“We now have the worst of both worlds-not just inflation on the one side or stagnation on the other. We have a sort of ‘stagflation’ situation”… “Ahora tenemos lo peor de ambos mundos: no inflación, por un lado, o estancamiento por otro. Tenemos algo así como una estanflación”. Era 1965 cuando, en la Cámara de los Comunes, el entonces ministro de Finanzas británico, Ian McLeod, le ponía nombre a la fusión de los vocablos estancamiento e inflación.
La estanflación implica uno de los peores estados de la economía y es el que justamente hoy se cierne sobre los argentinos.
Con una inflación instalada en los dos dígitos y una recesión evidente, solo restaba que el consumo emitiera signos críticos para que el anuncio de Javier Milei de meses atrás se hiciera realidad. La estanflación llegó y todo indica que será el estado que exhibirá la economía por un largo tiempo.
El poder adquisitivo, que ya perdió entre un 50% y un 80% de acuerdo con el sector medio que se trate y cuál sea su canasta de consumo, podría dar otro paso hacia el abismo a fines de marzo, cuando se produciría un nuevo registro devaluatorio, dado que los efectos del que aplicó semanas atrás el ministro Luis Caputo se esfumaron al día de hoy.
La retracción de ventas tanto en pequeños como grandes comercios se consolida a medida que avanza febrero, impulsada por el fuerte sacudón que la disparada de precios provocó en los ingresos de sectores medios, los que suelen mover el consumo masivo.
Los salarios, que vienen de seis años consecutivos en caída, sufren hoy por la escalada de precios y las devaluaciones de Sergio Massa primero y Caputo después. Una más en un futuro breve sería catastrófico para los trabajadores.
El balance hasta hoy deja un resultado claro: fuerte deterioro del nivel de vida de los argentinos, que se va a manifestar en un crecimiento brutal de la pobreza.
Con la inercia que dejó el Gobierno anterior y las medidas adoptadas por el actual, solamente en el primer trimestre el flagelo habrá superado ampliamente al 50% de la población. La estanflación llegó para quedarse.