La última devaluación, decidida al día siguiente de las PASO, fue un verdadero fracaso. Sergio Massa culpa de la medida al Fondo Monetario Internacional (FMI), pero a esta altura hasta él mismo debe autorreprochar esa decisión intempestiva.
Las pruebas están a la vista: ese salto cambiario provocó un fogonazo inflacionario indisimulable, del cual resulta imposible poner reparos. A diferencia de lo que fueron otros ajustes cambiarios, acá el traspaso a los precios fue inmediato, prácticamente automático, con lo cual el efecto buscado se terminó diluyendo a las pocas horas.
El problema que hoy tiene la economía es estructural -de fondo- y ninguna medida por sí sola podría mejorarla. Mucho menos una devaluación. Al contrario, la historia de los saltos cambiarios de los últimos años debería dejar enseñanzas, como que el movimiento del dólar “oficial” tiene un impacto pleno sobre el precio de los bienes de la canasta básica.
No fue el único fracaso, aunque sí el más relevante en términos políticos, sociales y también de política económica.
De cara a lo que viene, lo que está sucediendo ahora debería encender las alertas de los límites que impone la crisis. Al menos esta crisis, de la que no puede salir la Argentina desde hace más de una década.
Para considerar, la devaluación del 14 de agosto dejó varios fracasos a la vista, de los cuales conviene puntualizar en los tres siguientes.
La brecha del dólar
La diferencia entre el precio del dólar oficial y el contado con liqui y el “blue” se mantuvo por encima del 100%, tal cual sucedía antes del movimiento cambiario.
De esta forma quedó fuera de la cancha uno de los objetivos perseguidos por el Gobierno: que la suba del “oficial” a $350 achicara la brecha con los otros dólares.
Si bien, en un primer momento, las cotizaciones de los dólares alternativos superaron los $800 y luego bajaron al rango de $730-$740, igualmente dejó la brecha en valores inadmisibles.
El Gobierno necesitaba achicar la brecha para sostener la posibilidad de una liquidación de soja fluida, que garantizara la estabilidad cambiaria de corto plazo.
En cambio, fue necesario el lanzamiento del “dólar soja 4”, que volvió a darle una ventaja a cerealeras y productores, a pesar de la devaluación. La liquidación de divisas, en este contexto, no permite capitalizar las reservas del Banco Central.
En lo que va de este mes, las compras del BCRA en el mercado ya sumaron US$ 450 millones pero igual las reservas muestran una caída de más de US$ 300 millones.
Esta realidad suma dudas sobre lo que viene: un BCRA sin dólares, ya que el Gobierno utiliza buena parte de las liquidaciones para impedir que la brecha cambiaria salte por los aires. ¿Cuánto puede durar este mecanismo insolvente?
Cepo al dólar para las importaciones
Se trata de otro de los fracasos tras la devaluación. Por la gran incertidumbre y la pérdida de reservas, el Gobierno se vio en la obligación de mantener el ajuste sobre las importaciones. Las compras en el exterior mostraron un retroceso del 19,1% en julio (últimos datos oficiales), y la tendencia negativa seguramente se profundizó tanto en agosto como en lo que va de este mes. Esa merma significa un golpe rotundo para la actividad económica.
Desde algunos de los bancos líderes en el comercio internacional comentaron a iProfesional que, efectivamente, la aprobación de SIRAs (sistema de importaciones) se derrumbó en las últimas semanas.
En ese marco, la presión inflacionaria sobre los insumos y productos importados empeora. Y ya sobre un tipo de cambio de por sí más elevado del que existía antes de la devaluación.
Las consecuencias de estos efectos motoriza la aceleración inflacionaria, la baja de la actividad, el recorte real de los ingresos por la alta inflación y eso impacta durísimo en la campaña del oficialismo.
Inflación: fuerte disparada de precios
La devaluación fue un golpe durísimo sobre los precios, en especial de los alimentos. El efecto fue más contundente que el esperado por Sergio Massa.
En las dos semanas que siguieron a la devaluación pos-PASO, la inflación fue del 4,8% y 3,8%, consecutivamente, de acuerdo a las mediciones del Ministerio de Economía.
La explicación es lógica: sin ningún tipo de anclas, la suba de los precios replica la suba del dólar.Esta tensión se va a reflejar pronto en las góndolas. Incluso mucho más que ahora, en la que ya se detectan exhibidores con muy pocas marcas para comprar; aun cuando se trata de productos de primera necesidad, como fideos o arroz.
Algunas de las principales fábricas del país optaron por producir lo mínimo y necesario para el abastecimiento. Pero de unas pocas marcas. Aquellos artículos que les dejan margen de ganancias. Nadie trabaja a pérdida.
Las próximas cuatro semanas lucen eternas bajo el actual contexto. El mercado -ya sea financiero o de la economía real- ya empezó a imaginarse cómo será la reacción del Gobierno tras las elecciones generales del 22-O.
“La gente paga un 29% más por los productos que consume”
El ministro de Economía y candidato presidencial, Sergio Massa, reiteró en la semana la necesidad de avanzar con una “reforma tributaria progresiva”, además de una simplificación fiscal, e insistió en que Argentina alcanzará superávit en 2024.
En diálogo con C5N, el titular de Hacienda consideró que “Argentina necesita rediscutir su sistema tributario completo” que requiere “mayor progresividad, mayor simplificación” y un “reordenamiento entre lo que cobramos Nación, Provincia y Municipios, respecto de que a veces hay doble o triple imposición en un mismo producto”.
Al respecto, dijo que una de sus propuestas de campaña es “ir hacia un nuevo pacto federal, en donde le contemos a la gente de qué se hace cargo cada Gobierno nacional, provincial y municipal”.
Una reforma de este calibre debe darse “en un marco de diálogo y unidad”, agregó Massa.
“Cuando vos mirás la composición de un precio en un supermercado, tenés el 21% de IVA, tenés el 5% de Ingresos Brutos y otro 3% de Tasa de Seguridad e Higiene. Eso significa que la gente paga un 29% más el producto que va a consumir. Tenemos que animarnos a dar estas discusiones para que nuestra gente recupere ingreso y viva mejor”, advirtió Massa.