Según el último informe del Ministerio de Economía, la deuda bruta del Tesoro nacional llegó a US$ 398.832 millones el 31 de mayo pasado, habiendo aumentado a US$ 85.533 millones en los primeros 42 meses de gestión del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.
Así, la deuda representa el 63% del PBI, sin contar que con el agregado de Leliq, Pases y otras deudas del Banco Central supera los US$ 442.000 millones, casi diez veces la deuda con el FMI.
El aumento hasta el mes pasado fue del 27% en relación a los US$ 313.299 millones de deuda bruta total al 30 de noviembre de 2019, diez días antes de la asunción del actual Gobierno.
Cerca de dos tercios de esas obligaciones son en moneda extranjera y las deudas en pesos están, a su vez, crecientemente ajustadas al dólar o a la inflación, en algunos casos dando incluso a los acreedores la posibilidad de elegir al vencimiento la opción que les resulte más conveniente.
Aunque los números sean más bajos, más sorprendente aún es la evolución de la “deuda estatal neta”, cálculo que incluye no solo los pasivos del Tesoro, sino también los pasivos y la variación de las reservas internacionales.
Según una actualización al 31 de mayo efectuada en base a información oficial por Pablo Repetto, jefe de research de Aurum Valores, “la deuda estatal neta con acreedores privados y Organismos Internacionales, la que es verdaderamente relevante, sigue creciendo muy fuertemente en el gobierno de Alberto Fernández”.
El informe, al que accedió Infobae, afirma que el incremento de la deuda estatal neta en los primeros 42 meses de la actual gestión fue de casi US$ 80.000 millones, más precisamente US$ 79.564 millones.
“Esta cifra equivale a un ritmo mensual de endeudamiento de casi US$ 1.900 millones, cifra que supera por más del doble a la del endeudamiento mensual de la gestión de Mauricio Macri (poco menos de US$ 950 millones) y bastante mayor que el ritmo del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner (poco menos de US$ 1.500 millones)”, escribió Repetto.
Se trata de un ritmo de endeudamiento espeluznante: los casi US$ 1.900 millones de aumento mensual de la deuda neta durante el gobierno de los Fernández implican un crecimiento diario de poco más de US$ 63 millones, a cerca de US$ 2,6 millones por hora durante las 24 horas del día.
En el caso de la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, la deuda neta aumentó US$ 69.525 millones, a un ritmo de US$ 1.448 millones por mes (US$ 48 millones por día, US$ 2 millones por hora) y durante la gestión macrista US$ 935 millones por mes (US$ 31,2 millones por día, unos US$ 1,3 millones por hora).
De resultas, a lo largo de las 3 últimas gestiones presidenciales -y teniendo en cuenta que faltan 6 meses de datos de la actual- la deuda estatal neta pasó de US$ 81.672 millones a US$ 275.654 millones, un aumento de US$ 193.982 millones y del 238 por ciento.
¿Sorprendente?
Las cifras pueden resultar sorprendentes, en especial a quienes creen en el “desendeudamiento” supuestamente ocurrido durante las 3 primeras gestiones kirchneristas, en que se combinaron la quita a los acreedores privados, en la primera reestructuración de deuda, durante la gestión de Néstor Kirchner, con el cambio de acreedores en operaciones posteriores, en que el Tesoro se apoderó de reservas del Banco Central a cambio de “Letras Intransferibles” que hoy suman cerca de US$ 77.000 millones en los activos de la entidad, pero son en verdad pagarés de dudoso cumplimiento.
El virtual vaciamiento del Central explica la fuerte diferencia entre los conceptos de deuda bruta y deuda neta.
“Una de las principales fuentes de aumento de la deuda estatal neta es la pérdida permanente de Reservas Netas que es uno de los activos de los que dispone el Estado Nacional y es una de las características que asemejan al gobierno de Alberto Fernández con el de Cristina Fernández de Kirchner; en ambos la sangría de las reservas adquirió proporciones dramáticas, producto de los cepos con los que buscaron evitar justamente eso, perder divisas”, explicó Repetto.
Como puede observarse en el cuadro precedente, del informe de Aurum, la cuenta de la “deuda estatal neta” es más compleja que la simple evolución de la deuda bruta: da cuenta de las variaciones en la relación con los organismos, los acreedores privados, las diferentes monedas y, fundamentalmente, la evolución del balance del BCRA central, y en particular de sus reservas.
Allí puede observarse, por caso, que en la gestión macrista aumenta fuertemente la deuda en divisas (con acreedores privados y con el FMI), también lo hacen las reservas y se ralentiza algo el aumento de los pasivos del BCRA.
En las gestiones kirchneristas desaparece el recurso a los acreedores privados, el acceso al crédito multilateral es muy reducido en comparación a los años de Macri, se encogen las reservas y explotan las deudas del Tesoro y el Banco Central en pesos (en gran medida ajustadas por dólar o inflación).
Se trata de una métrica y cálculos que hasta hace menos de un año suscribía y difundía el hoy secretario de Programación Económica y virtual viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, en cuya consultora, GRA (por Gabriel Rubinstein & Asociados) Repetto era economista asociado.
Otro aspecto de la gestión del actual Gobierno es que se endeudó a ritmo creciente. En términos brutos (esto es, sin contar los pasivos del BCRA), aumentó la deuda en US$ 19.955 millones en sus primeros 12 meses de gestión, los más marcados por el Covid-19, en US$ 21.168 millones en la etapa siguiente y en US$ 32.238 millones en la tercera, con la pandemia ya superada.
Y en los 6 meses posteriores, hasta mayo, en otros US$ 12.172 millones. La deuda bruta aumentó así US$ 85.533 millones, mayormente en forma de letras al BCRA y bonos a agencias públicas y acreedores privados (en suma, pagarés).
Tsunami financiero
Este tsunami financiero a causa del déficit fiscal afectó a su vez la gestión monetaria del Central, se reflejó en la disminución de sus reservas, que cayeron en términos brutos en unos US$ 11.000 millones y en términos netos se volvieron negativas, y resultó en un explosivo crecimiento de la deuda de la entidad.
Se trata de lo que los economistas llaman “pasivos remunerados”, en la forma de Leliq y otros instrumentos de “absorción”, para evitar que la emisión descontrolada por la persistencia del déficit afecte aún más la inflación, que en los primeros 42 meses de la gestión actual aumentó 491 por ciento.
Esa deuda del Central, que en vísperas de la asunción de Néstor Kirchner era de $5.709 millones, creció a $322.182 millones (5.543%) en los doce años y medio de las tres primeras gestiones kirchneristas, pegó otro salto de 239%, a $1.092.660 millones, durante la gestión de Macri, y explotó en la actual, llegando el miércoles pasado a $15.434.739 millones.
En otras palabras, pasó de 1,1 a 15,4 billones de pesos, un aumento de 1.312%, con más de cinco meses de datos por delante. Entre puntas, desde el día de la asunción de Kirchner al 21 de junio pasado, el monto aumentó un descomunal 270.258%.