Durante meses el Congreso argentino debatió en comisiones y luego en el recinto de sesiones una nueva norma sobre los alquileres, un tema neurálgico en un país son serio déficit habitacional. La idea, al menos eso nos contaron cuando presentaron la flamante ley hace poco más de un año, era arribar a un cuadro normativo que dejara en mejor posición a las partes implicadas, pero que por sobre todas las cosas protegiera a los inquilinos de aumentos abusivos.
Pues bien, al día de hoy no hay quien celebre la nueva ley de alquileres. Tanto inquilinos, locatarios, así como intermediarios buscan la forma de que las autoridades revean la norma a la que arribaron después de meses de análisis. Y es que los valores no dejan de subir y nada indica que vayan a dejar de hacerlo el año que viene.
Este mes encadena aumentos de hasta 50% a los incrementos que ya se venían dando a partir del marco legal vigente desde junio del año pasado. Esto y las proyecciones de nuevas subas ponen a los alquileres al tope de las preocupaciones tanto de inquilinos como de propietarios y también de comercializadores.
De hecho, un relevamiento de Reporte Inmobiliario al que accedió el sitio iProfesional afirma que los incrementos de este año superan al índice inflacionario. Y que los números de 2021 representan los más elevados en algo más de una década.
“Mientras que la inflación interanual medida por INDEC entre octubre de 2021 y el mismo mes de 2020 fue del 52,1 por ciento, los departamentos usados que se ofertan en alquiler aumentaron el 57,45 en promedio para el caso de los de un dormitorio y el 53,82 para las unidades de 3 ambientes”, señala el trabajo de la consultora.
El tenso escenario que plantea el sector instaló en las inmobiliarias la inquietud por continuar con un marco normativo que más que beneficiar termina por destruir al mercado profundizando la emergencia habitacional.
Todavía hoy se preguntan cómo es que el Congreso pudo consensuar una ley que ajusta los contratos por inflación que dejan sin ningún tipo de defensa a los inquilinos y, al mismo tiempo, postula contratos extensos que desalientan a los propietarios. Meses se tomaron los legisladores para pensarlo y el resultado está a la vista