En el marco de la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de Antibióticos, el médico pediatra e infectólogo, Oscar López, compartió su apreciación acerca de los riesgos a los que se exponen a los niños con la medicación. Los padres, por temor y costumbre, muchas veces primero recurren a los fármacos que conocen, en lugar de consultar con un profesional.
“Todos somos responsables del mal uso de los antibióticos”, reflexionó López en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones. En comunicación con sus colegas del campo de la salud, consideró que “es una responsabilidad que ocupa a todos los sectores, tanto a los doctores, como veterinarios”.
En cuanto a la responsabilidad, lamentó también que “muchas papás recurren a la automedicación”. Además, indicó que es riesgoso “cuando me voy a la farmacia porque el niño tiene fiebre o dolor de garganta y el farmacéutico le administra un antibiótico, sin tomar las medidas necesarias de evaluación”.
En su práctica médica, detalló que “de cada 10 niños con anginas, probablemente sólo dos o tres necesiten antibióticos, porque suele ser algo viral”. Sin embargo, señaló que cuando no le recetan al niño algún antibiótico “como no suelen estar convencidos, terminan yendo a otro médico hasta que le recomiendan algún medicamento”.
Oscar López precisó que “ante la fiebre, muchos papás corren desesperados a comprar antibióticos. También muchos médicos temen a la fiebre, que llegue a una convulsión o que tengan una infección más grave”.
No obstante, aseguró que “el antibiótico no siempre frena la fiebre y muchas veces es un mecanismo de defensa del organismo. A lo mejor, internarlo durante unas horas para monitorear su evolución sería lo mejor”.
En su experiencia con casos pediátricos de fiebre, contó que “presentamos el caso de un niño de San Pedro que empezó con fiebre, dolor de cabeza y terminó internado con un dengue muy grave y altísima mortalidad, pero el equipo de terapia intensiva logró sacarlo adelante. Son cosas que debemos evaluar, porque sucede que no toda fiebre necesita de un antibiótico”.
Ante la duda por síntomas en un niño, recomendó a los padres que “deben consultar en las guardias y si el médico decide no darle un antibiótico, sino que brinda pautas de alarma o observaciones, eso es algo bueno”.
Entre las consultas recibidas, aseguró que “en pediatría, más del 70% de las infecciones son virales, autolimitadas y se curan solas”.
El uso irracional y las secuelas médicas
López alertó sobre “consecuencias directas en los niños que los antibióticos pueden producir, como ser lesiones en riñones o el hígado, además de frenar procesos que necesitan una evolución para diagnóstico. En los niños, el uso de un antibiótico son sustancias químicas efectivas para matar gérmenes, pero también tienen un nivel de toxicidad”.
El uso irracional de un antibiótico “produce un fenómeno que se llama presión y selección. Al dárselos, presiono a los gérmenes sensibles al antibiótico, pero aquellos resistentes se van atrincherando en el organismo. Entonces, en la próxima infección ya deben usar un antibiótico inyectable por la resistencia de gérmenes que se generó”.
El infectólogo explicó que “en la resistencia de los antibióticos, si les doy amoxicilina, los gérmenes desarrollan una enzima para destruirla, es una barrera que no permite que ingrese el antibiótico”.
Comentó además que “cada vez que hacemos algo nuevo en la ciencia farmacológica, los gérmenes se idean para superarlo”.
Respecto a las capacitaciones por el tema antibióticos, Oscar López indicó que “hubo un grupo de odontólogos muy preocupados por esto. Sucede que, quizás por mala formación, no concebían una maniobra odontológica sin usar antibióticos. Sin embargo, con las evidencias científicas, les explicaba que no siempre es necesario”.