Durante las últimas horas del lunes y primeros minutos de ayer en Puerto Iguazú, una banda de secuestradores mantuvo cautiva a una mujer de 59 años por la que exigieron 200 mil dólares por liberarla con vida.
La víctima es suegra de un comerciante (30) del rubro compra-venta de automotores y fue obligada a subir a un Gol Trend rojo por tres delincuentes, presuntamente brasileños, que la vendaron de inmediato y tomaron fotografías de celular con un revólver apoyado en la cabeza.
Como lo publicó en exclusiva primeraedicion.com.ar pocos minutos después que el alerta comenzó a correr entre las fuerzas de seguridad federales y provinciales, la amenaza fue clara y enviada por Whastapp a la familia de la víctima, principalmente al empresario: “Tu mamá está secuestrada y tenés hasta la medianoche de hoy para darme 200 mil dólares (…) Yo te llamo, si llamás a la policía yo mato a S… (una menor de 4 años nieta de la mujer cautiva)”.
Una vez comunicado de lo sucedido, el juez federal de Puerto Iguazú, Marcelo Cardozo, se puso al frente del procedimiento con efectivos de Gendarmería Nacional a los que se sumaron miembros de la Policía provincial, Federal y Prefectura, que montaron el cerrojo en Puerto Iguazú y dieron el alerta a las demás jurisdicciones para interceptar el vehículo mencionado.
Pasadas las 23 la tensión aumentó y, de acuerdo a las fuentes contactadas por ese Diario, se habría concretado el pago del rescate exigido. No trascendió si se cubrió el monto pretendido por los secuestradores.
Una hora después, y sobre la avenida Libertad, la mujer fue liberada. Una vez que logró quitarse la venda de los ojos comenzó a gritar por ayuda y fue un motociclista quien la asistió y llevó a su casa, donde fue recibida por su familia y los equipos de contención de las fuerzas federales.
Mientras tanto, de los primeros análisis de los investigadores, surgieron las dudas respecto a si se trataría o no de una banda brasileña. El uso de un revólver viejo y mal cuidado como el apoyado en la cabeza de la víctima sostiene la hipótesis de que sean delincuentes del vecino país los captores, porque es de uso habitual para estos crímenes usar armas calificadas como “descartables”, adulterados sus registros y sin poder rastrearse.
Pero también apuntaron que, una vez que la voluntad de pagar el rescate quedó expuesta por parte del comerciante, los protagonistas aceleraron el acuerdo por un monto menor ya que el despliegue de efectivos e investigadores rodeaba Puerto Iguazú, principalmente los pasos fronterizos habilitados y clandestinos, los apremiaba. “Cobraron el rescate pero se hicieron pasar por brasileños”, remarcó un investigador a PRIMERA EDICIÓN.
La investigación detrás de alguna pista o dato que pueda identificar a los autores y posibles colaboradores para la inteligencia preliminar a cometer el secuestro se profundizó durante todo el martes, pero sin avances significativos, salvo los relevamientos de cámaras de seguridad.
El hecho encendió el temor entre los vecinos de Puerto Iguazú porque se trató de un secuestro ejecutado con amplios detalles de las víctimas en conocimiento de la banda.









