Cuando las respuestas de la Justicia se ausentan y los femicidios no tienen freno, el reclamo en la calle se evidencia, se valida. A un mes del asesinato de Graciela Beatriz Soto en San Ignacio, familiares, vecinos y movimientos sociales marcharán el próximo viernes a las 19 para dejar claro el pedido al juez Roberto Sena, que tiene en sus manos el expediente.
La movilización fue convocada para las 19 desde la plaza San Martín en el centro de San Ignacio y sus organizadores solicitaron llevar una vela y una pancarta.
Hasta el momento el juez de Instrucción mencionado no halló sospechoso autor o partícipe alguno del femicidio. Lo que no remite dudas es que el ataque se intentó ocultar como un suicidio. Vale recordar que durante la mañana del viernes 12 de enero a pocos metros del Escuadrón 11 “San Ignacio” de Gendarmería Nacional y donde presta servicio el esposo de la víctima fatal, se halló el cadáver con un cable en el cuello, y lesiones de arrastre y golpes en el resto del cuerpo.
La pareja de Graciela Soto es un sargento primero de 55 años quien alertó el hecho como un suicidio tras el hallazgo del cadáver. Las evidencias indicaron que la mujer fue estrangulada con un cable en el patio de su casa (calle Pellegrini entre Güemes y Bolívar) a las 6.25 del día mencionado.
El suboficial inició los trámites para adelantar su retiro de GN, lo que incluiría en los próximos días la ampliación de su licencia y su mudanza a Córdoba. Un hijo de este matrimonio es también gendarme y afincado en la localidad de Sinsacate, a 90 kilómetros de la capital cordobesa.
El esposo de Soto, hasta el momento, solo prestó declaración ante investigadores policiales como testigo y no fue citado al Juzgado de Instrucción de Jardín América, jurisdicción que comprende a San Ignacio.
De acuerdo a los datos recolectados, el sargento salió de su guardia pocos minutos después de las 6 del 12 de enero y fue quien asegura halló a su pareja sin vida y señaló que se trató de un suicidio.
Las primeras pericias, sin embargo, no tardaron en rectificar su postura ya que la víctima fatal presuntamente ahorcada y colgando en el living de la vivienda a corta distancia del Escuadrón 11 (avenidas San Martín y Sargento Cabral), tenía marcas de un estrangulamiento completo, es decir, un cable le habría rodeado el cuello por detrás y por una persona con la fuerza suficiente.
La autopsia señaló golpes y lesiones de arrastre, lo que coincidiría con las evidencias halladas en el patio del inmueble, donde Soto habría sido sorprendida por su victimario mientras colgaba ropa para secar.
Los médicos y bioquímicos forenses que intervinieron en la escena del crimen minutos después del llamado a la Unidad Regional XIII adelantaron que la muerte fue por asfixia por ahorcamiento pero que no correspondía a un suicidio sino a un deceso violento provocado por otra persona.
Los informes de los peritos del Cuerpo Médico Forense del Superior Tribunal de Justicia (STJ) determinaron que se allane nuevamente el domicilio de la víctima al día siguiente tras confirmar la autopsia la causa del deceso.
El paso posterior fue llamar a los investigadores de la Dirección Homicidios de la Policía provincial para obtener una pista sobre quién cometió el femicidio.
El juez Sena solicitó además la presencia de un equipo de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas (SAIC) dependiente del STJ, que realice la pesquisa virtual de comunicaciones de la víctima con los soportes informáticos secuestrados.
No se hallaron lesiones de abuso sexual y en la vivienda tampoco quedaron señales de un robo o episodio violento vinculado a un suicidio.
De los relevamientos y labores de investigación que ya habrían pasado por las manos del juez Sena, no aparecen tampoco personas relacionadas por fuera del nexo matrimonial.
Contradicciones
Fuentes judiciales consultadas por PRIMERA EDICIÓN, sostienen que el gendarme debería aclarar respecto a su declaración informal, por qué señaló un horario de muerte de cuatro horas previas. Este dato no coincide con los registros periciales de la Policía, donde se sostiene que el cuerpo aún estaba tibio cuando llegaron al lugar los encargados del procedimiento de criminalística.
Respecto a la víctima, entre allegados y vecinos, fue descripta como una mujer fuerte, ama de casa que se recuperó de una grave enfermedad y siempre dispuesta a colaborar en San Ignacio, sin contrapuntos o enemigos.