Opinión
Por Pablo Daniel Seró
Pastor
Tal vez es la primera vez que lees esta columna o quizás ya la conocías. Pero algo importante que quiero contarte es que “Palabras de Vida” es un proyecto en el que un equipo de personas nos hemos puesto de acuerdo en generar una suerte de “faro de esperanza”, uno que llame la atención de los lectores para poder compartirles, desde una plataforma de vida cotidiana de fe, testimonios y enseñanzas que se encuentran en la Biblia, que es la palabra de Dios.
Todo ello sin un derrotero religioso, solamente acercar herramientas de fe que ayuden a “encontrar el camino” para alcanzar una vida plena en Dios. En una época histórica en que la humanidad tiene varias corrientes de pensamiento y acción, muchas como vía de escape ante una realidad que no sabe cómo abordar, todo cambio verdadero y trascendente deberá ser más que un simple punto de vista o visión de la vida.
Durante estos días estuve leyendo un poco sobre la importancia que tuvo para el arte el descubrimiento, estudio y aplicación de la “perspectiva”.
Este concepto (y su aplicación) revolucionó la manera de “ver” las obras de arte, básicamente por haber descubierto cómo hacer que en un lienzo el artista pueda expresar su obra tridimensionalmente, aplicando el “efecto de profundidad” que hasta el día de hoy nos sigue maravillando tanto.
Estando plenamente convencido de la intervención de Dios en la existencia y desarrollo de todas estas cosas es que quiero proponerte, estimado lector, una analogía simple, pero llena de fe y esperanza:
Todos en algún momento llegamos o llegaremos a ese valle desde el que miramos y, sin saber cómo ni cuándo, nos damos cuenta de que se esfumó y desvaneció la muchas veces llamada “magia de la vida”.
Entonces solo nos queda una visión plana, sin un horizonte que nos motive, que nos llame la atención para seguir adelante.
En esos momentos es cuando muchas veces se producen los grandes quiebres y pareciera que el “derrumbe” es inminente. Paradójicamente estos valles se interponen en el camino de la vida y alcanzan a personas con diferentes idiomas, culturas, idiosincrasia o situaciones financieras, produciendo un desenlace que la mayoría de las veces lleva a la depresión, al desánimo… a la pérdida de alegría de vivir.
Mirando a Dios con una mirada de fe, la Biblia lo presenta como “creador”. Viendo los relatos maravillosos y desafiantes del libro de Génesis caemos en la cuenta del poder creativo de “su palabra” con un diseño claro y maravilloso, para darle al ser humano un lugar especial.
En la línea de tiempo y acción, Dios se presenta más adelante como Padre amoroso que envía a Jesucristo, su hijo, para redimir a la humanidad como Mesías, puesto que la misma no quiso seguir su camino y diseños.
Lo magnífico de esta analogía es que podemos poner nuestra vida en “perspectiva con Dios” y, de esa manera, todo cobra sentido. Solo entonces es posible seguir adelante porque en cada etapa podremos ver por fe la proyección y profundidad del diseño de Dios para nuestras vidas, proveyendo Él todo lo necesario para asegurarnos la victoria.