Mariana Elizabeth Verón (26) y Adrián Gabriel Barreto (28) no podían creer lo que les estaba pasando hasta que se vieron con los atuendos propios de los integrantes de la comparsa “Porto Da Pedra”, en el Sambódromo da Marquês de Sapucaí. Estaban cumpliendo un sueño en el corazón mismo de Río de Janeiro, haciendo lo que hace unos años aprendieron en el ballet Afro Samba, bajo la dirección de Claudio Benítez.
Fue el amor a esta danza el que llevó a la licenciada en nutrición y al profesor universitario de portugués a participar de una audición que se hizo en octubre de 2019 en Resistencia, Chaco, donde la pareja fue seleccionada -junto a otros ocho jóvenes del país- para formar parte del ala de pasistas de la comparsa que corresponde al barrio Niteroi. El premio de quedar seleccionados fue el lugar en el ala oficial y el traje (para un particular ser parte del carnaval de Río puede costar entre los 70 y 700 reales). Del encuentro participó: Patrick Carvalho, coreógrafo de la comisión de frente de la comparsa Vila Isabel; Bianca Monteiro, reina de batería de al comparsa Portela, y Gilhiard Pinheiro, coreógrafo del ala de pasistas oficial de Porto Da Pedra, que es la comparsa de la que participó la pareja misionera.
Contó que cuando volvimos de Chaco “nos pusimos a organizar el viaje, despacito, con los ahorros que tenía cada uno. Hicimos un grupo de Watshapp entre el coreógrafo y los diez que quedamos, y nos iban contando sus experiencias, porque algunos ya habían participado de otras comparsas. El año pasado, yo había tenido la posibilidad de ver el desfile desde afuera y este año, en desfilar por primera vez. Más no puedo pedir. Es algo único”.
Confió que desfilaron el viernes 21 de febrero, pero que el lunes 17 había sido el último ensayo estático general en el tinglado donde habitualmente realizan sus actividades, que es la sede de la comparsa. “Ahí nos pusimos en contacto con el resto de los pasistas que nos recibieron súper bien, nos incluyeron, nos dieron lugares. Nos abrieron las puertas de su casa, de su sede, nos ayudaron con la ropa, nos dieron detalles, lo que hizo que todo fuera más ameno”, recordó.
“Esa es una de las pocas alas que baila samba enredo y coreos cortitas. El resto camina porque los trajes son grandes y pesados, entonces van cantando. Tuvimos que aprender la letra de la canción porque te van haciendo señas para que cantes. Son bastante rigurosos porque todo se evalúa.
Cualquier actitud significa puntos menos y ellos pelean por centésimas”, contó. Fue como “si nos conociéramos de siempre, como que hubiésemos ensayado mil veces. Pero fueron sólo cuatro horas, con el mismo maquillaje, con tacos altos, con vestuario. Estando ahí, íbamos copiando y armando la coreo”. El traje fue proporcionado por los anfitriones. “No sabíamos cómo iba hacer el diseño. Al llegar nos repartieron las piezas -como se ata, quedaba bien para diferentes alturas, tamaños-, al igual que a los varones, y nos comunicaron que íbamos a ser el ala de la libertad, con cadenas sueltas y una paloma en el casquete. Y el tema general era ¿O que é que a baiana tem? (qué tiene la mujer bahiana). No sentimos súper agradecidos, bien, eramos uno más de todos ellos”.
Después de varios días de buen tiempo, llegado el “gran día”, se largó la lluvia. La concentración de los 1.500 participantes se produjo a las 21 y la comparsa pasó a las 00.45, en cuarto lugar y desfiló por un lapso de 55 minutos.
“La experiencia fue única. Fue algo maravilloso con lo que cualquier bailarín sueña. Estábamos súper felices. Todo pasó rapidísimo. Desde octubre nuestra cabeza estaba puesta en ese día, en esa hora en la que teníamos que desfilar. Me pasé llorando desde que ingresé a la avenida hasta que terminé. Siempre uno mira por la tele y parece algo inalcanzable, increíble. Puedo decir que cumplí un sueño, que estoy realizada y creo que no hay nada superior”, manifestó la joven. “Invertimos bastante pero la satisfacción no tiene precio porque es con lo que todos soñamos. Volví más enamorada de lo que hago, con ganas de seguir y de aprender cada vez más. Volvimos con nuevas ideas que podremos incorporar a nuestras comparsas”, reflexionó, motivada a seguir mejorando.
Mariana se conoció con Adrián en el mismo ballet, donde se hicieron amigos. También participan de los carnavales provinciales. Ambos agradecen a Benítez por “haber llegado hasta acá. A todos nos inculcó el respeto por la danza, la cultura, la técnica, y no solamente bailar porque te gusta”.
Felices, ambos fueron invitados a participar el año que viene.