
Argentina con resultados críticos en las últimas pruebas ERCE
La última evaluación que se le realizó al sistema educativo argentino fue en el año 2019 mediante el Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) aplicado a estudiantes de tercer y sexto año de las escuelas primarias de educación común en 18 países de Latinoamérica.
Las pruebas, llevadas a cabo por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de Calidad de la Educación (LLECE) de la UNESCO, llegó a cubrir en ese año a más de 4.500 escuelas en el país y a 202.000 niños y niñas que representaron a los casi 20 millones estudiantes del país.
Los resultados, revelados recién en el 2021 fueron alarmantes e indicaron que los estudiantes argentinos registraron peores resultados que sus pares en matemática, lengua y ciencias naturales. Incluso quedando debajo de países que antes superaba ampliamente.
Estas conclusiones revelan una crisis educativa de larga data, teniendo en cuenta que en la ERCE del 2006 los resultados favorecían a Argentina que quedaba por encima del promedio; y en la del 2013 ya se empezó a notar un decaimiento.
Cabe destacar que, lo que diferencia a las pruebas ERCE de otras evaluaciones internacionales como las pruebas PISA, es que en ésta se evalúa a partir de un cuestionario basado exclusivamente en preguntas locales, es decir, se supone que se trata de saberes que deberían estar incorporados.
Por su parte, si bien las ERCE evitan generar ranking, el ministro de educación Jaime Perczyk admitió, en ese entonces, que los resultados habían sido muy malos ubicando al país en el anteúltimo lugar sólo por encima del país vecino Paraguay.