Las bajas temperaturas afectan enormemente en el crecimiento y desarrollo de los frutales principalmente los de origen tropical. Las heladas, por ejemplo, pueden producir desde leves daños que afectarán en su rendimiento hasta muerte total de la planta.
Debido a la cercanía a las fechas de probabilidad de ocurrencia de heladas, se recomienda comenzar a pensar en métodos activos de prevención de heladas como el uso de malla antihelada y la calefacción en los cultivos.
Para esto, desde el Ministerio del Agro y la Producción (MAyP) de Misiones, elaboraron una cartilla técnica y realizan capacitaciones para difundir recomendaciones ante estas situaciones.
Además de los métodos activos de prevención de heladas, es muy importante tener en cuenta la elección correcta del sitio donde plantar (no ocurrencia de heladas), cercano a fuentes de agua, utilizar especies y variedades acordes, preservar el suelo con un alto contenido de materia orgánica, utilización de cortinas rompevientos, suministrar un correcto esquema nutricional al cultivo y realizar la poda en las plantaciones que la requieran.
Daño por heladas
Desde un punto de vista meteorológico se dice que ha helado cuando la temperatura ambiental, medida bajo abrigo, desciende por debajo de 0 ºC.
Pero si este descenso no es elevado puede que no se produzcan daños en la planta, aunque sí otros efectos negativos para la misma.
Desde un punto de vista agronómico se considera que hay helada cuando el descenso térmico es capaz de causar algún daño a los tejidos vegetales, e incluso la muerte, debido a la formación de hielo en los tejidos. El efecto producido por el hielo altera o impide el normal desarrollo de los órganos y sus funciones.
En los tejidos de las plantas la congelación del agua se produce a temperaturas más bajas que 0 ºC debido al fenómeno de la supercongelación. Un descenso suave y continuo de la temperatura hace que se sobrepase varios grados el punto de congelación sin formarse hielo, lo que depende también de la presencia de nucleadores, como determinadas especies de bacterias.
Para evitar mayores daños en la producción, desde el MAyP recomiendan diferentes técnicas de cuidado de la producción frutícola. “Con la llegada de los primeros fríos es recomendable empezar a prepararse para cuando descienda aún más la temperatura”, advirtieron desde la cartera agraria a Eco&Agro.
Métodos activos y pasivos
Los métodos pasivos de prevención son, por definición, aquellas prácticas preventivas que se realizan previamente a la ocurrencia de la heladas. Presentan bajo costo y pueden evitar la necesidad de usar métodos activos.
La primera es la selección de especies y variedad, priorizar materiales con mayor tolerancia a las heladas. También preparar con anticipación y de forma adecuada los plantines para que lleguen fuertes y vigorosos a trasplante; en la medida de lo posible, evitar que los momentos críticos del ciclo del cultivo coincidan con el período de mayor ocurrencia de heladas.
Otra medida preventiva tiene que ver con la elección del sitio, ya que en lugares bajos existen mayores riesgos de ocurrencia de heladas.
Por otra parte, respecto al suelo y la cobertura, se recomienda evitar el laboreo para no generar espacios que se llenen de aire (mal conductor del calor), mantener una cobertura controlada en los entrelíneos, utilizar riego para mantener la humedad en el suelo, lo que mejora la transferencia y almacenamiento de calor.
La elaboración de “cortinas”, por otra parte, actúa como barreras de los vientos (sur y oeste) y protegen a los cultivos de las masas de aire frío.
Asimismo, tanto la nutrición, para contar con un cultivo sano, como una buena poda, son necesarios para afrontar las heladas, y que se mantiene un correcto balance de nutrientes y una estructura adecuada para flores y frutos no queden en partes bajas o descubiertas.
Los métodos activos, por su parte, son las prácticas que se realizan en el momento de ocurrencia de heladas, y requieren mayores inversiones. Deben aplicarse en el momento adecuado, para no perder energía y evitar llegar a la temperatura crítica del cultivo.
Uno de ellos es el riego, que consiste en suministrar agua de manera constante durante la helada, mediante el empleo de aspersores. El agua se congelará sobre las plantas y liberará calor (80 cal/gr), el cual se transmitirá a los órganos de las plantas, evitando que lleguen a la temperatura crítica.
También son efectivas las coberturas, que consiste en cubrir, con diferentes elementos a las plantas y frutas, para que actúen de protección. Estas pueden ser mallas antiheladas, material vegetal, bolsas, etc.
Por último, se puede nombrar a la calefacción, donde se emplean calefactores o quemadores que aportan calor para evitar las pérdidas de energía y de este modo la temperatura no disminuirá a niveles que provoquen daños en los cultivos.
Es conveniente el uso de un mayor número de estufas pequeñas que pocas estufas de gran porte, para mejorar la eficiencia del sistema. Si se generan llamas muy grandes, el aire caliente asciende demasiado y se pierde (el cultivo no lo aprovecha).
La mayor cantidad de estufas debe ir en los bordes y en los primeros líneos, ya que son las zonas más expuestas, y estas son las primeras que se encenderán. Dentro de la plantación se distribuirán de manera uniforme.
Se requieren aproximadamente 100-130 estufas/ha. Un calefactor que genere humo es ineficiente, el humo no protege de las heladas y dificulta el paso de calor a las plantas, además causa contaminación.
Por último, está prohibida la quema de neumáticos.