Un hombre identificado como Jorge “Bashino” Antúnez firmó un juicio abreviado y acordó cumplir una pena de prisión perpetua por el crimen de su madrastra, Salete Rodríguez López, quien era de nacionalidad brasileña y tenía 54 años.
El imputado, de 42 años, admitió la responsabilidad y materialidad de los hechos, ocurridos en enero de 2020 en Piñalito Norte. Lo hizo ayer acompañado por su abogado, ante la fiscalía del Tribunal Penal de Eldorado, que homologó la condena.
El debate oral y público estaba previsto para los primeros días de octubre, pero finalmente el hombre que debía ir al banquillo optó por reconocer la autoría del asesinato de quien era esposa de su padre.
Las circunstancias que rodean el homicidio tienen que ver con la codicia y el total desprecio por la vida con el que actuó el encartado. Una historia que comenzó con una muerte y finalizó con otra, ya que todo se inició cuando falleció la pareja de la víctima y progenitor del acusado. Fue el 12 de enero de 2020 cuando murió Jesús Antúnez (75) por problemas de salud, quien era el concubino de Salete. También era brasileño y seis meses antes de su fallecimiento su hijo había llegado desde el vecino país a colaborar con las tareas rurales.
Desde ese momento el hijastro comenzó a insistirle a Salete para vender las tierras, pero ella se opuso. Hubo golpizas e incluso la mujer lo denunció ante la Justicia y solicitó exclusión de hogar y una orden de alejamiento. Sin embargo, la avaricia y el afán de riqueza de su hijastro terminarían con su vida. Unos días antes y quizás pensando que algo malo le podía suceder, Salete hizo algo que luego permitiría a la policía capturar a su asesino.
Los documentos
Entre la fecha en que enviudó Salete y cuando la mataron hay apenas 11 días de diferencia.
En ese lapso, fue víctima de maltratos, golpizas y amenazas de muerte por parte de su hijastro para que ella desistiera y le dejara vender la propiedad de su padre (las cuatro hectáreas en las afueras de San Antonio, más precisamente en picada Santa Isabel, en Piñalito Norte, donde está emplazada la vivienda donde residían). La víctima reaccionó y lo denunció el 20 de enero de 2020 ante la Comisaría de la Mujer de Andresito, pero no hubo tiempo para que el sistema judicial la pudiera salvar. Sin embargo, una acción de la mujer se convirtió luego en una pista clave.
Antes del crimen, Salete entregó los documentos del terreno, entre otros papeles personales, y dinero a una pareja vecina, con quien la unía un vínculo de amistad y confianza. Les contó que tenía miedo que algo le sucediera y que su hijastro le robara esos documentos, por ello les pidió que se los guardaran. Sería la última vez que la verían.
Apenas 72 horas después “Bashino” Antúnez la mató a sangre fría. Fue el jueves 23 de enero de ese mismo año, en la casa de Piñalito Norte donde Salete vivió tantos años junto a su pareja. La golpeó en la cabeza con un elemento contundente y la arrastró 30 metros hasta un maizal, donde cavó un pozo y la enterró.
Luego “Bashino” se quedó en el lugar una semana más, tiempo en el que intentó vender el terreno a los vecinos y les dijo que su madrastra viajó a Florianópolis, a la casa de unos parientes porque estaba enferma, triste y afligida por haber enviudado. Era todo mentira.
Hasta que fue a dialogar con la pareja amiga de Salete, quienes tenían los documentos y no le creyeron y avisaron a la policía. El 31 de enero de 2020 fueron hallados los restos de la víctima y la autopsia confirmó que fue un homicidio.
Un dato no menor es que el acusado fue detenido una semana después, mendigando en la localidad brasilera de Dionisio Cerqueira (en la frontera con Misiones), lejos de aquella riqueza que habría imaginado cuando pergeñó su macabro plan.