Los varapalos contra los jubilados se han vuelto una constante en las últimas décadas, pero de tanto en tanto surge algún Gobierno que destaca por su animosidad con uno de los sectores más vulnerables de la sociedad.
En lo que va del mandato de Javier Milei, los jubilados no solo se han empobrecido de forma escandalosa pagando nada menos que un tercio del superávit fiscal, sino que además sufren al no poder siquiera hacer frente a sus padecimientos por medidas que los ponen al riesgo de la insalubridad. En ese sentido vale traer a debate las modificaciones que realizó el PAMI en sus programas de cobertura de medicamentos: a partir de ahora, más de cuarenta remedios que tenían 100% de cobertura tienen un porcentaje de copago, la cobertura va del 80 al 40%.
En su afán recaudatorio y de “cierre de canillas”, el Gobierno pone entre la espada y la pared a un sector que ya venía altamente empobrecido en su gran mayoría. Si el superávit del que se ufana el Gobierno no resuelve siquiera la crisis alevosa en la que cayeron los jubilados, entonces cabe cuestionar su finalidad.