Un 50% en la luz de EMSA y las cooperativas; un 130% en el gas en garrafas y un poco más si se comercializa en pequeños comercios de barrio; un 27% en los combustibles son apenas algunos de los incrementos de precios en las tarifas de servicios que se dieron a conocer en las últimas horas, que no dejan “respirar” a los ahogados bolsillos de los misioneros como de los argentinos en general.
Herencia de la saliente gestión de Alberto Fernández o producto de la liberación de los mercados de Javier Milei, con la quita de subsidios a partir de este mes en relación con lo que se venían pagando hasta diciembre de 2023, el impacto sobre los magros ingresos es igual de duro para afrontar el verano.
Qué decir de quienes no cuentan con un ingreso fijo, que dependen de ingresos temporarios porque sus actividades están atadas a cosechas; o de aquellos que en los últimos meses se quedaron sin trabajo. En estos ejemplos sin dudas que el golpe es mayor y la posibilidad de poner el pan en la mesa a diario se vuelve una misión casi imposible.
Entre reformas por DNU y una realidad igual de dura para cualquier empleado que sostiene su comercio o empresa en base al consumo, las renegociaciones salariales se volverán una crítica decisión.
¿Hasta cuándo se podrán seguir soportando estas subas de precios? La realidad marca que la “actualización” que impulsa el Gobierno nacional para superar su déficit, solo está empujando a un sector a realizar un esfuerzo extraordinario y no es precisamente “la casta política” a la que prometieron hacerle pagar el costo del desmanejo anterior.