Terminado un viernes tenso y problemático para miles de personas, queda la duda latente de si el duro discurso que dio el ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, para referirse al Grupo Z por el paro de colectivos de ayer, fue un acting o la intención del Estado de hacer algo para ponerle límites.
Hay quienes creen que, en medio de la campaña electoral, el precandidato a presidente de la Nación se puso “la popular” y apuntó a los empresarios que incumplieron la paritaria con la UTA para evitar tener que admitir que no piensa poner un centavo más en subsidios. Pero que, a la larga y cuando las aguas se tranquilicen, seguirá favoreciendo como hasta ahora a los que llamó “parásitos del Estado”, sin ninguna sanción por el enorme perjuicio provocado a los usuarios.
Otros, en cambio, quedaron sorprendidos en Misiones por el tono de Massa contra un grupo empresario que está acostumbrado a imponer las reglas, sin que nadie lo interpele y -menos aún- los haga volver sobre sus polémicos y cuestionados pasos.
Mientras ese debate se intensificó en las últimas horas, para los usuarios misioneros nada cambió. Nadie les devolverá el perjuicio de haber tenido que pagar mucho más para llegar en taxi al trabajo; que los estudiantes no hayan podido tener un día de clases; que se deban reprogramar turnos médicos que costaron meses conseguir… nuevamente el ganador en la balanza siguió siendo el mismo.
Es que el Estado en todos sus estamentos siempre amaga con ser duro con los incumplidores de una concesión -que está lejos de ser un servicio digno- pero después termina inclinándose por dejarlos seguir haciendo lo que quieren. En esto, la experiencia de varias décadas de Grupo Z pueden avalar la conclusión.
El periodismo porteño recién ayer se dio cuenta quién tomó las riendas del transporte público de pasajeros en la CABA y parte del conurbano. Ese grupo que los misioneros padecen hace años. Massa recién parece haberse enterado de la presencia “Z”. Pero nada de lo que consiguieron los cuestionados fue magia. Siempre estuvo el Estado (con todos los colores políticos) beneficiándolo.