La mamá del niño de cinco años quesufrió acoso escolar en el Instituto Gutenberg, Ivana Pérez, pidió al Servicio Provincial de Educación Privada de Misiones (SPEPM) que autorice para que el niño deje de asistir a la institución en lo que resta del ciclo lectivo 2023.
En la nota, dirigida al presidente del SPEPM, Luis Bogado, la mujer explicó que “si bien gracias a ustedes se le dio continuidad a la matriculación de mi hijo (la institución le había negado la inscripción para 2024), debo decir que el solo dictaminar en favor del niño no fue suficiente porque los malos tratos continuaron, ya no entre pares, sino institucionalmente, viéndose comprometida la integridad psíquica de un niño de Nivel Inicial, en una institución se se encuentra bajo vuestra órbita”.
En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, Ivana contó que ya inscribió a su hijo en otra escuela para el próximo año pero “para mí, no es correcto el trato que recibe y las mentiras que dicen las autoridades y ya no quiero que siga en esa institución… no me siento tranquila que hoy él esté en la escuela, por eso pedí al SPEPM que nos permita que deje de asistir los días que nos queda del año”.
Fue difícil para Ivana tomar la decisión de cambiar de escuela a su hijo porque no quería que perdiera a su grupo de amigos o que lo sintiera como un castigo cuando él no había hecho nada malo. “Lo que me hizo cambiar de opinión fue lo que me dijo su psicóloga que me preguntó si yo quería que Lorenzo se acostumbrara a quedarse en un lugar donde es maltratado, aunque ame ese lugar. Por supuesto que no quiero eso, quiero que cuando crezca, sepa que si en algún lugar es maltratado tiene que hacerse respetar e irse de ese lugar, no hay que estar donde no te respetan. Lamento mucho que lo haya aprendido desde tan chico“, lamentó.
“Mi hijo se autolesiona y quiso asfixiarse”
En agosto de este año, Ivana había contado a PRIMERA EDICIÓN que en abril su hijo comenzó a autolesionarse “así demuestra su enojo, empezó a pegarse cachetadas, a golpearse. Justo habíamos cortado con la psicóloga (a la que asistió durante todos estos años) porque nos cambiamos de casa y hasta ese momento lo veíamos bien y preferíamos que ese tiempo comparta con otros niños, que fuera a jugar a fútbol y disfrutara porque en el barrio que nos mudamos es muy tranquilo y los chicos juegan en la calle como antes”.
Fue entonces cuando el pequeño le dijo a su mamá que quería llamarse “Rudo” y que quería ser un niño malo para poder defenderse. “Esto me alertó, incluso intenté hablar con el papá del nene que lo hostiga pero negó la situación y me dijo que el colegio nunca le había informado de nada”, recordó.
A fines de abril, según relató la mamá, “un día el nene le dijo que se fuera porque nadie lo quería. Y lo echó. Ese día mi hijo salió de la escuela muy angustiado, me contó que trató de mantenerse lejos pero igual lo había maltratado. Traté de darle espacio y de entretenerlo para que me cuente tranquilo y en sus tiempos. Lo llevé a mi oficina y se quedó en un espacio lúdico de mi trabajo hasta que terminara mi horario laboral, a los pocos minutos me llamaron porque trató de asfixiarse con su ropa… decía que era un niño tonto, feo y ya no quería tener más oxígeno en el cuerpo”, contó entre lágrimas.