Día a día valoramos las maravillosas experiencias con el yoga para niños que se realizan en el mundo, en nuestro país y en nuestro medio. Desde que comenzó el estudio y desarrollo de esta aplicación en Europa hace más de cuatro décadas, se viene impartiendo una formación muy especial a sus docentes e inclusive hay serios estudios acerca de la posibilidad de implementarla en ámbitos escolares, con métodos apropiados, como una alternativa que promueve el desenvolvimiento integral de todos los aspectos de la persona.
En general todos los chicos se benefician con esta actividad, pero en particular debemos considerar que en la sociedad actual son cada vez más frecuentes los casos de niños hiperactivos o con SDA-H (Síndrome de Déficit Atencional – con Hiperactividad), cuyas principales características descriptas desde la Psicopedagogía nos advierten que se distraen fácilmente, tienen dificultades para aceptar pautas y organizarse, aparentan no escuchar o hablan en exceso e interrumpen con frecuencia a quien les habla, pasan de una tarea escolar a otra sin terminarla, se mueven constantemente aún sin propósito, se muestran muy traviesos y hasta violentos física y verbalmente, tienen cambios bruscos de humor, presentan dificultades en el aprendizaje, denotan baja autoestima, no aceptan perder y no asumen resultados adversos.
Si bien estas dificultades deben ser tratadas profesionalmente y en forma interdisciplinaria se pueden acompañar con actividades de “descarga” como los deportes o las expresiones artísticas y se ha comprobado que también ayudan algunas terapias alternativas, como la equinoterapia y el Yoga.
Nuestra disciplina, con las debidas adaptaciones, puede contribuir a que estos chicos logren relajarse más y mejoren la atención y la capacidad de concentración. Aquí, la suma del acompañamiento familiar, la paciencia y el tiempo puede ser de gran ayuda para que, con la práctica, estos niños empiecen a concentrarse más en el momento presente, a sentirse más calmados, a contactarse de un modo nuevo y más armónico, a sentirse aceptados y valorados por lo que son.
Volviendo a las consideraciones generales, las posturas que se practican en las clases de Yoga para niños se van adaptando a las necesidades, condiciones e intereses de cada edad. Habitualmente se realizan en forma dinámica atendiendo al ritmo de la respiración, con mucha conciencia en el trabajo suave y lento, inhalando en las aperturas y exhalando en los cierres, en un clima de serena alegría e imaginación infantil.
Cada postura también puede ser mantenida mientras el chico esté cómodo y concluir con una pequeña relajación, siempre favoreciendo la concentración en el propio trabajo.
En la relajación final, que no debe durar más de diez minutos, los niños aprenden a aflojar tensiones y a manejar la ansiedad para atender sólo el momento presente, mientras el profe va guiando una recorrida mental por todo el cuerpo, sugiriendo simpáticas figuras para llevar el aire como ondas que fluyen desde el centro hacia cada parte del cuerpo y su perímetro, por ejemplo.
Asimismo, el empleo de visualizaciones como un parque de juegos, un campo de césped o una playa de arena, estimula el hemisferio cerebral derecho desarrollando la imaginación y la creatividad.
Como sabemos, unos momentos de meditación completan la sesión de Yoga y optimizan sus beneficios. En el caso de los niños y dada su natural inquietud, el profe la hará corta y empleará variantes apropiadas, siempre buscando que se sienten en postura fácil con piernas cruzadas y manos sobre las rodillas, espalda recta, pechito abierto, ojitos cerrados, inhalando y exhalando tranquilamente varias veces, susurrando mentalmente palabras como “paz”, “amor”, “gracias”… o cantándolas suavemente con acompañamiento de sencillos instrumentos de suave percusión (¿Se los imaginannn…?).
Al finalizar, se ponen de pie y se estiiiran bieeen de pies a cabeza.
En la seguridad de que una buena salud emocional, un cuerpo flexible y una mente tranquila ayudan a mantener el equilibrio en las diversas circunstancias cotidianas, iremos considerando en próximas notas las aplicaciones del Yoga en adolescentes y jóvenes. Ahora, finalizada la hora del ahora con los chicos, les damos un besito a cada uno mientras van saliendo tranquilos y contentos. Namasté.
Colabora
Ana Laborde
Profesora de Yoga
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